Poetas contra raperos
El Poetry Slam Madrid enfrenta en torneo por primera vez a poetas y raperos El jurado lo componen cinco espectadores escogidos al azar
Se palpa una metaf¨®rica tensi¨®n en el ambiente. Sala Tri¨¢ngulo, Lavapi¨¦s, en una esquina de un cuadril¨¢tero hipot¨¦tico, vistiendo calz¨®n po¨¦tico, est¨¢n los orgullosos poetas. En la otra esquina, con calz¨®n de hip hopero, tenemos a los raperos. Se?ores y se?oras, bienvenidos, esto es Poetry Slam Madrid y el p¨²blico parece tener claro que esta noche se van a repartir hondonadas de versos.
?Qui¨¦n ganar¨¢? "Bueno, los poetas tenemos m¨¢s tablas en esto del Slam que los raperos, pero al final da la mismo, porque el jurado puede ser cualquier persona del p¨²blico y todo es muy subjetivo", nos explica el poeta Pablo Cortina, miembro de la organizaci¨®n y participante, que nos hace de gu¨ªa en el evento. Porque, en efecto, aunque el Poetry Slam se celebra el primer mi¨¦rcoles de cada mes en la sala El Intruso (Augusto Figueroa, 3), esta es la primera ocasi¨®n en la que los raperos acuden al combate (como es una edici¨®n especial la cosa se ha trasladado puntualmente a la sala Tri¨¢ngulo). Y porque, en efecto, aqu¨ª son cinco espectadores, elegidos al azar, los que punt¨²an las actuaciones.
El p¨²blico (en el que no abundan tanto los poetas como en otros recitales, aqu¨ª hay muchos civiles) ya est¨¢ caldeado y expectante cuando sube al escenario el maestro de ceremonias, el gibraltare?o Yanito, con sombrero y americana, que explica con gracejo las instrucciones: aqu¨ª los poemas tienen que ser propios, nada de plagios, cada poeta tiene solo tres minutos y no se puede utilizar ning¨²n accesorio, disfraz o similar; el ¨²nico arma que se permite es la propia voz y, en caso de tener mala memoria, un papel con el poema. Tampoco m¨²sica: hoy los raperos tendr¨¢n que arreglarse a pelo, sin sus dj¡¯s. El presentador lanza al p¨²blico cinco peque?as pelotas estampadas con el mapamundi y aqu¨ª y all¨¢ las recogen manos inocentes: ya tenemos a nuestro respetable jurado, con su rotulador, su pizarra y sus sentidos bien atentos, ya sean expertos en la materia o sea la primera vez que van a escuchar un verso.
El presentador se marca ahora un rap sat¨ªrico sobre el estereotipo de rapero superficial y egoc¨¦ntrico, y despu¨¦s de dar esta de cal da una de arena en forma de poema sobre el estereotipo del poeta inseguro, hipersensible, que se apunta a cualquier causa perdida. "Esto que hab¨¦is escuchado son los t¨®picos, ahora vamos a intentar destruirlos", concluye.
Y a ello sale al escenario el primer poeta, Diego Mattarucco, seleccionado para la final nacional que tendr¨¢ lugar el 22 de junio en el Centro Centro de Cibeles, que se marca con fuerza un poema muy dramatizado sobre esta "Espa?a que se despe?a" con esos pol¨ªticos al frente que "m¨¢s que dirigir gente, digieren gente". La cosa parece que ha gustado y se lleva sus buenos 23 puntos, aunque se dice que la puntuaci¨®n del primero en salir ("el sacrificado") siempre es peor de lo que merece. Lonsinaka es el nombre de guerra del primer rapero que, con un texto que incluso incluye referencias a la cultura cl¨¢sica, levanta 21 puntos. La cosa transcurre as¨ª, poeta tras rapero, y podemos ver en el escenario las dotes actorales de Susana Ruiz (que abandona el escenario y se pasea por toda la sala), la emoci¨®n de Silvia Nieva, o las v¨ªsceras de Matsu, que rapea fuera de s¨ª.
La tensi¨®n llega cuando uno de los raperos se olvida de la letra durante un buen rato y el fallo le hace obtener baja puntuaci¨®n, una pena. Pero el p¨²blico le arropa y le pide que repita, aunque sea fuera de concurso; una muestra del buen rollo que, combates aparte, se respira. El m¨¢s votado resulta ser el poeta Pablo Cortina (que tambi¨¦n participar¨¢ en la final nacional), con un texto extremadamente ingenioso sobre el metro y los gobernantes de Madrid: rasca 28 puntos. El rapero finalista es Psico, con 25 puntos, y un texto duro que levanta alguna ampolla en el gallinero. El duelo entre los poetas y los raperos se resuelve finalmente a favor de los primeros, que parecen jugar en casa y conocer el terreno, por 125 a 108 puntos. Pero no se vayan todav¨ªa, porque, tras un breve descanso, nos espera la gran final con los dos campeones de cada equipo.
"Al final la victoria es lo de menos, es una cosa secundaria", nos cuenta Pablo Cortina en el descanso, "lo importante aqu¨ª es hacer la poes¨ªa atractiva y que la gente se acerque a ella. En principio los recitales po¨¦ticos generan cierto rechazo, pero aqu¨ª la gente que viene suele repetir. Adem¨¢s, los poetas, como tienen que ganarse al p¨²blico, suelen preocuparse m¨¢s en conectar con ¨¦l". El Poetry Slam es un formato que se cre¨® en Chicago hace tres d¨¦cadas, y se ha extendido por Estados Unidos, Europa y el resto del orbe terrestre, en algunas grandes ciudades incluso tiene varias sedes. Ahora se est¨¢ popularizando en Espa?a, en el que existen unas doce ciudades que lo albergan, como Barcelona, Ja¨¦n o Granada, y que env¨ªan a sus paladines a blandir sus versos m¨¢s afilados en la final nacional. "Respecto al tema de los poetas y los raperos", contin¨²a Cortina, "el mundo del hip hop es muy cercano a la poes¨ªa y hay bastantes raperos que frecuentan los slams. En realidad, slammers o raperos, somos todos la misma cosa: gente que quiere expresarse y para ello utiliza la palabra".
Pero atenci¨®n, llega el momento del combate definitivo: el ganador se llevar¨¢ una camiseta y un cd de los mejores slams europeos (como ven, esto es solo un juego). Los dos contrincantes afrontan su actuaci¨®n con decisi¨®n y aplomo, pero, ?oh sorpresa!, resulta que el poeta Cortina se ha pasado de los tres minutos y queda descalificado. Se puede o¨ªr la decepci¨®n del p¨²blico¡ cuando el rapero Psico, en otra muestra de buen rollo, se niega a aceptar la victoria en esas condiciones y convence a Yanito, el presentador, para que el p¨²blico elija aplaudiendo al ganador. La ovaci¨®n y la algarab¨ªa resultan ser tan similares, tan indiferenciables para ambos rapsodas, que el maestro de ceremonias (que hace de aplaus¨®metro humano) decide levantar victoriosas las manos de los dos. Ni poeta, ni rapero, han ganado ambos o, como muy bien dice Yanito, esta noche ha habido una sola ganadora: la palabra.
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