Subidos a la ola de la crisis

Hay tiempos para fiestas y tiempos para tristezas y reflexiones. Y muy a menudo los tiempos, y los sentimientos, se mezclan, se amontonan: en la vida no hay cambios de g¨¦neros sino que triunfa el chorro constante de emociones. El asunto viene porque anoche arranc¨® la 16? edici¨®n del Festival de M¨¢laga Cine Espa?ol, con una gala presentada por las actrices Ver¨®nica S¨¢nchez y Aura Garrido, en un certamen que adem¨¢s estrena director, Juan Antonio Vigar, y en la que se proyectaba Ayer no termina nunca, un drama de Isabel Coixet protagonizado por Candela Pe?a y Javier C¨¢mara. Y como la cosa iba de dramas y de amores (como bien hab¨ªa explicado en rueda de prensa la cineasta: ¡°En el fondo, todas mis pel¨ªculas son historias de amor, aunque no lo parezcan. Es cierto que en Ayer no termina nunca no aparece una lavander¨ªa [risas ante la menci¨®n de uno de sus lugares fetiches cinematogr¨¢ficos], pero yo no la veo tan diferente al resto de las m¨ªas. Incluso el t¨ªtulo lo he reciclado de un mon¨®logo que cort¨¦ de un anterior largometraje. De verdad que tengo mucho sentido del humor, pero me siento a escribir y me sale La dama de las camelias), lleg¨® el momento de reflexionar sobre la base de la pel¨ªcula, la galopante e inmisericorde crisis econ¨®mica actual, y sobre la noticia de la semana, el cierre de la productora, distribuidora y exhibidora Alta Films, acompa?ada de los malos augurios que nacen de las reuniones de integrantes de la industria cinematogr¨¢fica con miembros de la Secretario de Estado de Cultura para conformar la nueva Ley del Cine.

Por partes. Ayer no termina nunca, presentada en la pasada Berlinale, donde no fue bien recibida, se desarrolla en 2017, en una Espa?a devastada por la crisis, a la que el Banco Central Europeo ha rechazado su petici¨®n de un tercer rescate. En un cementerio fantasmag¨®rico de bloques de hormig¨®n una pareja separada cinco a?os atr¨¢s se reencuentra para realizar un tr¨¢mite burocr¨¢tico. Son J (Javier C¨¢mara) y C (Candela Pe?a). Y lo que sigue es el desnudo emocional de ese exmatrimonio, que poco a poco se atiza verbalmente con sus mejores puyas, bajezas, miserias y, por qu¨¦ no, verdades. ¡°A los tres nos ha llegado en un momento especial la pel¨ªcula; soy otra actriz despu¨¦s de interpretar este personaje¡±, confesaba ayer Pe?a, que se lanz¨® en cuanto le preguntaban si su actuaci¨®n podr¨ªa traerle su cuarto Goya: ¡°Que no me den premios, que me den trabajos. Me cundir¨ªa m¨¢s si me otorgaran el Max Factor al rostro m¨¢s bonito del cine espa?ol, si pesara cinco kilos menos, si midiera 15 cent¨ªmetros m¨¢s¡­ Har¨ªa campa?as de publicidad, tendr¨ªa menos talento pero m¨¢s trabajo. Y sin embargo aqu¨ª estoy, [hablando]con la boca peque?a porque si no, me dan para el pelo. El ser humano es mezquino, carro?ero y no respeta a los otros por pensar de forma diferente. Eso me deja perpleja¡±.

A su lado Coixet y el productor y distribuidor Adolfo Blanco tambi¨¦n reflexionaron sobre el futuro. La primera dijo: ¡°Pelear¨¦ por mi profesi¨®n sea donde sea. Yo no soy pol¨ªtica, ni me interesan los cargos. Solo interesa rodar. Cuando me despierto y paseo por mi barrio, o cuando viajo en avi¨®n pienso en todas las ventanas que veo o en todas las lucecitas del suelo que son historias que quedan por filmar¡±. En Ayer no termina nunca hay un fondo pol¨ªtico, social: ¡°Como cineasta hago escapismo de la realidad, aunque como ya soy una chica mayor, manifiesto en el filme mi perplejidad ante lo que vivimos. Pero no quer¨ªa mensajes pol¨ªticos, ni creo que los haya¡±. Pe?a apunt¨® mismas maneras en la defensa de la interpretaci¨®n: ¡°Respeto mucho mi profesi¨®n, tanto que la har¨¦ hasta subida a una caja si hace falta¡±.

As¨ª se lleg¨® a Alta Films, a la futura Ley del Cine¡­ Adolfo Blanco, productor y distribuidor de una pel¨ªcula que se estrena en salas el viernes que viene, coment¨®: ¡°Estamos profundamente preocupados, pero debemos de seguir siendo optimistas. El IVA, la pirater¨ªa¡­ Todo nos hace da?o, sin embargo ya antes ve¨ªamos un descenso de p¨²blico. Hay una generaci¨®n que se ha perdido para el cine. Puede que fallemos en la educaci¨®n, porque nada hace tanta afici¨®n al cine como ver buenas pel¨ªculas. Si en la televisi¨®n no se emiten, si estamos todo el rato del f¨²tbol a las noticias del coraz¨®n y vuelta al f¨²tbol, no creamos el h¨¢bito. La soluci¨®n est¨¢ ah¨ª: tenemos que pensar en inyectar el gusanillo del cine¡±.