Monogr¨¢fico Chaikovski de la Sinf¨®nica con inmenso ¨¦xito de Prjevalskaya

La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia interpret¨® ayer en A Coru?a un monogr¨¢fico de Chaikovski bajo la direcci¨®n de Ion Marin, quien sustitu¨ªa a Nikolaj Sznaider, que cancel¨® por enfermedad. En este concierto obtuvo un ¨¦xito arrollador Marianna Pjevalskaya, con una gran versi¨®n del Concierto n? 3 para piano, op. 75, una obra algo inconexa por su origen pero que ofrece oporturtunidades de lucimiento virtuos¨ªstico a su ejecutante.

Prjevalskaya aprovech¨® a fondo esas oportunidades, con gran control sonoro de gama din¨¢mica extens¨ªsima y muy matizada y esa falsa sensaci¨®n de facilidad que solo los grandes pueden transmitir, incluso en agilidades diab¨®licas por los valientes tempi elegidos. Y toda la variedad de ataques de la obra, como el stacatto pleno de gracia de su primer tema, trinos perfectos durante eternidades en la cadenza, un perlado cristalino, casi l¨ªquido incluso en el fortissimo, en unos sobreagudos en los que solo pocos pianistas son capaces de evitar el sonido a madera del mecanismo.

La gran musicalidad de Prjevalskaya, con espl¨¦ndida disposici¨®n de l¨ªneas y planos sonoros, le permiti¨® extraer de la partitura toda la m¨²sica que contiene, como quien aprovecha hasta la ¨²ltima gota de un lim¨®n no demasiado fresco. La larga, calurosa y merecid¨ªsima ovaci¨®n del p¨²blico fue como la compensaci¨®n de esta tierra por el agravio sufrido hace cinco a?os en un concurso de lamentable recuerdo.

Aunque Prjevalskaya tiene galardones suficientes para haber olvidado aquello, los tres bises de creciente belleza que regal¨®, de Mendelssohn, Rajm¨¢ninov y Debussy, se nos antojaron a algunos como el gesto de coraje de un torero que no se deja llevar a la enfermer¨ªa, prefiriendo volver al ruedo a rematar su faena.

Marin hizo unas versiones de gran altura de la Obertura - Fantas¨ªa. de Romeo y Julieta y de la Sinfon¨ªa n? 6. Si en la primera puso de relieve las mejores cualidades de la OSG, fue en la Pat¨¦tica donde maestro y orquesta las llevaron a su mejor expresi¨®n.

La precisi¨®n y el control din¨¢mico, la calidad del sonido, con una intensidad sedosa de las cuerdas y una redondez de los metales incluso en los fortissimi, que no siempre se logra, permitieron una expresi¨®n rica pero sobria y serena del inmenso dramatismo de la obra, con una inmensa tensi¨®n emocional en el Allegro non troppo inicial. La gracia se ti?¨® de hondura en el segundo movimiento, para transformarse en una extra?a inquietud en el Allegro molto vivace y dolor con una desesperanza grande y serena y una cuerda dolorosa de tanta hondura en el Finale.

La Sinf¨®nica estuvo a la altura de los sentimientos y emociones que brotaron a lo largo de la noche como en primavera las yemas en las ramas de los ¨¢rboles. Los solistas, como es costumbre, mas que notables. Pero cabe destacar en este concierto la sobresaliente intervenci¨®n de Juan Ferrer al clarinete, con un empleo de los reguladores y un fraseo generos¨ªsimo que puso de relieve el inmenso contenido en la ¨²ltima obra que estren¨® Chaikovski nueve d¨ªas antes de su nunca aclarada muerte.