Firmando con serpiente
Me pareci¨® una buena idea ir a firmar con ella, al cabo protagoniza varios textos de mi libro
Me pareci¨® una buena idea ir a firmar con la serpiente, al cabo ella y sus cong¨¦neres protagonizan varios textos de mi libro. Dar¨ªa morbo al acto y adem¨¢s siempre podr¨ªan confundirme con Frank de la Jungla.
Como suele pasar, los problemas llegan cuando tratas de materializar lo que te parece una buena idea. De entrada result¨® que el terrario donde vive la serpiente entregada a su vida muelle de rentista escamosa pesa un congo. Tras varios intentos infructuosos de acarrear la vivienda decid¨ª trasladar el reptil a un recinto m¨¢s ligero. El transport¨ªn del gato no sirve porque la serpiente, un as de la fuga, se cuela por los agujeros de ventilaci¨®n. As¨ª que, aprovechando que se hab¨ªa metido en el tronco hueco que es su estancia favorita, la traslad¨¦ con refugio y todo a un gran frasco de pl¨¢stico para caldo. Cargu¨¦ el recipiente en la moto y me fui a Mister Guau a buscar algo mejor: no iba a llevar de firma al bicho en un pote para caldo, le falta glamour.
En la tienda adquir¨ª un peque?o terrario ligero de pl¨¢stico, pero el tronco donde se hab¨ªa metido la serpiente no cab¨ªa, as¨ª que decid¨ª comprar tambi¨¦n una piedra refugio falsa para reptiles. Con todo mi kid sal¨ª del establecimiento para caer en la cuenta de que se me hab¨ªa echado el tiempo encima y ten¨ªa una entrevista en el Zurich con la escritora Lindsey Davis, que firmaba todo el d¨ªa ejemplares de su nueva novela Domiciano, Dominis et deus (Edhasa). Me fui directamente a la cita con la serpiente y todo su ajuar.
En el interior del Zurich se agrupaban en torno a la mesa Davis, el escritor Alfonso Palomares, el director de Edhasa Daniel Fern¨¢ndez y otros representantes de la editorial. Tras los saludos les pregunt¨¦ si les importaba que hiciera el cambio de recipiente de la serpiente, no fuera a ahogarse en el pote de caldo. Asintieron no sin estupefacci¨®n y alarma. A Davis hubo que traducirle dos veces la palabra serpiente. Le ped¨ª a Fern¨¢ndez que sostuviera la tapa del terrario y estuviera dispuesto a cerrarlo muy r¨¢pidamente en cuanto se lo dijera. Asinti¨® con una expresi¨®n en la que re?¨ªan acerbamente el coraje y el terror. Pas¨® lo que ten¨ªa que pasar. Yo ya me lo tem¨ªa, porque la serpiente es muy lista. Se hizo fuerte dentro del tronco y cuando la empuj¨¦ por uno de los lados se lanz¨® como una exhalaci¨®n sobre la mesa, serpenteando entre los vasos. "?Como en Yo, Claudio!¡±, exclam¨® Davis. Con un arrojo que me sorprendi¨® a m¨ª mismo, la cog¨ª por el cuello (a la serpiente) y en un momento absolutamente irrepetible la alc¨¦ cuan larga era, como Mois¨¦s, antes de meterla en el terrario mientras alrededor todo el mundo en el Zurich se levantaba de las sillas con cara de espanto. "?Qu¨¦ cosas pasan en Sant Jordi!", se exclam¨® una clienta.
En comparaci¨®n, la firma de libros fue muy tranquila. La serpiente funcionaba bien como reclamo aunque hab¨ªa gente que no se acercaba, como la cu?ada de Xavier Trias, por miedo, y les ten¨ªa que firmar estirando mucho los brazos. Jaume Vallcorba, que firmaba tambi¨¦n en la caseta de La Central su libro sobre los trovadores se mostr¨® interesado en mi ofidio: no en balde ha publicado El huevo de la serpiente, de Xammar. El bicho estuvo muy activo. Creo que no hab¨ªa visto a tanta gente en su vida. Se fue animando y serpenteaba y siseaba cada vez que yo firmaba. Hac¨ªamos un buen equipo. ??ramos medi¨¢ticos! Hubo quien me pregunt¨® si el reptil no significaba una alusi¨®n a la leyenda de Sant Jordi y el drag¨®n, y quien me recrimin¨® aprovecharme de la inocente bestia ¡ªeso es porque no me han visto darle de comer¡ª. Acabamos muy satisfechos y nos marchamos juntos abri¨¦ndonos paso entre las multitudes que segu¨ªan disfrutando la jornada en el esplendor de la tarde.
La serpiente se las promete muy felices. Igual se cree que es Albert Espinosa. Pero para el a?o que viene yo ya estoy pensando en un puma.
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