Marx y Bakunin en la taberna fant¨¢stica

Los empresarios textiles del siglo XIX utilizaban mano de obra infantil, por su vigor y maleabilidad. Los del XXI, tambi¨¦n, pero lejos, donde no manche su imagen. Visto que todo cambi¨® para que nada cambie, el autor de El capital regresa a la Tierra para reivindicar la vigencia de sus an¨¢lisis econ¨®micos en Marx en Lavapi¨¦s, versi¨®n libre de Marx en el Soho, brillante mon¨®logo del historiador y autor teatral estadounidense Howard Zinn.

Zinn, cuyo ensayo La otra historia de los Estados Unidos (Hiru, Hondarribia, 2005) pone el foco en las masas de trabajadores, soldados y esclavos que forjaron el imperio norteamericano, y en los ind¨ªgenas laminados, repasa la vida y la filosof¨ªa de Marx para poner de relieve el vigor de su pensamiento. Marx, dice Zinn en el pr¨®logo de su obra teatral, escrita durante el colapso del estatalismo sovi¨¦tico, predijo la globalizaci¨®n y la acumulaci¨®n masiva del capital en muy pocas manos.

Benjam¨ªn Jim¨¦nez, autor de Marx en Lavapi¨¦s, convierte el mon¨®logo en un di¨¢logo en el que intervienen tambi¨¦n su hija Eleanor y Bakunin, su rival pol¨ªtico, cuyas agudas observaciones y preguntas ponen en aprietos al protagonista. Esta decisi¨®n, bien fundamentada (Zinn redact¨® una primera versi¨®n con cinco personajes), ofrece acci¨®n y variedad al p¨²blico, que, sentado en mesitas ante una cerveza obsequio de la casa, forma parte de la taberna en la que transcurre el reencuentro, en la inteligente puesta en escena de Victoria Peinado.

Jim¨¦nez pone las r¨¦plicas en buen castellano, actualiza el contexto, inserta mon¨®logos oportunos y, podando la hojarasca, se lleva tambi¨¦n por delante precisiones que hubiera sido mejor mantener. No es lo mismo decir: ¡°El compa?ero de Jennichen era ingl¨¦s, y no hay m¨¢s que a?adir¡±, que ¡°El compa?ero de Jennichen era ingl¨¦s, y los hombres ingleses son como la comida inglesa, ya me entienden¡±. Tambi¨¦n se echa en falta el relato pormenorizado de los episodios de la Comuna de Par¨ªs (ejemplo de democracia real, seg¨²n Marx), hito postrero de la obra, que Jim¨¦nez despacha en 10 l¨ªneas.

En lugar de buscar un actor con parecido f¨ªsico, la compa?¨ªa TurliTava ha encomendado el papel protagonista a Beatriz Llorente, que lo interpreta desde s¨ª, sin caracterizarse, en una decisi¨®n arriesgada pero funcional: m¨¢s que al personaje, encarna sus ideas. Tras su poblada barba, Francisco Valero es un Bakunin mordaz y sugestivo, verdadero dolor de cabeza para su camarada. Nora Gerigh le presta encanto genuino a la ni?a prodigio, colaboradora ideal de pap¨¢. Durante el estreno, la primera mitad del espect¨¢culo fue como la seda; en la segunda falt¨® puntuaci¨®n y limpieza en el movimiento, y poner en valor el hermoso mantra con el que Eleanor cierra la velada.