Teatro y pol¨ªtica con fondo de bombas
El p¨²blico aplaude puesto en pie el estreno de ¡®Barcelona¡¯
El p¨²blico puesto en pie premi¨® con una calurosa ovaci¨®n anoche el estreno en la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) de Barcelona, la esperada obra de Pere Riera ambientada en el peor momento de las tres jornadas de bombardeos intensivos de la aviaci¨®n fascista contra la capital catalana, en marzo de 1938.
En el ¨¦xito de la velada jug¨® un papel importante sin duda el trasfondo de la pieza, que sintetiza en varias escenas y personajes la tozuda resistencia hist¨®rica de los barceloneses contra el terror a¨¦reo y parece sugerir que de aquella actitud se pueden extraer algunas lecciones para el presente, con todo lo que est¨¢ cayendo (por suerte no bombas). El estreno, al que asistieron numerosos pol¨ªticos y algunos supervivientes de aquellas sangrientas jornadas ¡ªning¨²n viejo piloto italiano, que se sepa¡ª estuvo mediatizado por la dimensi¨®n hist¨®rico-pol¨ªtica de la obra. Y as¨ª al final nos encontramos aplaudiendo hasta a Winston Churchill, cuyas palabras sobre el ejemplo que fueron los barceloneses para los londinenses durante el Blitz aparecieron sobreimpresas, entre otros textos did¨¢cticos, en el tel¨®n.
Algunos espectadores criticaron un exceso de ret¨®rica en la pieza, en la que los personajes, todos del bando republicano, discuten acerca de las diferentes opciones que han tomado frente a los acontecimientos. Especialmente pareci¨® a algunos un punto demag¨®gico el final del tercer acto en el que mientras las bombas caen sobre la casa de los Vila, sus habitantes entonan, en un crescendo que se sobrepone a las explosiones, La Santa Espina, provocando indefectiblemente los aplausos del p¨²blico. En contraste, levant¨® risas el que un personaje dijera: ¡±La Generalitat de Catalu?a vela por nosotros... que Dios nos coja confesados¡±.
Desde el punto de vista art¨ªstico hay que se?alar la entrega de todo el reparto y el gran mano a mano de las dos estupendas protagonistas M¨ªriam Iscla (N¨²ria) y Emma Vilarasau (Elena), que representan la opci¨®n del exilio y la de la resistencia a la vez que muestran una conmovedora historia de amistad y amor, sensual tango en combinaci¨®n incluido.
El que el personaje de la Vilarasau recitara con mucha co?a un fragmento de la Fedra de Racine al estilo de la Com¨¦die pudo parecer un gui?o a la historia del TNC. El espect¨¢culo, con unidad de acci¨®n, lugar (el sal¨®n de casa de los Riera) y tiempo (ma?ana, tarde y noche del 17 de marzo de 1938), echa mano de algunos efectos especiales ¡ªsirenas, ruido de explosiones, humo, polvo que cae del techo con la vibraci¨®n de las bombas¡ª para crear ambiente. Los personajes hacen referencia continuamente a los bombardeos ¡°fora mida¡± y se mencionan los aviones Heinkel, Savoia y Junker, y la gran explosi¨®n frente al Coliseum.
La velada tuvo dos momentos de dramatismo inesperado. Antes de iniciarse la representaci¨®n trabajadores del TNC leyeron un manifiesto criticando los despidos y recortes que ha sufrido el teatro, y cerca del final de la funci¨®n, en un momento especialmente emotivo, un joven espectador sufri¨® un desmayo (sin consecuencias) que provoc¨® gran alarma a su alrededor.
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