La mercantilizaci¨®n de la universidad p¨²blica
La explosi¨®n de la burbuja de la excelencia y el decreto Wert nos han dejado un panorama desolador
Cuando el sabio se?ala la luna, el tonto mira al dedo (Proverbio chino)
El programa Docentia consiste en un conjunto de normas dirigidas al control de la actividad docente universitaria. Tiene su origen en 2006 en el escenario de la integraci¨®n del sistema universitario espa?ol en el Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior (EEES). En aquel momento la Agencia Nacional de la Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n (ANECA) impuso al conjunto de las universidades p¨²blicas un nuevo programa para controlar y gestionar, en t¨¦rminos empresariales, la actividad docente. Se trataba de un programa de obligado cumplimiento y que ven¨ªa a sustituir a los instrumentos de evaluaci¨®n docente que las universidades espa?olas, en el ejercicio de su autonom¨ªa, ya estaban realizando. Un nuevo programa que como los programas troyanos del software malicioso permite hacer todo lo contrario de lo que dice hacer. En este caso, lo que permite hacer es controlar y degradar el trabajo docente, as¨ª como reforzar institucionaliz¨¢ndola la precariedad laboral. Lo que dice hacer es mejorar la calidad docente.
Con el programa Docentia se completaba, en la dimensi¨®n docente, otro troyano anterior que ya estaba plenamente instalado en las universidades. A saber, el programa de evaluaci¨®n de la actividad investigadora, conocido popularmente como sexenio. Dicho procedimiento, impulsado por la Comisi¨®n Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI), ha conseguido -con el pretexto de evaluar la investigaci¨®n de los docentes, utilizando los criterios procedentes de una empresa privada y basados, sustancialmente, en la rentabilidad econ¨®mica- subordinar la docencia a la investigaci¨®n. El castigo para los que no investigan con estos criterios es m¨¢s docencia. Estableci¨® una nueva jerarquizaci¨®n docente en funci¨®n de lo que podr¨ªamos llamar, siguiendo a Pierre Bourdieu, el Capital Sexenial, es decir, el n¨²mero de sexenios reconocidos.
El hardware que ambos programas comparten procede de la concepci¨®n neoliberal de la pol¨ªtica y de la pol¨ªtica universitaria que han impulsado los dos ¨²ltimos gobiernos del Reino de Espa?a y los cuatro ¨²ltimos del Pa¨ªs Valenciano. Se trata de una concepci¨®n que sustancialmente se dirige a sustituir la sociedad de mercado por la econom¨ªa de mercado.
Sus presupuestos ideol¨®gicos, como ya se?alo Karl Polanyi, reducen a los seres humanos a su dimensi¨®n econ¨®mica, destruyen cualquier idea de lo com¨²n como progreso colectivo y condenan a los ciudadanos al desamparo y al aislamiento. Su l¨®gica interna ¨Ccomo ejemplifica paradigm¨¢ticamente la actual reforma laboral del Partido Popular que destruye empleo para crearlo-, consiste en desmantelar lo p¨²blico para mantenerlo. Las dram¨¢ticas consecuencias de este proceso: el desahucio de los derechos ciudadanos y la destrucci¨®n de los v¨ªnculos sociales son actualmente evidentes incluso para los psico-economistas y los cient¨ªficos naturales.
Para entender el ¨¦xito y la progresiva institucionalizaci¨®n de las anteriores transformaciones en la universidad p¨²blica, hay que comprender qui¨¦nes son sus principales beneficiados. Con honrosas excepciones, este sector est¨¢ compuesto por el PDI que acumula el denominado Capital Sexenial. Para ellos, estas transformaciones que nos perjudican colectivamente se traducen en beneficios individuales. Ni siquiera necesitan compartir expl¨ªcitamente el sentido ideol¨®gico. Pueden seguir present¨¢ndose como progresistas, incluso creerse seriamente que lo son. Pero estas transformaciones son las que les han permitido acumular m¨¢s poder acad¨¦mico, aumentar sus salarios y reducir su carga docente. Son un poderoso lobby de presi¨®n para los equipos rectorales (a veces, se confunden con ellos), pero tambi¨¦n para los sindicatos y, en general, para el conjunto de los actores universitarios situados en una escala jer¨¢rquica inferior. A estos ¨²ltimos les muestran el aro por el que tienen que pasar para alcanzar la gloria acad¨¦mica. Sin la presi¨®n de este sector y sus c¨®mplices silencios no podr¨ªamos entender c¨®mo la Universidad de Valencia, que ha manifestado p¨²blicamente su rechazo a las reformas del llamado decreto Wert, ha acabado aplic¨¢ndolo disciplinadamente. El capitalismo del ego, como ha recordado recientemente el soci¨®logo alem¨¢n Ulrich Beck, engendra monstruos.
Las universidades p¨²blicas espa?olas han ido acatando la imposici¨®n del Docentia. La Universidad de Valencia, por una vez y por el momento, supone la ¨²nica excepci¨®n. Podr¨ªamos decir, siguiendo con la met¨¢fora, que por ahora nuestros antivirus han funcionado. El primer intento de instalarlo se realiz¨® en plena burbuja universitaria. En aquel momento, la Junta de Personal Docente e Investigador de 13 de diciembre de 2007 rechaz¨® tanto el programa como la actualizaci¨®n local y los parches de seguridad que hab¨ªa realizado la UV.
Aquel primer rechazo del Programa Docentia se produjo en una universidad en la que ning¨²n profesor superaba los 22 cr¨¦ditos de carga. Desde entonces, nuestras condiciones laborales se han ido degradando progresivamente. La universidad publica se est¨¢ desmantelando. Sin embargo, el Docentia continua, reaparece peri¨®dicamente (2011, 2012, 2013), impulsado por el actual equipo rectoral. Su obstinaci¨®n por negar el contexto general es alarmante. Tambi¨¦n su incapacidad para entender que no es posible hablar de calidad en la ense?anza con una carga docente superior a las 240 horas.
El pr¨®ximo lunes d¨ªa 20 de mayo el Docentia vuelve a pasar por la mesa negociadora y los sindicatos deben tomar una decisi¨®n definitiva sobre su aprobaci¨®n o no aprobaci¨®n. Algunos sindicatos ya han anticipado su voto en contra. La evaluaci¨®n del trabajo docente es necesaria en todas sus dimensiones: la acad¨¦mica, la profesional y la ciudadana. Es fundamental que nuestros estudiantes se pronuncien cuantitativa y cualitativamente sobre estas. Necesitamos saber c¨®mo valoran su formaci¨®n acad¨¦mica y profesional. Necesitamos saber tambi¨¦n c¨®mo valoran, por ejemplo, al presidente del Consejo Social de la UV o la subida de las tasas de sus matr¨ªculas. El problema es que el Docentia no sirve para eso.
La explosi¨®n de la burbuja de la excelencia y el decreto Wert nos han dejado un panorama desolador. Un escenario donde los estudiantes est¨¢n abandonando la universidad porque no pueden pagar las tasas y donde el PDI no sabe si cobrar¨¢ la n¨®mina el pr¨®ximo mes. Un escenario donde, previsiblemente, el pr¨®ximo curso habr¨¢ dos universidades privadas m¨¢s en el Pa¨ªs Valenciano.
Insistir en aprobar el programa Docentia es una provocaci¨®n que s¨®lo sirve para intensificar el desmantelamiento de la universidad p¨²blica. Beneficiar a unos pocos para perjudicarnos a todos es una grave irresponsabilidad. Los sectores progresistas de la Universidad de Valencia no podemos continuar alimentando esta farsa. Si el equipo rectoral quiere seguir mir¨¢ndose el dedo que contin¨²e. Por nuestra parte, seguiremos mirando a la luna, al futuro colectivo, a la universidad p¨²blica como un bien com¨²n.
Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Victoriano y Rafael Xamb¨® son profesores de Sociolog¨ªa de la Universitat de Val¨¨ncia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.