Espect¨¢culo unidireccional
El palacio de Vistalegre sucumbe al ¨¦xito del quinteto brit¨¢nico para adolescentes One Direction
No se sabe a¨²n qu¨¦ aportar¨¢ a la larga la m¨²sica de One Direction. O si su ¨¦xito global indiscutible es puro m¨¢rketing. Lo cierto es que este quinteto brit¨¢nico ofreci¨® anoche en Vistalegre un espect¨¢culo total y bien pensado. Un alarde de efectos y montaje, de v¨ªdeos, parafernalia y producci¨®n pero bastante digno y bien equilibrado.
Juega el factor humano. Las grandes discogr¨¢ficas siempre quieren tener grupos as¨ª, para fans adolescentes, tomando unos chicos guapos de la calle, vestirlos a la ¨²ltima y hacerles grabar un pu?ado de canciones comerciales. Pero no siempre funciona.
Los cinco de ahora s¨ª, porque lo dan todo y entre ellos hay tanta complicidad y qu¨ªmica sobre el escenario que hace pensar a veces que son un grupo de verdad, no dise?ado en el laboratorio de una multinacional para cuadrar la cuenta de resultados.
Un escenario imponente, con un pasillo que se adentraba en la pista en forma de T, acogi¨® a estos cinco magn¨ªficos entre los chillidos de cientos de jovencitas que gritaban cada una de sus canciones. Seguro que muchas veces hubo m¨¢s decibelios en la pista y gradas que en los altavoces. La famosa foto de la viga en los a?os de construcci¨®n de los rascacielos neoyorquinos, con los obreros almorzando, inspira parte del decorado.
1D, como se abrevia el nombre de este grupo estrella del momento, saben tambi¨¦n sus truquillos para propiciar los gritos. Un gui?o, una sonrisa y los consabidos: ¡°We love Spain, we love Madrid, we love you¡±. Visto el espect¨¢culo total las canciones podr¨ªan ser lo de menos, pero para las miles de chiquillas de anoche, no. Cada una tendr¨¢ su propia vivencia con cada canci¨®n y lo cierto es que enternece verlas c¨®mo se las saben de pe a pa.
No pararon ellos, los 1D, ni ellas, que ten¨ªan a sus padres esperando fuera deseando que terminara el concierto. Una entrega total por ambas partes. Un espect¨¢culo pensado en una direcci¨®n, la de exaltar el sentido de pertenencia. Un rito tribal en torno a unos nuevos dioses: 1D. Luego vino lo de sacar la bandera de Espa?a, versionear a Blondie o The Undertones, o hacer como que se rasga una guitarra flamenca.
A la entrada las muchachas se aprovisionaron de un palito luminoso que no pararon de agitar. Una suerte de bengala moderna que se antoja como met¨¢fora de lo que puede durar el ¨¦xito de One Direction. Cuando se le acabe la pila, puede que One Direction haya ca¨ªdo en el olvido.
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