El general Rojo vuelve a su pueblo como hijo predilecto
La Font de la Figuera rememora la figura del militar republicano a los 75 de su exilio
Un d¨ªa, el general Vicente Rojo (1894-1966) recibi¨® en su despacho del Estado Mayor del Ej¨¦rcito una carta de un paisano suyo de la Font de la Figuera, instalado en Argentina, en la cual le comunicaba su admiraci¨®n y le prestaba su ayuda incondicional y altruista, por el bien que estaba haciendo a Espa?a. El militar republicano jam¨¢s olvidar¨ªa a su conciudadano. Cuando march¨® al exilio, su primera parada fue al pa¨ªs latinoamericano y all¨ª consigui¨® contactar con su ¡°amigo por correspondencia¡±, el cual estuvo encantado de atenderle a su llegada al pa¨ªs en el que iniciaba su exilio.
Lo record¨® el pasado s¨¢bado el periodista y nieto del Jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito de la II Rep¨²blica, Jos¨¦ Andr¨¦s Rojo, en el acto de homenaje que le tribut¨® la localidad natal a Vicente Rojo, 75 a?os despu¨¦s de su exilio. El teatro Joan de Joanes se llen¨® para escuchar la conferencia sobre su abuelo del periodista de EL PA?S. Poco despu¨¦s tuvo lugar el nombramiento como hijo predilecto de la villa en que naci¨® el 8 de octubre de 1894, con el benepl¨¢cito de todos los grupos pol¨ªticos que integran la corporaci¨®n gobernada por el PSPV y Comprom¨ªs.
Su casa natalicia fue otro centro atenci¨®n, al descubrirse una placa conmemorativa. La celebraci¨®n tambi¨¦n inclu¨ªa una misa en la parroquia de la localidad valenciana, distante unos 94 kil¨®metros de la capital. Porque el general Rojo tambi¨¦n fue un militar cat¨®lico y se quiso evidenciar este binomio. Despu¨¦s de un concierto de Los peque?os cantores de Valencia, se celebr¨® la misa en homenaje al general y en sufragio de todas las v¨ªctimas de la Guerra Civil.?
¡°Trabajador, competente, silencioso y disciplinado¡±. As¨ª defin¨ªa el que fuera presidente de la II Rep¨²blica Espa?ola, Manuel Aza?a a Rojo. Para muchos historiadores, cuatro t¨¦rminos que resumen a la perfecci¨®n la personalidad del general Vicente Rojo Lluch. Las prematuras muertes de sus padres lo arrastraron a lo que ser¨ªa su deber, su pasi¨®n y su vida: la carrera militar.
Tanto los vencedores como los vencidos, como afirm¨® su nieto, cuando se preguntaban a?os despu¨¦s de su exilio c¨®mo el Jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito de la II Rep¨²blica pod¨ªa tener tal trasfondo cat¨®lico, ¨¦l les respond¨ªa con un simple ¡°cumpl¨ªa con mi deber¡±. Y as¨ª dejaba entrever sus deseos de paz, por encima de todo y su marcado patriotismo que lo hac¨ªa sentirse ¡°apol¨ªtico y bueno, cristiano y espa?ol¡±.
En su exilio, se instal¨® en Bolivia, que lo recibi¨® con los brazos abiertos, pero el siempre pens¨® en volver y, de hecho, lo hizo, en 1957, en pleno franquismo. Sin embargo, aun perduraba la resaca de la Guerra Civil. ¡°Lo convirtieron en un muerto en vida¡±, relat¨® Jos¨¦ Andr¨¦s Rojo. ¡°A su regreso tuvo que enfrentarse a la humillaci¨®n de ser inhabilitado para ejercer como ciudadano com¨²n, adem¨¢s de a un juicio y a la condena por auxilio a la 'rebeli¨®n militar¡±, a?adi¨®.
Colores de la Rep¨²blica
Familiares de Vicente Rojo, autoridades municipales, religiosas, ciudadanos y apasionados de esta figura no quisieron perderse ¡°el d¨ªa del General Rojo¡±. Una jornada marcada por los colores de la rep¨²blica y la armon¨ªa que tanto defendi¨® Vicente Rojo Lluch.
¡°Indistintamente de sus creencias o ideolog¨ªa, era nuestro deber honrar la memoria de un cristiano como fue Vicente Rojo Lluch, desde el m¨¢s absoluto respeto, porque ¨¦l mismo lo hubiera deseado as¨ª, y m¨¢s en la poblaci¨®n que lo vio nacer¡±, afirm¨® el p¨¢rroco de la poblaci¨®n, Lisardo Castell¨®.
Los organizadores lamentaron la ausencia de alg¨²n representante del Ministerio de Defensa o de la delegaci¨®n del Gobierno, que excusaron su no asistencia por problemas de agenda al "acto que marcar¨ªa un antes y un despu¨¦s en reconocimiento de Vicente Rojo¡±, tal y como manifest¨® el alcalde de la poblaci¨®n, Vicente Belda.
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