Picasso por Picasso
El museo barcelon¨¦s del pintor re¨²ne, por primera vez, 90 autorretratos creados entre los 13 y los 91 a?os, conservados en museos de todo el mundo
Desde los 13 a?os hasta poco antes de morir a los 91 a?os. Desde finales del siglo XIX hasta la d¨¦cada de los setenta del siglo XX, Pablo Ruiz Picasso se autorretrat¨® en un buen n¨²mero de obras que utiliz¨® para diversos objetivos en funci¨®n de sus necesidades. En unos dej¨® testimonios de su vida personal, en otros proyect¨® sus inquietudes, sus obsesiones y fantas¨ªas, y en casi todos us¨® su cuerpo como laboratorio para realizar experimentos art¨ªsticos. Siendo un autor reproducido, estudiado y expuesto hasta la saciedad, hasta ahora no se hab¨ªa dedicado una exposici¨®n a sus autorretratos. Realistas y academicistas, con los rasgos alterados, primitivistas, neoclasicistas, cubistas, solo perfilados u ocultos en sombras, el Museo Picasso de Barcelona expone Yo Picasso. Autorretratos,un recorrido cronol¨®gico y conceptual, en el que por primera vez se re¨²nen 90 obras realizadas a lo largo de 72 a?os, en los que Picasso es el protagonista, por partida doble.
En 1895, Picasso, apenas un ni?o, realiz¨® su primer ¨®leo en su M¨¢laga natal. En ¨¦l aparecen dos figuras, un familiar en primer plano y detr¨¢s ¨¦l mismo, a tres cuartos, de factura acad¨¦mica, mirando al espectador. En ¨¦l ya est¨¢ presente uno de los rasgos que van a caracterizar esta producci¨®n del pintor: eludir el sentido imitativo y alejarse de la fisonom¨ªa real. La prueba est¨¢ situada justo enfrente: Cabeza de muchacho, realizado por el pintor en 1945, cuando contaba 64 a?os, evoca a un joven Picasso.
El Museo Picasso de Barcelona cuenta con una veintena de las obras que se exponen, la mayor¨ªa de juventud. Es el origen de la exposici¨®n que han comisariado Eduard Vall¨¨s e Isabel Cendoya que durante tres a?os han rastreado ¡°al l¨ªmite de lo detectivesco¡± en busca de las obras conservadas en museos ¡ª12 centros han prestado sus obras¡ª, en los cat¨¢logos de subastas realizadas desde los a?os setenta, y contactado con la familia del pintor, de los que seis han cedido alguna obra hasta completar las casi cien de la muestra. ¡°Picasso fue pronto un pintor de posibles y no tuvo que desprenderse de muchas de las obras en las que aparece, que son obras ¨ªntimas¡±, explica Vall¨¨s.
Con el cambio de siglo, Picasso aparece en algunas obras pintado con peluca de ¨¦poca; como artista delante de una tela; como bohemio en Picasso con sombrero de copa, un ¨®leo sobre papel de 1901 que se ve por primera vez; acompa?ado de sus amigos por Par¨ªs o en dibujos er¨®tico-sexuales, como proyecci¨®n de su realidad m¨¢s ¨ªntima. En una pintura del MoMa Picasso mira de ¡°frente al espectador como interpel¨¢ndole¡±, mientras que en la parte superior estamp¨® un ¡°Yo¡±, que da nombre a la exposici¨®n. En uno de los bocetos de 1903 para La vida, la obra m¨¢s destacada de este periodo, la figura masculina desnuda aparece con su rostro antes de ser sustituido por el definitivo.
Hasta 1907, en el que Picasso asalt¨® la modernidad de la mano de Las se?oritas de Avi?¨®n, sus autorretratos siguen evolucionando paralelos a como lo hace su pintura. Su inter¨¦s por el arte antiguo y el ib¨¦rico, le lleva a simplificar las formas y a ¡°mascarizar¡± el rostro, como se pueden ver varias obras de colecciones particulares. Ninguna como el ic¨®nico Autorretrato precubista de la galer¨ªa N¨¢rodn¨ª de Praga ¡ªque no hab¨ªa abandonado su pa¨ªs desde 1997, cuando se pudo ver en Estados Unidos¡ª en el que deja patente su obsesi¨®n por la mirada. ¡°Es el anuncio de un nuevo lenguaje y el fin del autorretrato tradicional¡±, comenta Vall¨¨s.
Entre las pinturas, el primer ¨®leo de 1895 y dos de las calaveras de 1972
Entre 1907 y 1917, coincidiendo con su etapa cubista, no se conocen autorretratos. Pero si fotograf¨ªas que la comisaria Cendoya entiende como aut¨¦nticos autorretratos fotogr¨¢ficos. Realizados en Par¨ªs ¡°documentan su producci¨®n y proyectan la imagen del creador entorno a su taller¡±. Reflejado en espejos, o en posturas y escenograf¨ªas cuidadas, casi siempre mirando de frente a la c¨¢mara y muchas veces ligero de ropa, Picasso deja ver el mundo que le rodea mucho mejor que lo hab¨ªa hecho hasta ese momento en sus pinturas.
Una d¨¦cada despu¨¦s, Picasso vuelve a producir de forma sistem¨¢tica autorretratos, pero lo hace con nuevos derroteros como son el realismo neocl¨¢sico ¡ªse representa con su rostro real y su mirada gana protagonismo, como en Los ojos del artista, de 1917, que el Museo Picasso de M¨¢laga usa para el reverso de sus entradas¡ª y la caricatura, como una obra de 1919 de la National Gallery en la que aparece vestido de forma elegante, pipa en mano, sentado frente a una jaula de un p¨¢jaro y que se ha explicado como una met¨¢fora a la nueva vida ¡°enjaulada¡± que comenz¨® a llevar tras casarse con Olga Khokholva. La etapa se cierra con Autorretrato al conocer la noticia de la muerte de Apollinaire, de 1918, que el pintor realiz¨® tras el fallecimiento de su gran amigo por gripe espa?ola.
El surrealismo le llev¨® a representarse de forma m¨¢s cr¨ªptica y sutil, apenas una sombra o un perfil, im¨¢genes a trav¨¦s de las cuales el pintor, como un exorcismo, refleja sus problemas personales y de pareja. En La sombra sobre la mujer, de 1953, que conserva el Museo de Israel, aparece un cuerpo de mujer cubierto por una enorme sombra de hombre, otra met¨¢fora tras el abandono que sufri¨® por parte de Fran?oise.
Seis miembros de la familia del artista han dejado parte de las obras
La exposici¨®n se cierra con algunos de los grabados realizados por Picasso de la Suite 347 y Suite 156, cuando el artista ten¨ªa 86 y 90 a?os, en los que se vale de la parodia, lo grotesco y el mundo circense para aparecer como un personaje decadente; bien como un anciano con bast¨®n, un beb¨¦ anciano o incluso como turista en Barcelona, la ciudad a la que no volv¨ªa en 30 a?os. Los comisarios no han tenido dudas para cerrar la exposici¨®n: lo hacen con un par de ¨®leos que vienen desde Jap¨®n que pertenecen a la estremecedora serie de rostros ¡ªrealizados entre el 27 de junio y julio de 1972, meses antes de fallecer¡ª en los que Picasso se presenta a las puertas de la muerte con caras deformes y contrahechas en los que ha hecho mella la devastaci¨®n f¨ªsica. Algunos especialistas han calificado a estas calaveras como ¡°las efigies m¨¢s duras de la historia del arte¡±. En Barcelona se pueden ver, como el resto de las obras, hasta el 1 de septiembre.
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