M¨¦xico sue?a con el cambio

?pocas de bonanza, de construcci¨®n de obras fara¨®nicas, incremento exponencial de la corrupci¨®n y sobreendeudamiento feroz, seguidas de per¨ªodos de austeridad espartana, bajadas salariales inclementes y privatizaci¨®n de las empresas p¨²blicas. S¨ªstole y di¨¢stole econ¨®micas de un Estado ciclot¨ªmico, M¨¦xico, al que le fueron aplicadas recetas milagreras que en Espa?a estamos probando ahora en carne propia. En Derretir¨¦ con un cerillo la nieve de un volc¨¢n, reconocemos nuestros dilemas en los del pa¨ªs norteamericano, cuyos ¨²ltimos cien a?os de historia los chicos de la compa?¨ªa Lagartijas tiradas al sol revisan con acierto.

Que el g¨¦nero documental se est¨¦ abriendo camino en los escenarios es un signo de los tiempos y de nuestra necesidad creciente de reinterpretar la realidad a trav¨¦s de la experiencia comunicativa bidireccional que el teatro ofrece, a diferencia del cine y del reportaje period¨ªstico. La compa?¨ªa mexicana comienza su espect¨¢culo recordando la Revoluci¨®n de 1910 y la constituci¨®n de 1917, y poniendo en boca de un personaje invisible un rosario de autocr¨ªticas que tambi¨¦n nos gustar¨ªa escuchar en boca de alg¨²n protagonista de la transici¨®n espa?ola: ¡°No defendimos las ideas en las que dijimos creer (¡­) Nos acomodamos (¡­) Fuimos todo lo que no quisimos ser¡­¡±; y lo finaliza con otra andanada, esta a fecha actual, que podr¨ªa retratar a una parte de la juventud cr¨ªtica espa?ola: ¡°So?aban con partir de cero (¡­) pero les paralizaba la inmensidad de sus deseos (¡­) Cre¨ªan que el cambio ser¨ªa espectacular o no ser¨ªa¡±.

Entre ambas voces en off, Lagartijas examina objetivamente c¨®mo ha procedido el poder en M¨¦xico desde que ?lvaro Obreg¨®n fuera asesinado, en 1928, hasta el regreso al Gobierno del omn¨ªmodo Partido Revolucionario Institucional, en 2012. Derretir¨¦ con un cerillo¡­ pasa revista a siete d¨¦cadas de monopolio del PRI alternando el documental puro y duro con la dramatizaci¨®n de lo que acontece a tres generaciones de una familia, durante ese per¨ªodo. Poco a poco, en el ¨¢nimo del espectador lo puramente humano va ganando en inter¨¦s a lo hist¨®rico-informativo, y Am¨¦rica, joven protagonista de ficci¨®n interpretada con arrojo y encanto por Luisa Pardo, acaba pareciendo mil veces m¨¢s cierta que las im¨¢genes bidimensionales, de Telediario, de Miguel Alem¨¢n, Carlos Salinas de Gortari o Vicente Fox. La esperada convergencia entre ambos planos no llega a producirse jam¨¢s, quiz¨¢ para significar que la vida de los comunes va por un lado y la pol¨ªtica por otro.

Un trabajo de enorme calidad art¨ªstica, en el que echo en falta una interpretaci¨®n personal que saque chispa del c¨²mulo de datos hist¨®ricos, y en el que el uso de caretas de cart¨®n (en lugar de m¨¢scaras) para representar a algunos presidentes es un corregible error de sintaxis.