El periodismo necesario
Parad¨®jicamente, el exceso de informaci¨®n tiende a fomentar la ignorancia y beneficia a opciones que huyen de la transparencia
La semana pasada tuvieron lugar en Barcelona las I Jornadas sobre Periodismo de Datos con un notable ¨¦xito de convocatoria y debate. Esta repercusi¨®n se explica por las profundas mutaciones que est¨¢ viviendo el periodismo, fruto de una crisis que est¨¢ cerrando cabeceras y enviando al desempleo a un sinf¨ªn de buenos periodistas. Todo ello acelera la necesidad de encontrar nuevas maneras de informar y de crear espacios para la reflexi¨®n cr¨ªtica, en un contexto de abundancia de informaci¨®n y de una desafecci¨®n pol¨ªtica que vuelve a poner la transparencia en el centro del debate p¨²blico. No es casual que estas jornadas hayan coincidido con la tramitaci¨®n del proyecto de Ley de Transparencia en el Congreso de los Diputados.
En el fondo, el periodismo de datos no hace m¨¢s que reivindicar los or¨ªgenes de la profesi¨®n: explicar historias a partir de hechos y datos contrastados. Su supuesta novedad resultar¨ªa exagerada si no fuera porque nos hemos acostumbrado a ruedas de prensa sin preguntas y a un periodismo alimentado por agencias y limitado a filtraciones, declaraciones y tertulias que, en definitiva, ha dejado de informar cuando m¨¢s lo necesit¨¢bamos. No ir a remolque de otras fuentes y reordenar los criterios de fijaci¨®n de la agenda son prioridades que ahora recupera el periodismo de datos. Esto, junto al potencial de las nuevas herramientas virtuales que pedir¨ªa una mayor alianza entre periodistas y programadores, devolver¨ªa al periodismo su verdadera raz¨®n de ser. Como siempre que hay innovaciones tecnol¨®gicas, los riesgos son la fascinaci¨®n por el medio y centrarse en el proceso olvidando el objetivo, que en este caso no es otro que la informaci¨®n veraz y el pensamiento cr¨ªtico. Es dif¨ªcil imaginar peor pesadilla que un horizonte repleto de tablas Excel y de visualizaciones de datos sin interpretaci¨®n.
Sin embargo, la vitalidad de esta particular forma de periodismo, que tiene en The Guardian su medio precursor, es un s¨ªntoma interesante de los problemas derivados del exceso de informaci¨®n actual.
La informaci¨®n solo se procesa cuando se relciona con la experiencia; sin contexto, sin v¨ªnculo con el pasado y el futuro, sin relaci¨®n con los otros, no hay conocimiento posible
El primero tiene que ver con el acceso individual al conocimiento. Un buen periodismo buscar¨ªa filtrar la informaci¨®n relevante para el ciudadano y poner as¨ª un cierto orden en el abrumador torrente de informaci¨®n al que estamos sometidos. Que informaci¨®n no es autom¨¢ticamente conocimiento era sabido; lo novedoso es la magnitud de la revoluci¨®n: en los ¨²ltimos treinta a?os se ha generado m¨¢s informaci¨®n que en los previos 5.000. Esta incesante producci¨®n y circulaci¨®n de datos, sin jerarqu¨ªa ni distinci¨®n, en un mundo de conexiones instant¨¢neas y sin esfuerzo, facilita el consumo bul¨ªmico de informaci¨®n y dificulta la sedimentaci¨®n propia de todo buen aprendizaje.
La informaci¨®n solo se procesa cuando se puede relacionar con la experiencia; sin contexto, sin v¨ªnculo con el pasado y el futuro, sin relaci¨®n con los otros, no hay conocimiento posible. Pero digerir la informaci¨®n requiere un tiempo del que nos priva una cultura de la interactividad que nos expone a est¨ªmulos permanentes. La fil¨®sofa Marina Garc¨¦s habla con acierto de una ¡°guerra por el monopolio de la atenci¨®n¡±, en la que el objetivo es tener al ciudadano permanentemente ocupado y saturado de inputs.
As¨ª, el exceso de informaci¨®n tiene tambi¨¦n consecuencias para la vida colectiva. Por un lado, este magma amorfo de informaci¨®n no permite distinguir el ruido de las noticias de inter¨¦s, de manera que, parad¨®jicamente, el exceso de informaci¨®n tiende a fomentar la ignorancia y la desinformaci¨®n, ingredientes habituales de la falta de compromiso en la vida p¨²blica. Por otro lado, la opacidad por exceso de informaci¨®n beneficia a un cierto tipo de pol¨ªtica y sistema econ¨®mico que reh¨²yen la transparencia y la rendici¨®n de cuentas a los ciudadanos. Por eso, en este contexto de abundancia de informaci¨®n, son m¨¢s necesarias que nunca las figuras de mediaci¨®n, como maestros o periodistas, que ayudan a interpretar, traducir y crear relatos, por plurales y conflictivos que sean. Es aqu¨ª donde es especialmente tr¨¢gica la desaparici¨®n de medios. Al final, el buen periodismo puede ayudar a crear sentido y recuperar el aut¨¦ntico valor de la palabra, devaluada por el enga?o y la p¨¦rdida de confianza en la pol¨ªtica. Para ello no puede olvidar que la t¨¦cnica debe estar siempre al servicio del ciudadano y del inter¨¦s general.
Judit Carrera es polit¨®loga
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