Colonias para descubrir capacidades
Una granja-escuela ense?a a los ni?os a recuperar viejas emociones perdidas en el entorno urbano
¡°?No vale! Es muy dif¨ªcil, no puedo¡±, farfulla enfadado el ni?o del ch¨¢ndal blanco. Esp¨ªa de reojo la delantera que han tomado los del otro equipo y resopla con resignaci¨®n. ¡°Mira, ya van muy adelante. Es que no es as¨ª, ten¨¦is que levantar m¨¢s la pierna¡±, les reprocha a los de su grupo. Con los pies anudados a unas tablas de madera, avanzar de forma coordinada para alcanzar la meta no es empresa f¨¢cil. ¡°Aqu¨ª tenemos la frustraci¨®n, la negatividad y las culpas. Ven al otro equipo que avanza y se frustran. Se paran, se enfadan entre ellos, discuten y se olvidan de concentrarse en el objetivo¡±, observa Cristina Guti¨¦rrez, directora de la casa de colonias La Granja. El ejercicio forma parte del m¨¦todo desarrollado por esta granja-escuela para trabajar la educaci¨®n emocional, es decir, ense?ar a los ni?os a reconocer sus emociones y aprender a gestionarlas. ¡°Hacemos consciente lo inconsciente¡±, apostilla Guit¨¦rrez.
A lo lejos, el eco de las risas y los chillidos que salen del tobog¨¢n de la desinhibici¨®n irrumpen en la calma del campo de Santa Mar¨ªa de Palautordera, a los pies del Montseny. ¡°Suena rid¨ªculo pero los ni?os necesitan desinhibirse. Est¨¢n todo el d¨ªa metidos en casa, en la tele, con el ordenador, y ya no se r¨ªen, no saltan, no chillan. Est¨¢n estresados, necesitan relajarse y dejarse llevar¡±, apunta Cristina. A trav¨¦s de los juegos y las actividades pensadas para trabajar emociones, los ni?os descubren sensaciones y c¨®mo gestionarlas. ¡°Basamos nuestro trabajo en la experimentaci¨®n. Empleamos t¨¦cnicas del coaching pero no somos psic¨®logos, simplemente hacemos visible lo invisible¡±, explica la directora.
Cada a?o, pasan por la granja-escuela m¨¢s de 10.000 ni?os. ¡°Empezamos a trabajar con la educaci¨®n emocional hace diez a?os, cuando vimos que algo hab¨ªa cambiado y con nuestros m¨¦todos de siempre ya no lleg¨¢bamos a los ni?os. En la actualidad, las emociones y el entorno han cambiado mucho: los ni?os son m¨¢s miedosos, apenas tienen contacto con la naturaleza y est¨¢n sobreprotegidos¡±, relata.
Conscientes del problema, la casa de colonias tiene programas espec¨ªficos para toda la familia y cursos dirigidos a los profesores para exportar las t¨¦cnicas de la educaci¨®n emocional que aplican . ¡°Trabajamos la educaci¨®n emocional en la escuela pero de otra forma. Aqu¨ª se aplica a trav¨¦s de la experimentaci¨®n y de forma intensiva¡±, apunta Montse Felipe, directora del colegio Montfalgars de Girona.
Los ni?os hoy son miedosos y apenas tienen contacto con la naturaleza
Miedo a la oscuridad, al bosque, a la comida. Miedo a no poder, a no saber, a fallar o a perder. ¡°Tienen miedo a todo. No son atrevidos y est¨¢n muy cohibidos¡±, apunta Guti¨¦rrez. La directora de La Granja reconoce, adem¨¢s, que han tenido que crear una actividad para que los ni?os trabajen el fracaso. ¡°Este ejercicio es la ¨²nica forma de que los ni?os fallen y fracasen, de que sientan esta emoci¨®n y poder ense?arles c¨®mo afrontarla. Est¨¢n tan sobreprotegidos por sus padres que nunca fallan. Antes de caer, ya les est¨¢n dando la mano para aguantarles. No les dejan equivocarse¡±, comenta Guti¨¦rrez.
Los ni?os de ciudad arrastran m¨¢s los pies que los que viven en el campo y cuando van de excursi¨®n al bosque. A medida que se adentran en la arboleda, bajan la voz, aten¨²an sus movimientos y se relajan. Es la comunicaci¨®n no verbal, otro de los elementos fundamentales que emplean en la granja-escuela para trabajar la educaci¨®n emocional. Los monitores leen entre l¨ªneas y utilizan cada resquicio que les dejan los chicos ¡ªun gesto, una mirada, una palabra¡ª para intentar llegar a ellos y destapar sus emociones. ¡°Aqu¨ª lo m¨¢s importante es la intenci¨®n; la que ponemos nosotros para ayudarles y ellos para conseguir algo. Est¨¢ claro que no consigues que todos los ni?os hagan clic y reconozcan sus emociones, pero yo me doy por satisfecha si consigo llegar aunque sea solo a uno de ellos¡±, confiesa Marta, una de las monitoras, mientras se afana en repartir chalecos flotadores a su grupo de ni?os en un juego de la piscina. Todos los trabajadores, desde los cocineros al cuidador de los caballos, tienen formaci¨®n en educaci¨®n emocional y comunicaci¨®n no verbal.
¡°Cada actividad est¨¢ preparada para descubrir a los chicos. Si te fijas, puedes saber perfectamente qui¨¦n tiene alma de l¨ªder, qui¨¦n es el t¨ªmido, el protector, el miedoso, el inseguro. Todos tienen su funci¨®n. No hay ninguno mejor ni peor, pero todos acaban demostrando qui¨¦nes son¡±, se?ala Cristina mientras se acerca al lugar donde cuatro ni?os se encaran con el caballo en la prueba del espejo. Tienen que guiar al animal con una cuerda y pasearlo por la arena. Pero el caballo no se mover¨¢ a no ser que sienta la seguridad del ni?o que lo conduce. ¡°El animal nunca miente. En este ejercicio se descubren muchas cosas¡±, explica Guti¨¦rrez. El ¨²nico ni?o de la comitiva lo intenta, pero el corcel permanece inm¨®vil. Una de las ni?as tiene miedo y se queda rezagada, agarrada a la mano de su otra compa?era. Finalmente es una tercera la que se decide, toma las riendas de la situaci¨®n, coge la cuerda y con paso firme, avanza sin mirar atr¨¢s. Y el caballo la sigue.
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