Mujica busca sus ra¨ªces en Muxika
El presidente de Uruguay dedica unas horas de su larga gira internacional a visitar la localidad vizca¨ªna donde se encuentra el origen de su apellido
Los vecinos de Muxika, unos 1.500 dispersos en su mayor¨ªa en caser¨ªos y viviendas unifamiliares, han encontrado esta semana en los buzones una hoja que les informa de la llegada este fin de semana de un ilustre visitante. Jos¨¦ Mujica, el presidente de Uruguay, en medio de una trepidante gira internacional por Asia y Europa, ha elegido la localidad para pasar unas horas entre su estancia en Roma, con entrevistas con el papa Francisco y el presidente Giorgio Napolitano, y las reuniones de car¨¢cter econ¨®mico en Mondrag¨®n. Mujica visita Muxika en busca de las ra¨ªces de su apellido, aunque apenas sabe nada de los or¨ªgenes de su familia ni ha seguido el rastro de los parientes que su bisabuelo dej¨® atr¨¢s cuando emigr¨® a Am¨¦rica.
¡°No ha investigado el pasado de la familia¡±, explica un portavoz de la presidencia de Uruguay. ¡°Los emigrantes dejaron una vida atr¨¢s de la que no hablaron. A los que buscan les cuesta encontrar porque no escucharon historias del pasado en sus casas¡±. El Ayuntamiento de Muxika le dedicar¨¢ esta ma?ana un sencillo recibimiento para el que habr¨¢ que madrugar. A las 8.30 horas los ocho concejales y el alcalde Aitor Goldaraz (Bildu) le esperan en la casa consistorial para acompa?arle, despu¨¦s del aurrezku de honor, a la casa-torre de san Rom¨¢n, una edificaci¨®n medieval reconstruida a finales del siglo XV, donde se encuentran los or¨ªgenes del linaje de los Mujica. Goldaraz le entregar¨¢ una r¨¦plica de la llave y la cerradura de madera del acceso a la casa-torre que uno de los ¨²ltimos se?ores Mujica mand¨® construir.
M¨²jica quer¨ªa hablar
¡°Es el s¨ªmbolo de que tiene las puertas del pueblo abiertas¡±, explica el alcalde. El presidente uruguayo tambi¨¦n recibir¨¢ el escudo her¨¢ldico de su apellido. Sin problemas de protocolo ni exigencias, Goldaraz dice que la organizaci¨®n de la visita se ha hecho en un clima de ¡°buena sinton¨ªa y amabilidad¡±. Solo ha habido un requerimiento personal del presidente: quiere estar con vecinos del pueblo que, como ¨¦l, se acercan a los 80 a?os. El anuncio de la visita ha pasado casi desapercibido en la localidad. Bajo la intensa lluvia del pasado viernes el tr¨¢nsito de veh¨ªculos era escaso; a pie no se ve¨ªa a nadie por las carreteras que unen los barrios de Muxika. En el bar Galzada se prestaba m¨¢s atenci¨®n al mal tiempo que est¨¢ retrasando el trabajo en las huertas que a la llegada del mandatario uruguayo.
El bisabuelo del presidente se estableci¨® en Uruguay a mediados del siglo XIX. Nada m¨¢s se sabe de las ra¨ªces vascas de Mujica, vencedor de las eleccciones presidenciales de su pa¨ªs en 2010, con 75 a?os, en la candidatura de izquierda del Frente Amplio, despu¨¦s de haber vivido una intensa biograf¨ªa que pasa por el activismo en la guerrilla tupamara, una fuga de prisi¨®n, a?os de tortura en la c¨¢rcel de la dictadura, y cargos de senador y ministro. Mujica, un jefe de Estado at¨ªpico que sigue viviendo en su granja de los alrededores de Montevideo, dona buena parte de su sueldo y no lleva corbata, quiere caminar por el pueblo. No tendr¨¢ mucho tiempo. La agenda oficial manda y a las 11 de la ma?ana le esperan en las cooperativas de Mondrag¨®n.
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