El Se?or Lobo crea problemas
El PP, consciente de la escasa implantaci¨®n org¨¢nica de Blasco, quiere deshacerse de su inc¨®moda presencia
No es la primera vez que Rafael Blasco crepita sobre la parrilla a lo largo de su dilatada carrera pol¨ªtica, pero sin ninguna duda esta es la peor, la que va a carbonizar su desmesurada ambici¨®n p¨²blica. La justicia lo ha acorralado por el supuesto desv¨ªo de fondos de cooperaci¨®n a una trama que, como a Saturno sus anillos, ha orbitado su di¨¢metro administrativo en buena parte de su singular trayectoria. Sea cual sea el veredicto de este proceso, su periplo ya se acab¨® y su prestigio pol¨ªtico ha sido aplastado por la pesada l¨¢pida del descr¨¦dito.
Al renacer de sus cenizas, despu¨¦s de que Joan Lerma lo expulsara de la Generalitat y del PSPV por otro turbio asunto (sobrese¨ªdo al ser declaradas ilegales las escuchas aportadas como prueba), Blasco protagoniz¨® una de las haza?as m¨¢s sugestivas de la pol¨ªtica ind¨ªgena. Como lazarillo de Eduardo Zaplana regres¨® a la primera l¨ªnea y se situ¨® en el puente de mando de un partido que, aunque acab¨® militando en ¨¦l, nunca fue el suyo. Su talento pol¨ªtico siempre estuvo por encima de los gobiernos de los que form¨® parte, pero fue insuficiente para se?alarle que debi¨® saltar de ese tren tras haber recompuesto su imagen p¨²blica sin, como todo apunta, nutrir una mafiosa malla clientelar de tub¨¦rculos con cargo al presupuesto. Al final, el animal pol¨ªtico acab¨® devor¨¢ndose a s¨ª mismo por su insaciable voracidad. Al final, Rafael Blasco ha terminado d¨¢ndole la raz¨®n a Joan Lerma.
Ahora el PP, consciente de la escasa implantaci¨®n org¨¢nica de Blasco, quiere deshacerse de su inc¨®moda presencia. Ahora Alberto Fabra necesitar¨ªa otro Se?or Lobo que, con la misma eficiencia que Rafael Blasco solucion¨® los pringosos enredos del PP cuando fue su Se?or Lobo (cuando estaba a media hora del problema y llegaba en 10 minutos), lo librara de Rafael Blasco sin dejar rastro. Que le dejara el grupo parlamentario tan reluciente como Harvey Keitel dej¨® la casa de Jimmy y el coche de Jules y Vincent antes de que llegara su mujer en la pel¨ªcula de Tarantino. Es decir, que Blasco hiciese de Se?or Lobo consigo mismo y se llevara su escandaloso ruido fuera del ¨¢rea de impacto de Fabra. Pero los lobos supervivientes a las cacer¨ªas, los que han tenido que atravesar el desierto, solo huyen si les beneficia.
El PP, m¨¢s all¨¢ de los desgarradores mordiscos que guarde en su resentida mand¨ªbula, tiene un serio problema con Blasco. Ah¨ª es donde el liderazgo y la autoridad de Fabra hacen agua, donde sus enaltecidas l¨ªneas rojas contra la corrupci¨®n se vuelven tan el¨¢sticas que se desdibujan, donde se torna incandescente el fulminante de los dem¨¢s imputados, donde mejor se ve que la improvisaci¨®n es la ¨²nica directriz que maneja el PP. Fabra tiene la decisi¨®n tomada pero le aterra ejecutarla, teme perder su precario equilibrio con el retroceso de su descarga y eso lo paraliza. Pero esperar a que el juez abra juicio oral, teniendo en cuenta el desfase entre el tiempo pol¨ªtico y el judicial, puede ser peor. Dice el vicepresidente del Consell, Jos¨¦ Ciscar, como si quisiera poner distancia con los otros ocho parlamentarios imputados para garantizarse la operaci¨®n, que el asunto de Blasco, al tratarse de dinero que iba destinado a los m¨¢s necesitados, tiene su propia especificidad por la alarma social que suscita. Sin embargo, su tufo es tan repugnante como el del dinero p¨²blico que se llev¨® la trama G¨¹rtel, Brugal, Emarsa y todo el espectro de hedores que expele su bancada. Es la misma cloaca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.