Tras el rastro de una rehabilitaci¨®n
El programa pionero contra la infravivienda de C¨¢diz cambi¨® la ciudad pero a¨²n no se ha completado y quedan muchas fincas en ruinas
Hubo una ¨¦poca en la que en cada edificio hab¨ªa varias tapas, cada una de un vecino, pero solo un inodoro. A?os en los que la gente rodeaba algunos barrios para no cruzar calles inh¨®spitas. Noches en las que se dorm¨ªa con miedo mientras las paredes y los techos cruj¨ªan amenazas. Tambi¨¦n hubo una ¨¦poca en la que empez¨® a llover dinero y las ruinas se transformaron en viviendas nuevas. C¨¢diz fue s¨ªmbolo de lo peor, del que ten¨ªa una casa indigna de llamarse hogar. Y tambi¨¦n de lo mejor, cuando la pol¨ªtica sirvi¨® un d¨ªa para cambiar las cosas y transformar toda una ciudad.
Pablo Lorenzo vivi¨® en primera persona esa transformaci¨®n. Hab¨ªa sido concejal de vivienda durante el gobierno del socialista Carlos D¨ªaz. Despu¨¦s hab¨ªa vuelto a dar clases hasta que recibi¨® una llamada en la que le propon¨ªan ser el director de una oficina de nueva creaci¨®n que pretend¨ªa aglutinar inversiones para eliminar la infravivienda del casco antiguo. ¡°Fue una decisi¨®n pol¨ªtica¡±, recuerda. Una decisi¨®n del PSOE en una ciudad que entonces hab¨ªa empezado a gobernar el PP de Te¨®fila Mart¨ªnez. Lorenzo cita a Francisco V¨¢zquez Ca?as, Ferm¨ªn del Moral, Mar¨ªa de la O Jim¨¦nez, Luis Pizarro o Francisco Vallejo como los auspiciadores de aquel plan de la Junta y recuerda tambi¨¦n a t¨¦cnicos como Eladio Garc¨ªa Castro o Jos¨¦ Luis Su¨¢rez, esenciales para que aquello comenzara a andar.
Hab¨ªa habido una experiencia previa en la mejora de un barrio conflictivo, el del Cerro del Moro. Los primeros pasos en el centro hist¨®rico no fueron sencillos. ¡°Hubo reticencias y cierta incredulidad de los vecinos¡±. Sin ellos, sin la colaboraci¨®n de las asociaciones, hubiese sido imposible hacerlo porque, seg¨²n Lorenzo, sus representantes eran los que conoc¨ªan los rincones de cada barrio, aquellos sitios donde se compart¨ªa cuarto de ba?o, se sufr¨ªa entre puntales o los sue?os se estremec¨ªan con las grietas. En 1999 naci¨® el primer plan integral de rehabilitaci¨®n de un casco antiguo en Andaluc¨ªa. Y fue pionero en muchos cosas. En facilitar con ayudas p¨²blicas acuerdos para que los propietarios arreglaran sus casas, en contar con trabajadores sociales que atendiesen las necesidad m¨¢s personales de los inquilinos, en incentivar el trabajo de arquitectos veteranos y j¨®venes con cientos de contratos de proyectos. El Ayuntamiento colabor¨® expropiando viviendas a los due?os que se negaban a mejorar casas en riesgo.
Seg¨²n los ¨²ltimos datos aportados por la Consejer¨ªa de Fomento, el Gobierno andaluz ha intervenido en 5.752 viviendas y ha invertido 148,3 millones de euros en C¨¢diz. Una de esas casas fue la de Carmen Cort¨¦s. Viv¨ªa en el barrio de Santa Mar¨ªa, en Jaboner¨ªa. ¡°Ten¨ªa muy buenas vecinas. Era una casa muy peque?a, una habitaci¨®n y poco m¨¢s. Compart¨ªa ba?o con una se?ora ya mayor, que se muri¨® la pobre¡±, recuerda Cort¨¦s. Una noche el techo cruji¨®. Y tuvo miedo. Avis¨® a los t¨¦cnicos. Hizo bien. Porque en cuanto inspeccionaron su casa decretaron el estado de ruina y?le facilitaron un piso de realojo en la calle Sopranis. ¡°No tuve suerte con los vecinos¡±. Y terminaron ofreci¨¦ndole un peque?o apartamento en el Campo del Sur con un luminoso sal¨®n con vistas al mar. Ahora, seis a?os despu¨¦s, abre las puertas de su casa como la que presenta un palacio. Para ella lo es. ¡°Yo siempre le digo a la trabajadora social, a Blanca, que me cambiaron la vida¡±, cuenta.
Como la de Carmen, las vidas de miles de gaditanos dieron un vuelco gracias al trabajo de esa oficina que durante muchos a?os dirigi¨® Pablo Lorenzo. Despu¨¦s sigui¨® coordin¨¢ndola como delegado de Obras P¨²blicas hasta que se jubil¨® antes de las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas. ¡°Evitamos la marcha de muchas personas que se hubiesen ido de C¨¢diz. El casco antiguo se estaba despoblando y lo frenamos. Revitalizamos zonas como el P¨®pulo. Antes daba miedo pasar por all¨ª. Ahora es un referente tur¨ªstico¡±, dice. ¡°Puede que cometi¨¦ramos errores pero nadie puede negar lo que esa inversi¨®n supuso y sigue suponiendo. Y aunque todav¨ªa hay fincas en mal estado, no hay nadie viviendo en ellas¡±, sostiene.
La crisis, como muchas cosas, par¨® en seco, sobre todo desde 2010, cualquier nueva inversi¨®n. Pablo Lorenzo a?ade m¨¢s razones. ¡°El plan de C¨¢diz despert¨® muchas envidias. Todo el mundo quer¨ªa la misma idea para su pueblo. De una sola oficina se pas¨® a m¨¢s de 40. Hubo que repartir el dinero. Se puede decir que el programa de infravivienda de C¨¢diz muri¨® de ¨¦xito¡±. Ahora apenas hay dinero para comprar nuevas fincas ni financiar nuevas ayudas a la rehabilitaci¨®n pero la Consejer¨ªa de Fomento, ahora bajo las siglas de IU, trabaja para potenciar el alquiler y llenar las casas que siguen vac¨ªas.
Carmen Cort¨¦s ha puesto un altar a Camar¨®n junto a su ventana con vistas al mar. Tiene una foto de su hijo, su nuera y sus nietos, que residen en Alicante. Vive sola pero se siente acompa?ada por las olas que rompen en los bloques del Campo del Sur y el estruendoso rodar de los coches por los adoquines. Pablo Lorenzo recuerda todav¨ªa cuando un d¨ªa le ense?aron una casa medio en ruina. Hab¨ªa unas ni?as guap¨ªsimas que revoloteaban en una habitaci¨®n donde hab¨ªa colgado un vestido de comuni¨®n. Y las peque?as le se?alaban los sitios por donde pasaban las ratas. Han pasado 14 a?os. Era otra ciudad.
Se puede decir que el programa de infravivienda de C¨¢diz muri¨® de ¨¦xito
Pablo Lorenzo
Las chinchetas de Santa Mar¨ªa
En el barrio de Santa Mar¨ªa hablan las chinchetas de Julio S¨¢nchez, el vocal de vivienda de la asociaci¨®n vecinal. Las verdes son casas dignas, el 75%. Las rojas, obras en ejecuci¨®n. Apenas quedan. Las amarillas brillan como alarmas en el mapa colgado en la sede, las que aguardan una soluci¨®n. ¡°Hay 23 fincas vac¨ªas, cinco solares, siete infraviviendas parciales¡±, enumera. Y destaca una infravivienda total. Siete familias del n¨²mero 17 de la calle Mirador viven entre vigas podridas, humedades y sin cuarto de ba?o propio. Existe una inspecci¨®n t¨¦cnica desfavorable. ¡°Estamos esperando a que los realojen¡±, dicen. En otro tiempo ya tendr¨ªan una casa nueva. Hay chinchetas que pinchan y duele.
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