Madrid gusta a sus vecinos
Una encuesta de Metroscopia desvela que el 61% considera buena la calidad de vida La mitad de los residentes cree que la capital no respeta el medio ambiente El 83% opina que es agradable para vivir
Con sus atascos y sus humos, con sus 3,2 millones de habitantes, ?puede ser considerada Madrid como una ciudad agradable para vivir? S¨ª, responde el 83% de sus moradores en una encuesta realizada por Metroscopia el 13 de mayo de 2013. A pesar de que el madrile?o aproveche cualquier excusa para escapar de la capital y desaparecer aunque sean unas horas, pesan m¨¢s las ventajas que los inconvenientes.
No comparte esta afirmaci¨®n un 16% de los entrevistados, de una muestra de 600 personas residentes en el municipio de Madrid, con un margen de error para datos globales de ¡À4 puntos.
No hay gran diferencia en esta percepci¨®n positiva global entre sexos (hombres y mujeres creen lo mismo) o edades (el ciudadano de 55 a?os piensa como el de 18). Las desavenencias surgen cuando se escudri?a en los distintos par¨¢metros concretos que configuran el modelo de ciudad que existe y, sobre todo, si se tienen en cuenta las simpat¨ªas pol¨ªticas de los entrevistados.
El nivel de conformidad del votante del PP con respecto a los aspectos que definen la urbe en la que vive es mayor que la del que opta por el PSOE o IU. En algunas de las respuestas pr¨¢cticamente se duplica. El encuestado de UPyD se mantiene a medio camino, aunque se acerca a las posturas m¨¢s conservadoras.
Si se analizan las respuestas de los ciudadanos que no ven a Madrid como una urbe amable, la situaci¨®n cambia. Los partidarios de IU se ponen a la cabeza, seguidos por PSOE y UPyD, y, por ¨²ltimo, de los votantes del PP.
Las mayores fortalezas de la ciudad se encuentran en sus servicios b¨¢sicos y en el fomento del pluralismo y de la diversidad cultural, aspectos que obtienen la aprobaci¨®n de las dos terceras partes de los madrile?os. Los ciudadanos tambi¨¦n consideran, con un apoyo del 61%, que tienen una calidad de vida buena. Un tercio opina, sin embargo, lo contrario.
Las posturas de los madrile?os se empiezan a acercar cuando se indaga en si consideran que se protege el patrimonio cultural y ambiental, y si consideran adecuada la planificaci¨®n de las nuevas infraestructuras. En estos aspectos, Madrid contin¨²a obteniendo el aprobado de m¨¢s de la mitad de sus moradores, pero el rechazo sube al 40%.
En cuanto a si la capital sabe captar las inversiones extranjeras para sus proyectos, la confianza desciende y aparece el suspenso. Un 42% piensa que s¨ª, frente al 39% que opina lo contrario. Y eso que la Comunidad de Madrid recibi¨® entre 1996 y 2010 196.000 millones de euros de inversi¨®n extranjera bruta directa, el 59% del total de Espa?a, seg¨²n datos del Ministerio de Industria.
Otra de las asignaturas pendientes para los ciudadanos madrile?os es el fomento de la participaci¨®n urbana. As¨ª lo consideran m¨¢s de cinco de cada 10 entrevistados, que piensa que no se produce. Tampoco destaca Madrid por ser justa e igualitaria, una de sus mayores debilidades piensa el 58% (casi 9 de cada 10 votantes de IU, frente a 3 del PP).
El medio ambiente se percibe como otra de las asignaturas pendientes. Nada extra?o en una ciudad llena de viviendas y habituada a convivir con una boina de contaminaci¨®n a modo de cielo, que da idea a simple vista de la calidad del aire que se respira. La Comisi¨®n Europea ha rechazado este a?o la moratoria solicitada para que Madrid pudiera sortear durante cinco a?os m¨¢s la obligaci¨®n de cumplir los l¨ªmites m¨¢ximos de contaminaci¨®n por di¨®xido de nitr¨®geno. ¡°El hecho¡±, asegura el informe de Metroscopia, ¡°es que la ciudad de Madrid consume y genera una contaminaci¨®n de casi 20 veces la capacidad de recarga de los recursos naturales del territorio¡±.
Con este escenario como plat¨® de vida diario, los residentes no se muestran convencidos de que se haga un uso razonable de los recursos naturales. M¨¢s de cinco de cada 10 ciudadanos piensa que no se gestionan de forma correcta. En este aspecto, las diferencias son m¨¢s que notables dependiendo de sus simpat¨ªas pol¨ªticas (opina as¨ª, el 90% de los votantes de IU, el 69% PSOE, 61% de UPyD, frente al 23% de los del PP).
En cuanto a la protecci¨®n de la diversidad natural, los madrile?os se encuentran divididos en sus estimaciones: el 41% opina que se hace de forma positiva, mientras que el 47% piensa lo contrario. En la consulta sobre si se realiza un uso razonable de la energ¨ªa, vuelve a subir la diferencia entre los que piensan que es razonable (30%) y los que lo valoran de forma negativa (55%).
La urbe tambi¨¦n suspende en cuanto a su forma de desarrollarse. El 56% de los residentes piensa que el control y ordenamiento del crecimiento de la ciudad no es el adecuado, y solo un 32% lo aprueba. Opiniones de unos ciudadanos que desconocen en su mayor parte (65%) que en 1994 Madrid firm¨® la llamada Carta de Aalborg, un acuerdo para hacer m¨¢s sostenibles las capitales europeas.
'Y un agujerito...'
A la amplia mayor¨ªa de los ciudadanos madrile?os les resulta agradable vivir en Madrid. Sin embargo, este acuerdo se difumina cuando eval¨²an la manera en la que la ciudad se construye, se planifica y, en definitiva, se concibe como un h¨¢bitat sostenible. Las mayores diferencias las determina la inclinaci¨®n pol¨ªtica: mientras el 82% de los votantes del PP afirma que la calidad de vida en la ciudad es buena, el porcentaje se reduce al 52% entre los votantes del PSOE o al 41% en el caso de IU.
En la Comunidad de Madrid, al menos el 68% de la poblaci¨®n vive en municipios que han suscrito la Carta de las Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad, conocida como la Carta de Aalborg. Pero solo una tercera parte de sus moradores ha o¨ªdo hablar de ella, y el 65% de ese tercio desconoce si la capital la ha firmado.
La Carta de Aalborg establece en su declaraci¨®n de principios: ¡°Nosotras las ciudades comprendemos que el concepto de desarrollo sostenible nos ayuda a basar nuestro nivel de vida en la capacidad transmisora de la naturaleza. Tratamos de lograr una justicia social, unas econom¨ªas sostenibles y un medio ambiente duradero. La justicia social pasa necesariamente por la sostenibilidad econ¨®mica y la equidad, que precisan a su vez de una sostenibilidad ambiental¡±.
Sin embargo, el 58% de los madrile?os cree que la ciudad no es justa ni igualitaria, y m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n considera que no fomenta suficientemente la participaci¨®n ciudadana. Al mismo tiempo, los servicios que se prestan a los ciudadanos son evaluados positivamente por un 65%, dato especialmente destacable en un contexto social en que la tasa de riesgo pobreza y exclusi¨®n social alcanz¨® el 19,2% en 2011 (AROPE, At Risk of Poverty and/or Exclusion).
Por otro lado, el 56% de los madrile?os considera que la ciudad no controla y ordena adecuadamente su crecimiento. Este ha sufrido un fuerte aceleramiento en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas y el modelo de urbanizaci¨®n difusa que dibuja el plano de Madrid supone una dificultad para la sostenibilidad territorial.
En 2007, el Ayuntamiento de Madrid (PP) renov¨® su adhesi¨®n a la Carta de Aalborg que, desde su firma en 1996, supone un compromiso con la sostenibilidad urbana y la puesta en pr¨¢ctica de planes de acci¨®n local.
El objetivo final es ¡°impulsar la democracia participativa, la justicia social, la protecci¨®n de bienes naturales comunes, el fomento de las formas de producci¨®n y consumo sostenibles, el planeamiento urbano, y asumir la responsabilidad con la sostenibilidad global¡±.
Y aunque la mayor¨ªa de los madrile?os no sabe lo que es la Carta de Aalborg, suscribe como propios sus objetivos y hace suyo, actualizado, el dicho que popularizaron sus antecesores del siglo XVIII, orgullosos de las mejoras que Carlos III introdujo en la capital: ¡°De Madrid, al cielo; y en el cielo, un agujerito para verlo¡ sostenible¡±.
Mar Toharia Ter¨¢n es ge¨®grafa y analista de Metroscopia.
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