El Cuarteto Quiroga cierra brillantemente el ciclo de c¨¢mara del Festival Mozart

El Cuarteto Quiroga hacerado este lunes la serie de conciertos de c¨¢mara que han jalonado su celebraci¨®n en esta edici¨®n. En programa, tres obras maestras de la literatura cuartet¨ªstica que marcan la evoluci¨®n del g¨¦nero desde el siglo XVIII hasta el XX.

El Cuarteto en mi bemol mayor, K 428 de Mozart es obra de madurez creada con la valent¨ªa de la permanente juventud de un genio. Desde el un¨ªsono de su introducci¨®n y a lo largo de todo el concierto, el Cuarteto Quiroga mostr¨® el porqu¨¦ de su consideraci¨®n entre los grandes cuartetos j¨®venes europeos, con su t¨¦cnica al servicio de la m¨²sica, que pone de manifiesto la esencia de cada obra.

En Mozart, con su expresividad y control del sonido, sus texturas en ese Andante con moto tan anticipado a su tiempo, la gracia danzante del Minuetto o el tejido como de hilos de plata sonora del Trio. Y, para finalizar la primera parte, entregaron al p¨²blico la m¨²sica transmutada en breve belleza del Cuarteto n? 3 de B¨¦la Bart¨®k; con su ambiente sonoro, la exposici¨®n de su armon¨ªa y la pasi¨®n de su ritmo lleno de toda la fuerza de un pueblo.

Y en la segunda, la intensidad de un Schoenberg a la conquista de los ¨²ltimos rincones de la tonalidad en su Cuarteto en re mayor, la fuerza r¨ªtmico-danzante de su Allegro molto o los matices t¨ªmbricos del Intermezzo. De su interpretaci¨®n cabe destacar, dentro del gran empaste de su sonido, la solidez basal de su chelo, su viola aterciopeladamente redonda y el lejano brillo acerado de los violines.

El p¨²blico presente en el Rosal¨ªa, inferior en n¨²mero al habitual de la temporada de la Filarm¨®nica, otorg¨® al Cuarteto Quiroga una calurosa y merecida ovaci¨®n, que fue correspondida con el segundo movimiento del Cuarteto en mi bemol mayor de Marcial del Adalid. Un hermoso detalle como cierre final de un ciclo en el que, como todo el Festival, la respuesta del p¨²blico no se ha correspondido con la calidad de lo programado.