Sin billete de vuelta
M¨¢s de 100 temporeros b¨²lgaros, abandonados en una finca de Cartaya, no pueden volver a su pa¨ªs porque el empresario no les ha abonado el salario de la campa?a de la fresa
Cuando Violeta Ivanova, de 39 a?os, entr¨® en su casa de Bulgaria, su pa¨ªs natal, al t¨¦rmino de la campa?a de la fresa de Huelva de 2012, su hijo se abalanz¨® sobre su maleta buscando chocolates: ¡°?Y mis chocolates mam¨¢?¡±, no los llevaba. El empresario le hab¨ªa dejado a deber parte de sus jornales. El pretexto era que as¨ª regresar¨ªa la pr¨®xima campa?a. Y la pr¨®xima campa?a lleg¨®: Ha sido la de este a?o 2013.
Ivanova no quiere regresar en esta ocasi¨®n con los bolsillos vac¨ªos. Ha trabajado duro y reclama, como el resto de sus compatriotas, su dinero. La situaci¨®n se ha tornado dantesca para ellos. Ninguno de los 120 b¨²lgaros contratados en la finca Campos de Lepe, ubicada en el t¨¦rmino municipal de Cartaya y una de las m¨¢s grandes de la zona, ha visto su salario completo desde el pasado septiembre, cuando comenz¨® la plantaci¨®n del fruto. Algunos han cobrado anticipos de 50 euros. Otros, ni eso. En cambio, el empresario, el lepero Antonio Rodr¨ªguez, les ha reclamado 100 por persona por residir en unas casas prefabricadas instaladas junto a los invernaderos de la fresa. En una vivienda, un habit¨¢culo de angustiosas dimensiones, pueden vivir hasta 11 personas.
Estos jornaleros llegaron a Huelva con el sue?o de ganar un salario mejor. Sin embargo, est¨¢n atrapados en una pesadilla en una finca a unos siete kil¨®metros de Cartaya, aislados del mundo, sin dinero y sin posibilidad de regresar a Bulgaria. ¡°Esto es peor que una c¨¢rcel¡±, dice Slavca Ignateva, de 29 a?os, que vino con su marido y sus dos hijos. En la finca hay siete ni?os de entre tres y 12 a?os. La semana pasada la hija de Ignateva cay¨® enferma por beber agua de una acequia donde hab¨ªa perecido un animal. ¡°Mi hija tuvo fuertes v¨®mitos y diarrea¡±, se queja esta b¨²lgara.
El sindicato UGT present¨® el martes pasado, tras el incidente, una denuncia en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) y ante la Inspecci¨®n de Trabajo. Luciano G¨®mez, de la Federaci¨®n de Industria y Trabajadores Agrarios de UGT, calific¨® el escenario de ¡°alarma social¡±. ¡°Estas personas est¨¢n abandonadas a su suerte y en el desamparo m¨¢s absoluto, sin dinero, sin comida, sin agua, sin luz... Los ni?os tienen gastroenteritis y desnutrici¨®n¡±, dice G¨®mez.
Fue esta ag¨®nica situaci¨®n la que llev¨® al colectivo a denunciar los hechos el 14 de junio ante la Guardia Civil de Cartaya, que abri¨® una investigaci¨®n. Una semana despu¨¦s se detuvo al empresario que, tras prestar declaraci¨®n, qued¨® en libertad con cargos. La Guardia Civil le ha imputado un delito contra los derechos de los trabajadores. Se calcula que la deuda con estos jornaleros asciende a 250.000 euros, pero puede que la cantidad sea mayor. ¡°Muchos no han cobrado nada desde que llegaron y a otros hay que sumarle lo que les adeuda de la campa?a anterior¡±, afirma Juan Labrador, portavoz del colectivo y colaborador de la Asociaci¨®n Anusi, que trabaja con inmigrantes.
Ciudadanos europeos
- En pueblos freseros como Lepe se calcula que residen unos 400 ciudadanos b¨²lgaros. En la campa?a de la fresa de Huelva se hizo una planificaci¨®n para 60.000 jornaleros. Este a?o se aprob¨® un cupo de 2.100 braceros contratados en origen. Las cifras de las personas que han participado en la recogida de la fresa no se conocer¨¢n hasta que no se re¨²na la Comisi¨®n de los Flujos Migratorios donde las Administraciones, la patronal y los sindicatos evaluar¨¢n el ritmo de la campa?a.
Juan Labrador asegura que los jornaleros han pasado hambre: ¡°Durante un mes solo han comido fresas con az¨²car y a veces pan o mermelada que ellos mismos han elaborado¡±. Ahora, gracias a la mediaci¨®n de organizaciones humanitarias como C¨¢ritas o Cruz Roja, les est¨¢n llegando otros alimentos. Asen Ivanov, de 40 a?os, tiene a su hijo menor en Bulgaria con sus padres. ?l vino con su mujer. El empresario le debe 5.000 euros. Igual que el resto de compa?eros ha declinado el ofrecimiento formulado por el empresario de coger un autob¨²s y regresar a su pa¨ªs con un compromiso ante notario de que cobrar¨¢n cuando haya fondos. ¡°Necesitamos el dinero para pagar al banco all¨ª. Pedimos un pr¨¦stamo para venir. Tenemos familias, hijos. Es imposible volver sin nada¡±, rese?a Ivanov.
En la finca, a la que se accede a trav¨¦s del camino de Valdeflores, las horas pesan como el plomo. Y cunde el des¨¢nimo y el aburrimiento. A trav¨¦s de largas v¨ªas de arena se alcanza el poblado de m¨®dulos prefabricados. Las mujeres, a un lado. Los hombres, al otro, ven las horas pasar con la incertidumbre pegada en el rostro. ¡°No podemos estar aqu¨ª mirando el techo un d¨ªa y otro d¨ªa¡±, se queja Stoan Ivanov, de 26 a?os. El lunes 24 de junio se levantaron de madrugada y fueron a protestar a Lepe (10 kil¨®metros a pie). Por la tarde, estaban de vuelta en la finca con la misma cara de desolaci¨®n.
El subdelegado del Gobierno, Enrique P¨¦rez Viguera, asegura que el empresario le solicit¨® una entrevista y destaca que ¨¦l mismo le apremi¨® a subsanar cuanto antes la deuda que mantiene con los trabajadores: ¡°Son jornaleros que han desarrollado un esfuerzo en la recolecci¨®n de la fresa y tienen un cr¨¦dito salarial que ronda, seg¨²n el empresario los 250.000 euros y tienen derecho a que se les satisfaga¡±, declara P¨¦rez Viguera.
El subdelegado lamenta que ¡°episodios como ¨¦ste no benefician a una campa?a que ha sido mod¨¦lica en su desarrollo¡±. Por eso, remarca la necesidad de que las empresas atiendan los cr¨¦ditos salariales de los jornaleros para no repetir estas situaciones.
Por su lado, el empresario ha rehusado pronunciarse. ?nicamente afirma que ten¨ªa bastante experiencia en este sector y ¡°que nunca le hab¨ªa ocurrido un episodio similar¡±. Su empresa, que hace a?os que no es socia de Freshuelva ¡ªla patronal fresera que aglutina al 98% del sector¡ª, lleva contratando ciudadanos b¨²lgaros en las ¨²ltimas cinco campa?as Fuentes de la patronal lamentan estos hechos y aseguran que ¡°se trata de un comportamiento aislado y no representativo de la manera de proceder del resto de empresarios de la fresa en Huelva¡±.
Desde Huelva Acoge tambi¨¦n se critic¨® la manera de actuar de este empresario: ¡°Lo que subyace en este asunto es una vulneraci¨®n de los derechos de los trabajadores por impago de salarios. Desde nuestra organizaci¨®n denunciamos estos hechos y conminamos al empresario a que remunere el salario que adeuda a estas personas si es verdad que estos trabajadores han cumplido con su parte del contrato¡±, afirma Isabel Dom¨ªnguez, presidenta de la organizaci¨®n. ¡°Hemos recogido muchas fresas. Cajas y cajas todos los d¨ªas¡±, exclama Violeta Ivanova. ¡°?D¨®nde est¨¢ el dinero de toda esa fresa?" se pregunta. Gergana Ivanova, de 37 a?os, a?ade: ¡°Quiero dirigirme al coraz¨®n de Antonio: No somos animales¡±.
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