?Qui¨¦n a?ora su pueblo?
Las casas regionales apuestan por la promoci¨®n de su gastronom¨ªa y otras actividades no siempre relacionadas con las costumbres para llegar a un p¨²blico m¨¢s joven
Carlos ultima los preparativos para la cena que ha organizado junto a un grupo de amigos en la sukalde (cocina en euskera) del Hogar Vasco de Madrid. Habr¨¢ unos diez comensales. El men¨² que degustar¨¢n ser¨¢ crema de calabac¨ªn, de primero, y merluza en salsa verde de segundo. El membrillo con nueces pondr¨¢ el broche final a este encuentro entre amigos vascos que alquilan la sukaldesin m¨¢s motivo que el de pasar un buen rato alrededor de una mesa. Faltan tres horas y la cerveza espera en el frigor¨ªfico. Como podr¨ªa hacer cualquier socio de la casa, Carlos Garc¨ªa-Egocheaga reserv¨® un mi¨¦rcoles este espacio, por un precio ¡°asequible¡±, para pasar una velada que lo trasladara a cualquier cocina de su tierra natal. ¡°Traemos la comida, pasamos un buen rato y no tenemos que limpiar¡±, explicaba este directivo de 41 a?os y natural de Bilbao. Julio Elejalde, actual presidente de Euskal Etxea (hogar vasco en euskera), le recuerda que la parranda tiene que acabar, como muy tarde, a las doce de la noche.
El Hogar Vasco es una de las 34 casas regionales que acogen a los reci¨¦n llegados a la capital procedentes de cualquier punto del pa¨ªs. Estos centros son lugares de encuentro entre paisanos cuyo principal objetivo es preservar y dar a conocer las costumbres de la tierra. Cuando uno piensa en las casas regionales se le vienen a la cabeza las im¨¢genes del ¨¦xodo rural de los a?os cincuenta y sesenta del siglo pasado. Miles de espa?oles pisaban por primera vez el asfalto de las grandes ciudades para buscar fortuna. En aquellos a?os afloraron este tipo de asociaciones que pretend¨ªan vencer la nostalgia.
Viaje sin levantarse de la mesa
- Txoko Taberna. Restaurante en la planta baja del Euskal Etxea de Madrid. Empanadas a la guerniquesa, anchoas al chacol¨ª o bacalao al ajoarriero son algunos de sus platos (Jovellanos, 3).
- Terraza de Casa de Granada. Nada mejor para volver al sur que habitas salteadas con jam¨®n y cerveza Alhambra. Buenas vistas de Madrid (Doctor Cortezo, 17).
- Casa de Cantabria. Alb¨®ndigas de merluza, anchoas del Cant¨¢brico, chipirones encebollados o cocido monta?¨¦s, algunas de sus especialidades (P¨ªo Baroja, 10).
- Casa Hortensia. En la mesa algo de queso de Cabrales para abrir apetito. Admirable si consigue acabar con el plato de fabes con almejas o con el pote asturiano (Farmacia, 2).
- Casa de Canarias. La cantina est¨¢ abierta los fines de semana. Hay que reservar para degustar platos t¨ªpicos de las islas (Jovellanos, 5).
En 1952, por ejemplo, los primeros socios de la Casa de Castilla-La Mancha alquilaron por 1.500 pesetas mensuales el primer piso del n¨²mero cuatro de la c¨¦ntrica calle de la Paz. All¨ª siguen, m¨¢s de medio siglo despu¨¦s. Con el paso de los a?os, las distancias se han hecho m¨¢s cortas y la morri?a se ha superado. ¡°Estas casas han perdido una de sus principales razones de ser. En Madrid ya nadie es forastero. Cualquiera puede ir a su pueblo a pasar un fin de semana. La morri?a pas¨® y nos ha tocado cambiar el chip¡±, sostiene el presidente de la Federaci¨®n de Casas Regionales de la Comunidad, Juan Jos¨¦ Cantalapiedra. La regeneraci¨®n de su agenda cultural, la promoci¨®n del turismo, de los productos de la tierra y, sobre todo, de la gastronom¨ªa a trav¨¦s de sus restaurantes son algunas de las recetas para reforzar la funci¨®n de estas casas.
El Centro Gallego de Madrid es uno de los que m¨¢s est¨¢n apostando por la renovaci¨®n de su espacio. ¡°Queremos convertir el centro en un club abierto a todos los madrile?os. Nuestro programa incluye ofertas de diferente ¨ªndole: talleres de teatro, fusi¨®n de m¨²sica gallega tradicional y de vanguardia, clases de tango, de danza oriental, gimnasia, pilates¡¡±, detalla Eduardo Crisenti, el organizador de eventos culturales. Una de las actividades con mayor acogida es la clase de lindy hop, un baile con pasos de swing y jazz procedente de EE UU que ahora se ha puesto de moda en nuestro pa¨ªs. Con esta agenda, el Centro Gallego pretende atraer a un p¨²blico m¨¢s joven, seg¨²n Crisenti. La casa de los gallegos se encuentra justamente en la calle de Carretas. Los ventanales de su caf¨¦-restaurante dan a la plaza de Jacinto Benavente, a pocos metros de la Puerta del Sol. Un enclave perfecto para atraer a los transe¨²ntes que quieran degustar un rico men¨² del d¨ªa por menos de diez euros. Eso s¨ª, el que prefiera probar los sabores de la tierra del Mi?o encontrar¨¢ en la carta todo lo que se le antoje. Al igual que ocurre en la mayor¨ªa de las casas, el alquiler o concesi¨®n del restaurante es una de sus principales fuentes de financiaci¨®n. Una de las condiciones que suelen poner es que la carta ofrezca algunos platos del propio lugar de origen. En la Casa de Granada, por ejemplo, raro es el comensal que no se pide las habas con jam¨®n (t¨ªpicas del sur) o no prueba la cerveza Alhambra. Situado en la terraza de un edificio enclavado en Tirso de Molina, este bar-restaurante es uno de los m¨¢s conocidos del barrio. Cuenta una de sus camareras que los fines de semana ¡ªsobre todo, los domingos¡ª la estrecha terraza se pone a rebosar. ¡°Todos quieren disfrutar de las vistas de Madrid, sobre todo al atardecer¡±, sentencia.
Ahora que las subvenciones auton¨®micas han menguado o han dejado de darse por la crisis, muchas de las casas regionales han rentabilizado sus fincas con este tipo de alquileres. La presidenta del Hogar Extreme?o, Maruja S¨¢nchez, espera que el Gobierno de Extremadura se anime a alquilar finalmente algunos de los despachos que hay libres en el piso que ocupan en la Gran V¨ªa. ¡°Nuestra situaci¨®n financiera es asfixiante. Tenemos que pagar todos los meses la letra del hogar (1.250 euros) y hemos recibido solamente 3.700 euros de nuestra Comunidad¡±, lamenta. La Casa de Canarias tambi¨¦n ha tenido que tomar medidas. El pr¨®ximo d¨ªa 15 celebrar¨¢ una subasta de las obras pict¨®ricas de pintores canarios que cuelgan en su sede para recaudar fondos con los que mantener su actividad. ¡°Ahora mismo vivimos de la aportaci¨®n de los socios¡±, asegura Isabel Prinz, su vicepresidenta.
Las cuotas de estos centros oscilan entre los cinco y los 10 euros mensuales. Un precio simb¨®lico que muchos de ellos ya no se pueden permitir. El gerente del Centro Asturiano, Antonio P¨¦rez, reconoce que en los ¨²ltimos a?os muchos paisanos se han dado de baja. A¨²n as¨ª, el conjunto de las casas regionales de Madrid sigue contando con m¨¢s de 80.000 socios, seg¨²n datos del Ayuntamiento. ¡°Muchos madrile?os desconocen su actividad pero son un espacio de encuentro que ha enriquecido la identidad de la ciudad¡±, asegura Carlos Mart¨ªnez Serrano, coordinador del ¨¢rea de Familia, Servicios Sociales y Participaci¨®n Ciudadana. El Consistorio ha aprobado para este a?o una ayuda de 36.000 euros destinada a los 34 centros. El a?o pasado las casas no recibieron ning¨²n tipo de contribuci¨®n municipal. En 2011 la cuant¨ªa ascend¨ªa a 60.000 euros.
¡°Son a?os malos y el papel de las casas regionales se est¨¢ redefiniendo. Lo importante es seguir ofreciendo actividades que acerquen a los madrile?os a nuestra cultura¡±, considera Antonio P¨¦rez, gerente del Centro Asturiano, uno de los m¨¢s reconocidos en la capital. Con el fin de atraer a m¨¢s socios, el centro adquiri¨® hace unos a?os una finca de 60.000 metros cuadrados situada al sur del municipio de M¨®stoles donde poder pasar los fines de semana. La finca cuenta con todo tipo de instalaciones deportivas: piscinas, pistas de tenis, paddle, f¨²tbol sala¡ En la Quinta de Asturias se puede hacer de todo. Incluso tienen boleras asturianas para jugar al ancestral bolo celta. Un h¨®rreo traslada al visitante a cualquier pueblo de los Picos de Europa. En la sidrer¨ªa, el paisano podr¨¢ calmar su sed. En la sala de tiro de rana, recordar¨¢ sus juegos de infancia.
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