Dejad que los ni?os vengan al Queen¡¯s
El jefe de la mafia de los burdeles de Lugo criaba a su hija en un club y el juzgado investiga si tramitaba la acogida del beb¨¦ de una prostituta muerta
¡°?A trabajar, putas!¡±, iba grit¨¢ndoles a las empleadas de su padre la peque?a A. mientras paseaba a sus anchas por las salas color salm¨®n del Queen's. La ni?a de los ojos del principal imputado de la Operaci¨®n Carioca, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Ad¨¢n, dej¨® tras la gran, definitiva, redada, bicicletas y juguetes en la trastienda del negocio, el cuartel general de esa mafia de proxenetas y agentes del orden que fue desarticulada a finales de 2009 y que se convirti¨® en la puerta que llev¨® a todas las grandes operaciones judiciales que han estallado en Lugo desde entonces. En el sumario abundan los testimonios de v¨ªctimas de trata que trabajaban a las ¨®rdenes de Ad¨¢n y que, muchas veces consumidas de amor y veneraci¨®n por ¨¦l, relatan a la juez Pilar de Lara el cari?o que sent¨ªa el supuesto cabecilla de la trama por los ni?os.
Es el mismo hombre que aparece en otros p¨¢rrafos de la inacabable instrucci¨®n descrito como un ser extremadamente violento, ¡°sobre todo cuando estaba colocado¡±, que despachaba a sus trabajadoras pastillas abortivas y que adem¨¢s contaba con un amigo ginec¨®logo que le echaba una mano cuando se trataba de zanjar a tiempo un embarazo inc¨®modo para alg¨²n prestigioso cliente. Aunque la chica desease dar a luz ese ni?o.
Este arzuano de fatal infancia (su padre termin¨® matando con sa?a a su madre) no solo tra¨ªa en palmitas a su querida A., protagonista entre otros episodios de un bautizo que reuni¨® a la flor y nata del hampa y que dio lugar a unas fotos incluidas como prueba (de la amistad entre proxenetas, polic¨ªas y guardias civiles) en la instrucci¨®n. Adem¨¢s, Ad¨¢n, supuestamente rodeado de amantes pero entonces casado con Bibiana L¨®pez, que m¨¢s tarde lo denunci¨® por malos tratos, se hab¨ªa desvivido por otro cr¨ªo.
El peque?o, alegre y sociable B., nacido en noviembre de 2001 en el hospital de Lugo probablemente como fruto de la tormentosa relaci¨®n de dos j¨®venes colombianos, qued¨® bajo la custodia de Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Ad¨¢n a principios de agosto de 2003, durante el velatorio de su madre.
La joven hab¨ªa emigrado a Espa?a ¡ªseg¨²n declar¨® en un informe que remiti¨® a la Xunta desde Bucaramanga la abuela materna del ni?o¡ª siguiendo los pasos de un compatriota, camarero en un club de alterne de Ordes, y acab¨® trabajando de prostituta. Cuando el beb¨¦ vino al mundo, la chica escogi¨® como padrinos al propio due?o del Queen's y a una t¨ªa del supuesto padre colombiano de la criatura, tambi¨¦n residente en Lugo. Sin embargo, antes de que el posible progenitor reconociese a B. como su hijo, la madre falleci¨® en Lal¨ªn en un accidente de tr¨¢fico. Durante las exequias, seg¨²n diversos testimonios recogidos en el sumario Carioca, la madrina dej¨® al cuidado de Ad¨¢n, el padrino, a ese menor que todav¨ªa no hab¨ªa cumplido dos a?os.
¡°Ad¨¢n ten¨ªa locura por ese ni?o¡±, cont¨® a la magistrada una empleada del chulo. ¡°De vez en cuando¡± lo llevaba al Queen's y el cr¨ªo, inscrito como de padre desconocido en el Registro Civil, lo llamaba siempre ¡°pap¨¢ o papi¡±. El proxeneta tanto lo quer¨ªa, sigue describiendo en su declaraci¨®n la testigo, que ¡°lo mand¨® a un colegio interno¡± tras morir la madre.
La juez de la Carioca traslad¨® todo lo que hab¨ªa investigado al ¡®caso Beb¨¦¡¯
Lo cierto es que no fue Ad¨¢n quien tom¨® tal decisi¨®n, sino la delegaci¨®n de Menores de la Xunta en Lugo. Alertada por un juzgado de Lal¨ªn, donde hab¨ªa tenido lugar el siniestro mortal, la en aquel entonces Conseller¨ªa de Familia declar¨® el desamparo del peque?o y lo intern¨® en el Hogar Madre Encarnaci¨®n, la misma residencia de monjas de Lugo que vivi¨® un registro de documentaci¨®n en 2011, como consecuencia de la llamada Operaci¨®n Beb¨¦.
Casi simult¨¢neamente, una abogada de la Xunta hizo valer en el juzgado los derechos del ni?o sobre la posiblemente importante indemnizaci¨®n del accidente de la madre. Y casi a la vez, tambi¨¦n, el supuesto padre biol¨®gico del beb¨¦ advirti¨® a la Xunta de que, d¨ªas antes del siniestro, hab¨ªa acordado al fin con la madre reconocer a B. como su hijo. Enseguida se someti¨® a una prueba gen¨¦tica y present¨® una demanda en el juzgado para determinar la filiaci¨®n extramatrimonial. Lo ¨²nico que ped¨ªa era que la Administraci¨®n accediese a realizar una anal¨ªtica al ni?o para contrastar los resultados. Tambi¨¦n que le dejasen visitar al beb¨¦ en la residencia de las monjas. Despu¨¦s de varios meses de insistencia, de idas y venidas por los empinados derroteros judiciales, no consigui¨® ninguno de sus objetivos y adem¨¢s descubri¨® que con una diligencia insospechada Menores hab¨ªa puesto fin a la tutela de B. y lo hab¨ªa mandado a Colombia con su abuela materna, que tambi¨¦n lo reclamaba.
Para adoptar esta medida, la conseller¨ªa se basaba, seg¨²n se desprende de la investigaci¨®n que lleg¨® a hacer De Lara y que luego traslad¨® a la instructora del caso Beb¨¦, en unos cuantos informes remitidos por organismos colombianos. En ellos se dec¨ªa que la madre de la prostituta fallecida ten¨ªa una casa de cuatro habitaciones, con luz, gas y agua corriente, y unos ingresos de 800.000 d¨®lares que le reportaba una tienda instalada en uno de los cuartos del propio domicilio. Con el ni?o all¨¢, las posibilidades de efectuar esa prueba de paternidad que reclamaba en los juzgados y en la Xunta el supuesto progenitor se dilu¨ªan en el oc¨¦ano.
Pero toda esta historia no irrumpi¨® de lleno en la instrucci¨®n de la Operaci¨®n Carioca, madre de la Pok¨¦mon, la Manga y la Beb¨¦, al tiempo que t¨ªa carnal de la Campe¨®n, hasta que un buen d¨ªa lleg¨® al juzgado de Instrucci¨®n 1 de Lugo una carta an¨®nima dirigida a la magistrada. En ella, un hombre que prefer¨ªa no identificarse por su propia seguridad, daba datos muy concretos acerca de un supuesto ¡°certificado de idoneidad¡± firmado por un m¨¦dico de la ciudad a favor de Ad¨¢n y su mujer, y de la tramitaci¨®n en otro juzgado de Lugo, en el a?o 2003, de un ¡°expediente de filiaci¨®n¡± por parte del matrimonio con relaci¨®n al ni?o hu¨¦rfano que todo el mundo reclamaba. El informante an¨®nimo hac¨ªa referencia a la Operaci¨®n Beb¨¦, que intenta desentra?ar si ha habido irregularidades en la tramitaci¨®n de expedientes de adopci¨®n por parte de funcionarios de Menores entre 2001 y 2011, antes de aportar muchos detalles. Los remit¨ªa, no obstante, a la investigadora de la trama de los burdeles porque el caso ata?¨ªa a Ad¨¢n, un personaje clave que actualmente agota el tiempo de su prisi¨®n preventiva sin que termine de llegar la hora del juicio.
De estos tr¨¢mites que emprendi¨® el temido proxeneta para llevarse al peque?o B. a casa, en el sumario Carioca no hay demasiadas huellas. En la documentaci¨®n obtenida de la Xunta a requerimiento de la juez no se cita que Ad¨¢n solicitase quedarse con el ni?o. El juzgado logr¨®, no obstante, recabar cierta informaci¨®n de manera paralela en los registros que se hicieron en los burdeles del imputado. Est¨¢, por ejemplo, un certificado de correos fechado el 31 de octubre de 2003. Se trata de una carta de Menores: se convoca a Ad¨¢n y a su se?ora a una entrevista que aparece definida bajo el ep¨ªgrafe de ¡°citaci¨®n acollemento¡±. En aquellas fechas B. ya no iba por el Queen's y llevaba un par de meses con las monjas. En un informe sobre la evoluci¨®n del peque?o que firma la directora de Madre Encarnaci¨®n, se cuenta la de veces que ha ido ¡°el padrino¡± a visitarlo. La religiosa comenta que el hombre parece buena persona y se preocupa por el ni?o.
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