Voladizos del despilfarro
El Disseny HUB Barcelona y el nuevo Encants son ejemplo de una arquitectura alejada de la preocupaci¨®n social
Muchos factores han convertido a la arquitectura m¨¢s poderosa de las ¨²ltimas d¨¦cadas en despilfarradora y poco atenta a la sociedad: la dualizaci¨®n del mundo global y el hecho de que todo, incluido el derecho a la vivienda, se hayan convertido en foco de especulaci¨®n. Hay tambi¨¦n razones tecnol¨®gicas: los c¨¢lculos de las estructuras de acero han permitido que casi todo sea construible: desde rascacielos y edificios masa que adopten cualquier forma, por arbitraria que sea, hasta la moda de los edificios con aparatosos voladizos.
Que una parte del volumen de un edificio p¨²blico flote en el aire, sin apoyos, puede ser est¨¦ticamente atractivo, pero funcional y constructivamente es discutible y tiene su coste econ¨®mico. Y posiblemente sea Zaha Hadid la que le ha sacado mayor partido a estas morfolog¨ªas con fuerte impacto formal, como el Museo Nazionale delle Arti del XXI Secolo (MAXXI) en Roma (1998-2010) o, a punto de inaugurarse, la biblioteca del WU Campus de Viena, una inmensa catedral, significada por un gigantesco voladizo, que, una vez dentro, se convierte en la met¨¢fora de un gran transatl¨¢ntico y que ha costado unos 100 millones de euros.
El Disseny HUB Barcelona y el nuevo Encants son ejemplo de una arquitectura alejada de la preocupaci¨®n social
En Barcelona tenemos casi inaugurado nuestro monumento al voladizo, que sobrevuela en falso un anillo de circulaci¨®n con fecha de caducidad en la plaza de las Glorias. El Disseny HUB Barcelona ha costado mucho m¨¢s de lo convencional por su alarde estructural: un delirio de escaleras mec¨¢nicas y escalinatas y un exceso en grandes espacios que va a costar acondicionar para instalar colecciones. Con un tratamiento m¨¢s de palacio de congresos que de centro de dise?o, de momento, sus interiores tienen una iluminaci¨®n que va variando de color y que recuerda una discoteca o un decorado de televisi¨®n. El edificio ha costado 88 millones, m¨¢s el coste de la sede provisional en la calle de Montcada y todo el laborioso proceso de traslado de colecciones y de la museograf¨ªa pendiente.
Y justo a su lado, la cubierta de los Encants de Barcelona-Fira de Bellcaire es desproporcionada y complicada sin sentido. A falta de las ¨²ltimas reparaciones, ha costado ya 57 millones de euros, cuando hab¨ªa proyectos realizables por mucho menos de la mitad. Ambos edificios son dos objetos aislados m¨¢s en el horror inconexo de la plaza de las Glorias; son el canto del cisne de una ¨¦poca irresponsable de despilfarro con dinero p¨²blico que, no olvidemos, pertenece al anterior Consistorio y que el actual solo completa e inaugura.
Cada vez que gobierna el Partido Popular desvela su tendencia a ponerse del lado de los ingenieros y a intentar arrinconar a los arquitectos
En estos d¨ªas los arquitectos hemos estado en pie contra el proyecto de Ley de Colegios y Servicios Profesionales. Cada vez que gobierna el Partido Popular desvela su tendencia a ponerse del lado de los ingenieros y a intentar arrinconar a los arquitectos. Toda sociedad que progresa necesita del saber t¨¦cnico y art¨ªstico que aportan la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo que proyectan los arquitectos y las arquitectas. Sin embargo, obras como estas dos citadas poco nos ayudan a convencer de la necesidad de una arquitectura social, que mejore la calidad de vida de las personas, utilizando los recursos de manera sostenible; de que los arquitectos est¨¢n al servicio de la sociedad y no de su vanidad y de sus honorarios en funci¨®n del alto coste, y que las obras se hacen para resolver problemas y no para crear iconos fatuos y caros.
Cuando, en realidad, tenemos muchas obras para estar orgullosos de pol¨ªticos y arquitectos: la red de 38 bibliotecas en Barcelona y m¨¢s de 200 en la provincia, un aut¨¦ntico ¨¦xito popular para fomentar la lectura y la cultura; los 40 interiores de manzana ajardinados y p¨²blicos, que fue rehaciendo el desaparecido Pro-Eixample; la pol¨ªtica de centros c¨ªvicos y mercados municipales remodelados; los magn¨ªficos espacios p¨²blicos realizados por toda Catalu?a; hasta llegar nuestra destacada tradici¨®n de pensamiento urbano. Una biblioteca cuesta unos cuatro millones de euros, similar a lo que cuesta construir de 40 a 60 viviendas en un edificio colectivo o rehabilitar entre 80 y 120. Calculen ahora cu¨¢ntas viviendas, bibliotecas o equipamientos de proximidad se pueden hacer o rehabilitar con el dinero despilfarrado en los dos edificios citados. Por lo tanto, cuando nos manifestemos a favor de la arquitectura, dejemos claro cu¨¢l es la que defendemos y cu¨¢l la que criticamos; no vayamos a confundirnos y a confundir.
Josep Maria Montaner es arquitecto y catedr¨¢tico de la ETSAB-UPC.
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