Las becas y el concepto del esfuerzo
Vamos a volver a la d¨¦cada de los setenta del siglo pasado, cuando solo pod¨ªan estudiar los hijos de familias acomodadas
Hace ya bastantes a?os que tenemos que soportar el cansino discurso de los sectores m¨¢s conservadores de este pa¨ªs sobre la cultura del esfuerzo. Ahora que esos sectores est¨¢n en el Gobierno de Espa?a, con Rajoy y Wert a la cabeza, nos empiezan a explicar su concepto del esfuerzo. El esfuerzo que tienen que hacer los alumnos para ir superando la carrera de obst¨¢culos en la que quieren convertir al sistema educativo y el "esfuerzo" que est¨¢ haciendo Wert, por encargo de Rajoy, para ir expulsando del sistema educativo a un sector importante del alumnado.
Durante este curso hemos asistido a recortes generalizados en las becas de transporte, comedor y libros de texto, recortes que han tenido una contestaci¨®n clara de la inmensa mayor¨ªa de la sociedad. Ahora, como continuidad de la cruzada iniciada el curso pasado se le quiere dar otra vuelta de tuerca al sistema de becas en el que tanto hab¨ªamos conseguido avanzar en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
He escuchado como en diferentes debates, los dirigentes del PP y algunos de sus tertulianos m¨¢s aguerridos, indicaban que les parec¨ªa muy bien que para obtener una beca los alumnos se ten¨ªan que esforzar m¨¢s, que era normal pedirles una nota m¨¢s alta que a los dem¨¢s porque para eso les est¨¢bamos pagando la beca entre todos.
Si damos por buenos los datos del Ministerio de Educaci¨®n, con las actuales tasas universitarias solo se paga el 20% del coste real de los estudios correspondientes. Es decir, el 80% restante se paga con los impuestos de todos los ciudadanos. Por lo tanto, si el coste total de un curso es de 5.000 euros y la tasa de matr¨ªcula son 1.000, quiere decir que todos los estudiantes se benefician de una ayuda de 4.000 euros que pagamos entre todos y a los que tienen beca se les exime, adem¨¢s, de pagar los 1.000 euros de matr¨ªcula.
Pues bien, con la reforma del sistema de becas que quiere introducir el Gobierno de Espa?a, para seguir benefici¨¢ndose de la ayuda colectiva de 4.000 euros basta con sacar un 5, pero para acceder a la beca que supone no pagar una matr¨ªcula de 1.000 euros se les exige m¨¢s nota, un 6,5, se les exige que se esfuercen m¨¢s. Es decir, seguiremos pagando entre todos los 4.000 euros a los hijos de familias con muchos recursos econ¨®micos que saquen un 5, pero dejaremos de pagar los 1.000 a los hijos de familias que no pueden pagar los estudios de sus hijos por no haber sacado una nota superior.
Ya hemos visto este curso que el incremento de las tasas universitarias, acompa?ado de una reducci¨®n de las becas y un endurecimiento de los requisitos para tenerlas, est¨¢ provocando que dejen de acceder a los estudios superiores los sectores sociales con menores medios econ¨®micos. Vamos a volver a la d¨¦cada de los setenta del siglo pasado, cuando solo pod¨ªan estudiar los hijos de familias acomodadas, saquen las notas que saquen y repitan las veces que quieran, y la minor¨ªa de hijos de las familias con m¨¢s dificultades que consigan superar la carrera de obst¨¢culos y se esfuercen lo que Rajoy y Wert decidan. Ese es su concepto del esfuerzo y de quienes tiene que practicarlo.
Pues bien, todo esto se lo han dicho a Wert y a Rajoy el Consejo Escolar del Estado, la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas y la Conferencia de Rectores. Cuando cada d¨ªa hay m¨¢s estudiantes que necesitan una ayuda econ¨®mica para poder seguir estudiando, la pol¨ªtica educativa del PP consiste en expulsarlos del sistema. Cuando necesitamos grupos m¨¢s reducidos para atender mejor al conjunto del alumnado e incrementar el ¨¦xito escolar, se incrementa el n¨²mero de alumnos por aula. Cuando necesitamos m¨¢s profesores para redoblar los esfuerzos en las tutor¨ªas, en las actividades de refuerzo y profundizaci¨®n, se recorta el n¨²mero de profesores en todos los niveles educativos. Cuando todo el mundo dice que para salir de la actual situaci¨®n de crisis econ¨®mica necesitamos cambiar nuestro modelo de crecimiento econ¨®mico e invertir m¨¢s en educaci¨®n, en formaci¨®n y en investigaci¨®n, se recortan todas las partidas destinadas a estos fines.
Todos los estudios internacionales apuntan que las variables que m¨¢s inciden en el rendimiento acad¨¦mico de los alumnos son el nivel de formaci¨®n y el nivel socio-econ¨®mico de sus padres. Precisamente por ello, las personas que nos creemos que la educaci¨®n puede y debe ser un factor de movilidad y progreso social, le otorgamos un papel de primer orden en la compensaci¨®n de las desigualdades de origen y en el fortalecimiento y la profundizaci¨®n de la cohesi¨®n social. Para ello es necesario que todo el alumnado reciba el apoyo que necesita desde los primeros a?os de escolaridad y que se cumpla un principio b¨¢sico en una sociedad democr¨¢ticamente avanzada: que nadie deje de estudiar por motivos econ¨®micos.
El debate de fondo sobre el sistema educativo que necesitamos est¨¢ en la manera de entender las relaciones entre el sistema educativo y la sociedad, en las funciones que puede y debe cumplir la educaci¨®n en una sociedad democr¨¢tica avanzada. Unos, con sus pol¨ªticas educativas, nos demuestran que defienden la teor¨ªa de la reproducci¨®n, que se reproduzca la situaci¨®n social de origen de los alumnos, lo que la derecha llama el ¡°orden natural de las cosas¡±. Otros, apostamos por conseguir que la educaci¨®n juegue un papel de primer orden en la compensaci¨®n de las desigualdades de origen y en el fortalecimiento y la profundizaci¨®n de la cohesi¨®n social. Esa es la gran diferencia.
Miguel Soler es vicesecretario de Educaci¨®n del PSPV-PSOE
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