Una respuesta guardada durante siglo y medio
Aparece en una biblioteca particular de Vigo una transcripci¨®n de la carta que Fern¨¢n Caballero escribi¨® a Rosal¨ªa de Castro para agradecerle la dedicatoria de Cantares Gallegos
La historia va de casualidades felices. A mediados del pasado mes de mayo, en los d¨ªas previos a la celebraci¨®n de las Letras Galegas, la Fundaci¨®n Rosal¨ªa de Castro y la Fundaci¨®n Barri¨¦ inauguraron, en la sede viguesa de la segunda, una exposici¨®n sobre Cantares Gallegos, obra de la escritora de Padr¨®n considerada fundacional del movimiento de recuperaci¨®n social, cultural y pol¨ªtico gallego denominado Rexurdimento y cuya fecha de publicaci¨®n, el 17 de mayo de 1863, se ha establecido como efem¨¦rides para la fiesta de la cultura y la lengua de Galicia.
Un estudiante de Derecho supo por la prensa de la apertura de la muestra conmemorativa del 150 aniversario de la publicaci¨®n, No principio foi o verso (En el principio fue el verso), y la noticia le hizo volver sobre uno de los libros que guardaba en la biblioteca de su casa, cerca de Vigo. El joven, que ha escogido no revelar su identidad, se puso en contacto con la fundaci¨®n que guarda el legado de la escritora. Su director, Anxo Angueira, comprob¨® el car¨¢cter extraordinario del hallazgo y llegaron a un acuerdo econ¨®mico financiado por la Fundaci¨®n Barri¨¦. El volumen es una primera edici¨®n de Cantares Gallegos, casi con seguridad ¡°customizada¡± por el escritor Ram¨®n Segade Campoamor, su primer propietario y amigo personal del matrimonio formado por Rosal¨ªa y el intelectual Manuel Murgu¨ªa, que incluye un retrato in¨¦dito, un pu?ado de versos aut¨®grafos y la transcripci¨®n de Segade de la carta con la que Fern¨¢n Caballero responde a la dedicatoria de la obra.
Rastros obstinados de una mujer que pidi¨® a sus hijas que quemasen todos sus papeles tras su muerte.Y una mina para los fil¨®logos: poder leer la carta que Fern¨¢n Caballero, seud¨®nimo de Cecilia B?hl de Faber, dirigi¨® a Rosal¨ªa despu¨¦s de que la gallega le dedicase Cantares Gallegos. ¡°Se?ora, por ser mujer y autora de unas novelas hacia las cuales siento la m¨¢s profunda simpat¨ªa, dedico a usted este peque?o libro (¡)¡±. Parte del contenido de la misiva era conocido a trav¨¦s de testimonios de otro coet¨¢neo, F¨¦lix Moreno Astray, que la referenci¨® en el punto en el que B?hl de Faber la llama ¡°dulce ruise?or de Galicia¡±. Ahora sabemos que las alabanzas se extienden largamente (¡°Nunca, Se?ora, he le¨ªdo poes¨ªas de m¨¢s profunda sensibilidad, de sentimiento m¨¢s real no inspiradas ciertamente por la cabeza pero brotadas del coraz¨®n, y de un coraz¨®n selecto¡±) y reflejan la recepci¨®n de sus contempor¨¢neos que, a juicio de la escritora espa?ola, no valoran en justicia la obra que tiene entre las manos (¡°Deploro hondamente el indiferentismo literario de nuestra ¨¦poca que har¨¢ que no se reciba esta obra con ruidoso y universal entusiasmo como se merece [¡] y puede V. estar segura que su libro quedar¨¢ por Espa?a entre las glorias de Galicia¡±).
Y entre las flores, alg¨²n dardo. La misiva no oculta un par de quejas. La primera, por la escasa extensi¨®n del glosario de t¨¦rminos en gallego que incluye la publicaci¨®n (¡°no es suficiente y falta en ¨¦l la explicaci¨®n de muchas palabras usadas¡±) que impidieron a la destinataria traducirlo para difundirlo entre sus amistades. La segunda, porque le parece ¡°injusto¡± el ardor con el que Rosal¨ªa denuncia las burlas de las que son v¨ªctimas los gallegos (¡°Recuerde V. que la jactancia y ponderaciones de los andaluces son igualmente un continuo manantial de burlescos chistes para las dem¨¢s provincias¡±). Como se?ala el director de la Fundaci¨®n Rosal¨ªa, Anxo Angueira, a la luz de estas afirmaciones ¡°es posible comprender la reacci¨®n de Rosal¨ªa en otra carta que dirige a su marido: ¡®Fern¨¢n Caballero se porta efectivamente como una plebeya, pero se lo perdono¡¯; ahora sabemos que estas palabras se refieren a esta carta reci¨¦n descubierta, hacia la que emplea el t¨¦rmino plebeya en el sentido de poco delicada¡±.
Las palabras finales de la respuesta remarcan la distancia ideol¨®gica entre una mujer de 67 a?os, la que escribe, y otra de 26, quien la recibe, ya que B?hl de Faber bendice ¡°las plumas femeninas, que en nuestro pa¨ªs son las puras vestales que se consagran a conservar los sagrados fuegos de la religi¨®n, patriotismo, poes¨ªa, amor de familia y todo lo bueno¡±. En las mismas letras que escribe a su marido, la propia Rosal¨ªa atribuye el desencuentro a ¡°una respetable edad¡±. ¡°Evidentemente, como escritora e intelectual, Rosal¨ªa est¨¢ muy lejor de la posici¨®n de Fern¨¢n Caballero al respecto de las ¡®plumas femeninas¡¯ y de otros muchos temas¡±, recuerda Angueira. Con todo, la relaci¨®n epistolar y el intercambio de libros entre ambas prosigui¨® con el tiempo.
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