Desde lo local a lo universal
El concierto de La Habitaci¨®n Roja en Viveros, ante unos cuantos miles de personas, no solo fue una demostraci¨®n de fuerza
El concierto de La Habitaci¨®n Roja del jueves por la noche en Viveros, ante unos cuantos miles de personas, no solo fue una demostraci¨®n de fuerza. La ¨²nica al alcance de una banda valenciana nacida en los ¨²ltimos veinte a?os, porque nadie aqu¨ª ha logrado concitar m¨¢s poder de convocatoria desde entonces con una propuesta de cierta enjundia. Fue tambi¨¦n el gui?o a parte de la tradici¨®n pop local por parte de una banda que sabe que el mejor camino para acercarse a la excelencia es el trabajo incansable y el aprendizaje continuo.
Algo indefinido y a¨²n m¨¢s inconexo (?pod¨ªa ser de otra forma?), el muestrario de pasado y presente del pop valenciano que los de La Eliana reunieron generosamente para la ocasi¨®n era tan diverso que arrancaba en las evocadoras bandas sonoras imaginarias (s¨ª, el t¨®pico es aqu¨ª obligado) del castellonense Rauelsson (curiosamente, en dos breves pases) y casi finalizaba con dos quintas partes de los hist¨®ricos Glamour (Jos¨¦ Luis Mac¨ªas y Remi Carreres), junto a quienes inyectaron un buen chute de vigor a la emblem¨¢tica Im¨¢genes, ya en los bises.
La Habitaci¨®n Roja+ Bustamante+T¨®rtel+Rauelsson
La Habitaci¨®n Roja: Jorge Mart¨ª: voz y guitarra; Pau Roca: guitarra y voz; Marc Greenwood: bajo; Jose Marco: bater¨ªa; Jordi Sapena: teclados y guitarra.
Entretanto, y a modo de aperitivo, el impenitente j¨²bilo del veterano Julio Bustamante solo ante la inmensidad (con su guitarra ac¨²stica y la voz de Montse Azor¨ªn) y el contagioso poder¨ªo semiac¨²stico de unos T¨®rtel que siguen exprimiendo las virtudes de uno de los discos m¨¢s radiantes e inspirados que se han parido en Valencia en a?os. El sutil pase de Rauelsson derroch¨® clase, pese a aquello que se suele decir del momento y el lugar: mayoritariamente, hilo de fondo para la ch¨¢chara. Inevitable. Y a Bustamante se le vio c¨®modo en la gran distancia. Con sus impepinables canciones (extra¨ªdas de muchas fases de su carrera) y su sempiterna ingenuidad, ya sexagenaria (ese ¡°todos¡± como recurrente invocaci¨®n a reproducir sus coros).
El pase de La Habitaci¨®n Roja, protagonistas al fin y al cabo de la noche, no debi¨® sorprender a quienes est¨¢n acostumbrados a testar la solidez de su directo en amplios recintos. En l¨ªneas generales, sonaron como un tiro. Especialmente cuando enfilaron Annapurna, El Resplandor, Indestructibles o Ayer, puntales de un disco (su ¨²ltimo) que, aparte de competir con Nuevos Tiempos (05) por ser lo mejor que han hecho nunca, tiene la rara virtud de generar un buen pu?ado de himnos instant¨¢neos, de esos que son recibidos con alborozo por sus fans como si fueran aut¨¦nticos cl¨¢sicos.
Terminaron la noche con Julio Bustamante y el resto de m¨²sicos participantes, cantando Val¨¨ncia no s¡¯acava mai, del propio Bustamante. Un broche final simp¨¢tico y bastante deslavazado, al que no hay mucho que reprochar cuando lo que principalmente cuenta es la pleites¨ªa a nuestros mayores y el recordatorio de las ra¨ªces. Desde lo local a lo universal, como debe ser.
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