El abismo entre patronal y sindicatos amenaza con un polvor¨ªn laboral
La herida de la ultraactividad tensa las relaciones sociales y la estrategia de ELA, cr¨ªtica compartida
"Aqu¨ª, el problema es que nadie levanta la vista del suelo¡±. Esta reflexi¨®n corresponde a un representante sindical, presente en las fallidas negociaciones para evitar el inmediato fin de la ultraactividad, cuando fue preguntado por este peri¨®dico sobre el nuevo contexto en el que se enmarcan las relaciones entre los agentes sociales. En realidad, m¨¢s all¨¢ de la inmediata escenificaci¨®n del desacuerdo ¡ª ¡°fuegos artificiales¡±, seg¨²n una fuente empresarial¡ª con una sucesi¨®n de acusaciones cruzadas, todas las partes concernidas, incluido el Gobierno vasco, est¨¢n ¡°muy preocupadas¡± por las consecuencias que se deriven del nuevo marco laboral. ¡°Esto puede llegar a tal desregulaci¨®n que acabar¨ªa en un polvor¨ªn¡±, advierten desde el lado sindical.
?Seg¨²n las previsiones menos alarmistas entre las seis opiniones consultadas ¡°bastar¨ªa con que un 15% de los trabajadores resultara afectado para que esto acabe convertido en un foll¨®n¡±. Ante semejante amenaza, sin embargo, nadie se atreve a intuir d¨®nde est¨¢ el punto de aproximaci¨®n. ¡°Va a depender de los primeros gestos que se vayan dando¡±, se?ala uno de los negociadores. ¡°Si hay acuerdos en las mesas que est¨¢n abiertas como las del Comercio y el Metal en ?lava, se crear¨ªan otras expectativas¡±, recuerdan. Sin embargo, ahora mismo cunde el pesimismo. El soterrado pulso en Gipuzkoa entre la patronal Adegi y los sindicatos ELA y LAB, sin avances y jalonado de huelgas y protestas, es algo m¨¢s que un referente de situaci¨®n.
Es aqu¨ª donde toma cuerpo la estrategia desplegada por ELA, el sindicato mayoritario de Euskadi. Su distanciamiento de la patronal, del resto de sindicatos y del Gobierno vasco le aboca al centro de la diana de las cr¨ªticas, a las que su secretario general, Txiki Mu?oz, peri¨®dicamente responde. ¡°Parece que disfruta con el desacuerdo que se ha creado porque sabe que le favorece¡±, apunta cr¨ªticamente uno de los negociadores.
ELA desprecia la f¨®rmula del convenio sectorial, aunque los ha firmado, porque prefiere el acuerdo empresa por empresa, donde se sabe fuerte. ¡°Dispone de un volumen alto de afiliaci¨®n y de organizaci¨®n en las empresas y sobre todo cuenta con una caja de resistencia que es una garant¨ªa¡±, una condici¨®n esta ¨²ltima, sin embargo, que en el resto de los agentes sociales alguno no ve as¨ª. ¡°Tampoco para ELA va a ser f¨¢cil¡±, asegura.
"Bastar¨ªa con que un 15% de trabajadores acabaran afectados para que hubiera un foll¨®n"
Pero este intencionado aislamiento de ELA ha condicionado en parte el ¨¢nimo de un sector de la negociaci¨®n. ¡°No iba a tener mucho sentido llegar a un acuerdo donde no estaba el sindicato mayoritario¡±, dicen desde el ¨¢mbito empresarial, aunque, en realidad, las expectativas reales de un entendimiento siempre han sido escasas. Los sindicatos denuncian que la patronal ¡°ten¨ªa muchas ganas de probar la nueva situaci¨®n que deja la reforma laboral y lo han hecho¡±. Y por unanimidad. M¨¢s all¨¢ de la dureza exhibida por Adegi y el SEA, las patronales territoriales han coincidido ¡°dejando muy poca capacidad de maniobra a Confebask¡±, seg¨²n se ha visto desde la negociaci¨®n. ¡°Han jugado muy sucio y no han dado salida a la intersectorial porque pensaban que podr¨ªa ser tierra conquistada por los sindicatos¡±, a?ade.
Posiblemente todo estaba decidido desde dos meses atr¨¢s. Entonces, durante una reuni¨®n en el CRL, el sindicato LAB puso sobre la mesa un papel con propuestas concretas. Las patronales territoriales dieron un paso atr¨¢s, diciendo que se lo ten¨ªan que pensar. ¡°Ah¨ª estuvo el punto de inflexi¨®n¡±, recuerda quien asisti¨® a este encuentro.
As¨ª las cosas, el desesperado intento del lehendakari, I?igo Urkullu, por alargar el per¨ªodo de la ultraactividad y buscar un nuevo escenario parec¨ªa condenado al fracaso, aunque su gesto ha conseguido el reconocimiento un¨¢nime. ¡°El Gobierno vasco solo tiene un papel mediador, no puede hacer otra cosa¡±. No obstante, LAB, desde una interpretaci¨®n en clave pol¨ªtica, crey¨® que Confebask aceptar¨ªa la propuesta de Urkullu. Result¨® un espejismo.
Finalmente, aunque hay en alg¨²n sindicato quien sostiene que ¡°no se acaba el mundo¡± tras el fiasco del 7-J, el temor a los efectos sociales de una ¡°desregulaci¨®n¡± cobra fuerza. Llegan los d¨ªas de la judicializaci¨®n y de las movilizaciones. El Gobierno lo intuye, consciente, adem¨¢s, de que una imagen de convulsi¨®n le da?ar¨ªa, pero solo le queda el recurso de ¡°mediar¡±, como admite un portavoz. Los sindicatos recelan de la ¡°voracidad¡± de algunos empresarios por aplicar ¡°las claras ventajas que ahora tienen en sus manos¡± y que dinamitar¨ªan la paz social. Los empresarios lo suavizan anteponiendo su ¡°hist¨®rica¡± voluntad al pacto, pero sin olvidar que ¡°hay que adaptarse a los nuevos tiempos¡±. Cada uno a lo suyo.
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