El ¡®boomerang¡¯ de los tramposos
Nos mienten convencidos de que dicen la verdad. Todo lo que hacen es correcto y lo hacen por nuestro bien
El curso ha sido inolvidable. Hemos aprendido cosas inhabituales como el bochorno moral. Se ha confirmado la guerra a muerte entre la cultura del dinero y la democracia con el Estado de Bienestar y los derechos individuales como v¨ªctimas principales.
No ha sido un espect¨¢culo ni un acontecimiento sino la degustaci¨®n, en vivo y en directo, del reto hist¨®rico de un golpe de estado cultural a escala global. De la propuesta se ha pasado al hecho consumado. Convencer y coaccionar se han fusionado. El miedo, el estupor y la estulticia previstas esconden la creciente rebeli¨®n de los que han tomado nota de las lecciones aprendidas. Europeos, espa?oles, catalanes: la experiencia es com¨²n a todos. Fuera de los medios no se habla de otra cosa.
El fabuloso despliegue del golpe de estado blando con su propaganda ha impuesto el pensamiento ¨²nico: dinero, beneficios, eficacia, competitividad, tecnolog¨ªa, globalizaci¨®n, desregulaci¨®n, privatizaci¨®n del poder. Todo lo dem¨¢s, humanismo, colaboraci¨®n, respeto, conocimiento civilizatorio, lo p¨²blico, la honestidad, resulta obligatoriamente obsoleto, anticuado. La vida humana, dicen, s¨®lo tiene sentido para inmolarse en la eficacia econ¨®mica: no caben los improductivos ¡ªsobran viejos¡ª y se justifica el esclavismo. Inolvidable.
El m¨¦todo elegido por el 'golpe blando' ha sido el de convencernos, mentira tras mentira, de lo imposible
Las generaciones hiper conectadas, entre las que estamos algunos anticuados veteranos, vivimos m¨¢s all¨¢ de lo meramente local o continental ¡ªEuropa es lo mini del mundo¡ª y contemplamos la destrucci¨®n premeditada del planeta como confirmaci¨®n clara a nuestro bochorno moral por la situaci¨®n compartida: un sistema insostenible puede acabar con el aire que respiramos, v¨¦ase China. En ese marco de progreso nos encontramos.
El m¨¦todo elegido por el golpe blando ha sido el de convencernos, mentira tras mentira, de lo imposible. Y el convencer se ha transformado en coacci¨®n, fuerza bruta que niega la evidencia. Empe?arse en que el planeta sobrevivir¨¢ a la enfermedad del crecimiento sin l¨ªmites y a la privatizaci¨®n del poder, es el m¨¦todo habitual para crear una realidad tramposa, falsa, inexistente. Todo se contagia: la democracia estorba y la fiscalizaci¨®n de la justicia o la divulgaci¨®n de la realidad es herej¨ªa.
Los dirigentes de esta movida est¨¢n cortados, en todos sus niveles, por el mismo patr¨®n: niegan ser siervos de una econom¨ªa privatizada en favor del 1% de privilegiados planetarios a los que desean de pertenecer. Mentir es lo habitual. Lo pol¨ªtico es excusa y la democracia obst¨¢culo en un camino en el que si hubiera que morir habr¨ªa de ser matando.
Por tanto, mentira tras mentira, estos tramposos nos mienten convencidos al fin de que dicen la verdad. Todo lo que hacen es correcto y lo hacen por nuestro bien, mienten ya sin darse cuenta. La sinceridad de los mentirosos en sus mentiras est¨¢ estudiada por los psiquiatras, no es nueva. Aunque pocas veces se hab¨ªa transformado en un sistema planetario de acci¨®n pol¨ªtica en tiempos de paz. Pero por los s¨ªntomas de decadencia y deshumanizaci¨®n, podr¨ªa ser que nos hayan metido en una guerra de todos contra todos.
De tanto que se han enga?ado a s¨ª mismos han perdido el mundo y la realidad real de vista. No pueden creer que nadie les crea o se les diga que han perdido credibilidad. Estos tramposos tampoco conciben que se les pueda perder la confianza. Pero resulta obvio: cuantas m¨¢s mentiras, m¨¢s ponen se en evidencia. As¨ª estamos.
?Lecci¨®n aprendida? ?Por qu¨¦ no? Cada d¨ªa resulta m¨¢s veros¨ªmil que una acumulaci¨®n de mentiras y trampas se transforme en un boomerang: acabar¨ªan siendo v¨ªctimas de s¨ª mismos. Y el boomerang completar¨ªa en ellos su trayectoria.
Hay quien ve ese boomerang tras cada una de nuestras ventanas cuando un partido pol¨ªtico se transforma en empresa privada subvencionada y receptora de regalos interesados. O cuando los tramposos, en vez de servir a los ciudadanos y organizar la vida colectiva usan la pol¨ªtica para vender favores y confundir lo p¨²blico con lo privado o democracia con mercado. Hay mentiras y fantas¨ªas que acaban en planes de futuro. Son las grandes lecciones cotidianas de este curso: el boomerang sigue su trayectoria. S¨®lo hay que aprender a distinguirlo y ganar el juego.
Margarita Rivi¨¨re es periodista.
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