Hermana coraje
La sombra de un genio suele tornarse en pesadilla, pero Martha Wainwright la combate con buen humor
Comparar siempre estuvo feo, pero la pasi¨®n por el apellido Wainwright tambi¨¦n sabe de gradaciones. Si el lunes Rufus dinamitaba el Teatro Real, con 1.800 fervorosos seguidores entregados a la causa, el ¨ªndice de fidelidad perdi¨® un cero para recibir anoche a Martha en el Teatro Reina Victoria. La ¨¦pica orquestal hubo de dar paso al m¨¢s crudo formato ac¨²stico, con la rubia canadiense elevando la voz y rasgueando la guitarra como ¨²nicas armas. Y quienes esperaban que se materializara in extremis el gran titular de la noche se quedaron con las ganas: el bomb¨¢stico Rufus segu¨ªa en Madrid, pero no dio se?ales de vida. As¨ª que aquella Little sister a la que piropeaba en la canci¨®n tuvo que transformase en Hermana Coraje, un furibundo hurac¨¢n capaz de alternar piezas casi col¨¦ricas con parlamentos muy risibles.
La sombra de un genio suele tornarse en pesadilla, pero Martha la combate con buen humor. ¡°Acabamos de grabar un disco de homenaje a mam¨¢ [Kate McGarrigle, fallecida en 2010] y, claro, Rufus es el que m¨¢s aparece¡±, se burl¨® antes de interiorizar la delicada I am a diamond. Martha asume con gusto el fabuloso legado folcl¨®rico de su progenitora y su t¨ªa Anna, pero solo consigue mantener ese tono pastoral mientras aborda versiones, como la buc¨®lica My mother is the ocean sea (Wade Hemsworth). En el momento en que es ella quien empu?a la pluma, una inmensa fortaleza, contenida o abiertamente desbocada, aflora de su interior. La inaugural Can you believe it, una de sus escasas piezas contagiosas, podr¨ªa haber aparecido en alg¨²n cuaderno de Chrissie Hynde hacia 1980, mientras que Leave behind o This life suenan tan oscuras e inquietantes como la mejor P.J. Harvey. Y solo en los arpegios de Bleeding all over you se intuye la escuela m¨¢s l¨ªrica de Joni Mitchell.
El concierto fue adusto, pero lo bastante adictivo como para reclamarle tres bises a su solitaria protagonista. Y admira escuchar de forma consecutiva la col¨¦rica Bloody mother fucking asshole (que, para desgracia de su padre y destinatario, es espl¨¦ndida) y una lectura sin amplificaci¨®n de La vie en rose con la que nos dej¨® pasmados. La Hermana Coraje tambi¨¦n puede ser emoci¨®n pura.
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