Voz, canciones y sombrero
Costello, may¨²sculo, mantuvo un nivel impecable de voz
Comenz¨® el concierto y algunos gestos se torcieron: sonaba fatal. La voz de Elvis Costello sepultada en la letra de Turpentine no presagiaba nada bueno. Lo que s¨ª resultaba halag¨¹e?o era que palmeaba el aire animando a la audiencia, satisfecho de haber escogido la profesi¨®n de cantante y de compartirla en concierto con su p¨²blico, aunque este distase un trecho de llenar la sala. En la cuarta canci¨®n se comenz¨® a o¨ªr la voz, Elvis bascul¨® su sombrero hasta que el ala se pos¨® en la montura de las gafas y Everiday I Write the Book marc¨® el camino. Costello se comenzaba a sentir c¨®modo con sus Imposters, ?menuda banda!, por cierto. Para solaz del p¨²blico lo estar¨ªa dos horas, firmando un concierto estupendo para el que solo necesit¨® a Steve Nieve (teclados, inmenso), Pete Thomas (bater¨ªa, colosal) y Davey Faragher (bajista, perfecto).
ELVIS COSTELLO
Sala Razzmatazz
Barcelona, 26 de julio de 2013
Para dos cosas, o tres o cuatro, ha nacido Costello. Una para componer canciones que beben de la m¨²sica popular a trav¨¦s de diversos estilos: pop, rock, soul, funk, folk. De todos ofreci¨® muestra en un concierto panor¨¢mico que revolote¨® por encima de su carrera, un todo unificado por la segunda capacidad con la que naci¨® Elvis: cantar. Costello mantuvo un nivel impecable de voz, us¨¢ndola briosa, movi¨¦ndola con tino en las baladas (preciosa versi¨®n de She) y evidenciando en suma que se trata de un cantante may¨²sculo. La tercera habilidad del ingl¨¦s le hace a¨²n m¨¢s ingl¨¦s: Elvis naci¨® para llevar sombrero, que en su cabeza parece una prolongaci¨®n de la misma. A Elvis le pega el sombrero, acent¨²a esa elegancia distante e ir¨®nica con la que despu¨¦s aborda sus letras.
La cuesti¨®n es que Costello estuvo c¨®modo, abriendo el abanico de su m¨²sica a recuperaciones en un repertorio de gira cambiante de cl¨¢sicos evidentes ¡ªWatching the detectives, Oliver¡¯s Army, (I Don¡¯t Wanna Go) To Chelsea, Alison...¡ª, a tomas ac¨²sticas de versiones como Walkin¡¯ my baby back home, pasando por un final rockero posterior a una toma espl¨¦ndida de I want you. Por en medio, un recuerdo a las v¨ªctimas de Santiago, a las que dedic¨® Song with Rose, y un final de concierto de apoteosis con una versi¨®n, Out of time, de los Stones. Dos horas que no fueron lineales ¡ªhubo alguna bajada de intensidad (antes de Watchig the detectives la primera)¡ª, pero que mostr¨® en toda su brillantez a un m¨²sico con may¨²sculas, un artista sofisticado que hace de la m¨²sica pop algo mucho m¨¢s escrupuloso que un simple decir a tu chico que es m¨¢s bien panoli.
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