Dos minutos en el cementerio de maletas
En el pabell¨®n deportivo del Instituto Rosal¨ªa de Castro cientos de objetos personales esperan a que alguien los venga a recoger
En el pabell¨®n deportivo del Instituto Rosal¨ªa de Castro, situado en la parte vieja de Santiago, cientos de maletas y objetos personales esperan a que alguien los venga a recoger. Han sido separadas en dos grupos: a un lado, unas pocas que han podido ser identificadas. Al otro, los bultos que no tienen due?o. Bicicletas, carritos de beb¨¦ e innumerables maletas ¡ªalgunas totalmente destrozadas o llenas de sangre¡ª significan para muchos el ¨²ltimo recuerdo de un ser querido al que han perdido de manera precipitada.
El goteo de familiares de v¨ªctimas que acuden a recoger los objetos empieza sobre las cinco de la tarde. Una fina lluvia cubre el centro de Santiago y remoja a los polic¨ªas que aguardan en la puerta. Tambi¨¦n a los numerosos periodistas que buscan im¨¢genes o declaraciones de los familiares. Ninguno quiere hablar.
Un polic¨ªa avisa a los reporteros a trav¨¦s de la puerta met¨¢lica de la entrada: queda terminantemente prohibido el acceso de c¨¢maras de televisi¨®n y periodistas de medios escritos. Solo los fot¨®grafos pueden entrar al cementerio de maletas durante dos minutos y bajo estrictas condiciones. Nada de inmortalizar a ning¨²n familiar ni maleta cuyo due?o haya sido identificado.
Un polic¨ªa avisa a los reporteros: queda terminantemente prohibido el acceso de c¨¢maras de televisi¨®n y periodistas de medios escritos
Dentro del pabell¨®n el escenario es desolador. Dos agentes de la polic¨ªa cient¨ªfica y judicial reciben e identifican a los familiares, que van entrando paulatinamente, algunos entre sollozos. Una vez comprobado que son allegados de las v¨ªctimas, les dirigen hacia un lado de las grader¨ªas en funci¨®n de si los objetos que buscan han sido identificados o no. Los bultos ocupan toda la grader¨ªa del recinto de punta a punta, desde el primero hasta el ¨²ltimo escal¨®n. Algunos familiares, desesperados, no consiguen diferenciar qu¨¦ maleta es la de su pariente. Muchas de ellas se parecen demasiado o han quedado irreconocibles. Algunas est¨¢n totalmente rotas y se aguantan gracias a la cinta adhesiva que les ha puesto la polic¨ªa; otras est¨¢n cubiertas de barro, manchadas de sangre o con inmensos ara?azos.
Una chica joven se halla sentada, aturdida, al lado de una maleta medio destrozada. Ya la ha identificado pero no tiene fuerzas para cogerla y largarse del lugar. Un lugar que refleja demasiado bien las decenas de vidas truncadas que no pudieron llegar a su destino.
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