¡°?C¨®mo quiere que me calme? Con lo que he provocado, prefiero morir¡±
El maquinista se sincer¨® ante el comisario jefe de la Brigada Judicial de A Coru?a Descart¨® que la cat¨¢strofe hubiera sido causada por un atentado o sabotaje
El contenido del atestado policial y del sumario del accidente del tren de Santiago, al que ha tenido acceso EL PA?S, reconstruye los tr¨¢gicos momentos que se vivieron en el lugar del siniestro. Y muestra a un maquinista, Francisco Jos¨¦ Garz¨®n Amo, destrozado. El comisario jefe de la Brigada Judicial de A Coru?a fue de los primeros en hablar con Garz¨®n. En ese momento ard¨ªan dos de los vagones y uno de ellos se hab¨ªa elevado ¡°seis o siete metros por encima de la v¨ªa¡±. El comisario orden¨® instalar un puesto de mando desde el que coordinar los servicios y evitar el caos. En ello estaba cuando se le acerc¨® un antidisturbios con otra persona. ¡°Es el maquinista del tren accidentado¡±, coment¨® el agente. El comisario cuenta: ¡°Al ver que ten¨ªa una herida en la cara, le invit¨¦ a sentarse en un banco del puesto de mando¡±. El comisario le pregunt¨® por su salud. ¡°Estoy herido leve. Pero yo no soy lo importante, lo importante son los pasajeros¡±, le respondi¨® Garz¨®n. Y este a?adi¨® en tres ocasiones: ¡°La he jodido¡±. El comisario entonces le inquiri¨®: ¡°?Qu¨¦ ha ocurrido?¡± Y Garz¨®n respondi¨®. ¡°Pues que circulaba a 190 kil¨®metros por hora¡±.
El maquinista, inquieto, le pregunt¨® al mando policial: ¡°?Ha muerto alguien¡±. El comisario prefiri¨® ocultarle la verdad, al ver sus heridas y su nerviosismo: ¡°No se preocupe ahora de eso¡±. ¡°?Pero c¨®mo quiere que me calme? Con lo que he provocado, prefiero morirme¡±. Lo repiti¨® en cuatro ocasiones. Poco despu¨¦s, los servicios de emergencia se lo llevaron. El comisario orden¨® ¡°que fuera acompa?ado¡± por polic¨ªas para ¡°preservar sus seguridad y ulteriores indagaciones¡±.
Di¨¢logo con dos polic¨ªas. Antes de hablar con el comisario, Garz¨®n dialog¨® con varios agentes que le ayudaron a salir de la cabina. Uno de los polic¨ªas que acompa?¨® a Garz¨®n al hospital le pregunt¨® si acced¨ªa voluntariamente a extraerse una muestra de sangre, para descartar alg¨²n tipo de bebida alcoh¨®lica. Garz¨®n, seg¨²n este agente, dijo que no hab¨ªa bebido, y que no ten¨ªa ning¨²n problema en someterse a la anal¨ªtica. Qued¨® ingresado en la habitaci¨®n 301 del Hospital Cl¨ªnico. Presentaba varias heridas: fractura de varias costillas y neumot¨®rax.
Un pasajero: ¡°No not¨¦ nada raro¡±. Alfonso Manuel Lecandatiene 33 a?os y viajaba en el asiento 9? del vag¨®n n¨²mero 5. Era la primera vez que iba en un tren de alta velocidad. ¡°Durante el trayecto no not¨¦ nada, hasta que en un momento dado se produjo una inclinaci¨®n del tren¡±. Sali¨® del tren por una ventanilla. Y m¨¢s tarde se le acerc¨® una persona que dec¨ªa ser el maquinista. Sangraba por la cabeza. Se arrodill¨® y dijo: ¡°Soy el maquinista. Yo ten¨ªa que haberme quedado ah¨ª debajo¡±.
El estruendo. Evaristo Iglesias trabajaba en un campo cercano cuando oy¨® un estruendo. Era el impacto del tren. Se acerc¨® corriendo para ayudar. Al llegar a la locomotora, vio al maquinista con varios polic¨ªas. Cuando lo trasladaban hasta el hospital de campa?a, le oy¨® decir: ¡°Me quiero morir, me quiero morir, no quiero ver esto. Hubiera sido mejor que hubiera muerto yo antes de ver esto¡±.
Trayecto normal. Juan Jos¨¦ Diz era la primera vez que montaba en un tren as¨ª. ¡°Nada me llam¨® la atenci¨®n en el trayecto, hasta que en un momento determinado mi cuerpo se desplazaba m¨¢s de lo normal hacia un lado, y fui consciente de que el veh¨ªculo llevaba m¨¢s velocidad de lo normal para estar en una curva. Not¨¦ un peque?o salto, que asoci¨¦ a que la rueda del tren se hab¨ªa salido de la v¨ªa. Al ver que el vag¨®n empezaba a volcar, me proteg¨ª la cabeza con un brazo y con el otro me agarr¨¦ al asiento delantero. Tras el golpe, me qued¨¦ muy aturdido y dolorido. Sal¨ª por la parte trasera del vag¨®n¡±.
Tambi¨¦n viajaba en el tren Anxo N¨²?ez con su novia. Iba desde Madrid a Santiago, en el coche n¨²mero 7. ¡°Durante el trayecto, el ¨²nico detalle anormal fue que durante la proyecci¨®n de las pel¨ªculas funcionaban de forma irregular. La pel¨ªcula se reiniciaba a los pocos minutos de haber empezado. As¨ª ocurri¨® con cada pel¨ªcula tres o cuatro veces. Antes del accidente, not¨¦ que el tren se tambale¨®. Una persona se movi¨® y de repente lleg¨® el gran impacto¡±.
El interventor. Antonio Mart¨ªn Marug¨¢n, interventor de Renfe, se?al¨® que iba en el tren Alvia Madrid-Ferrol. En el accidente sufri¨® heridas leves. Se?al¨® que en la estaci¨®n de Ourense el tren cambi¨® de conductor y se puso al frente Francisco Jos¨¦ Garz¨®n. La tripulaci¨®n, dijo, la compon¨ªan ¡°el maquinista, los camareros, el compareciente y un vigilante de seguridad (este ocasional, porque ven¨ªa de coger otro tren para volver a Ourense)¡±. Mart¨ªn dijo que conoc¨ªa desde hace a?os al maquinista. A?adi¨® que ese d¨ªa habl¨® con ¨¦l en una ocasi¨®n, cuando se subi¨® al tren en Ourense, y que fue porque ¡°tienen obligaci¨®n de comunicarse por protocolo para darse novedades, y que no le se?al¨® ninguna¡±. Durante el trayecto no entr¨® en la cabina. La polic¨ªa le pregunt¨® al interventor si not¨® en alg¨²n momento un exceso de velocidad. ¡°No, ya que se trata de una v¨ªa nueva y de alta velocidad y no hay sensaciones de velocidad¡±.
?C¨®mo fue el accidente?, le preguntaron los agentes. ¡°Yo iba en el vag¨®n 3, asiento 2b, acompa?ado del vigilante de seguridad llamado Celso. Me puse de pie porque ya quedaba poco para llegar a Santiago, y ca¨ª a la derecha repentinamente. Cuando el tren se par¨®, todo estaba deshecho, y busqu¨¦ luz para salir, lo que consegu¨ª entre los coches 2 y 3. Luego intent¨¦ ayudar al resto de personas. Romp¨ª ventanas con un pico que no s¨¦ si era de un bombero o de un vecino del lugar¡±.
El vigilante de seguridad. El testimonio de Celso Castor Gonz¨¢lez, de Prosegur, que es la encargada de vigilar la seguridad de Renfe/Adif, es el siguiente: ¡°El d¨ªa 24 inici¨¦ mi servicio en la estaci¨®n de Ourense. Sobre las 20.40, el convoy, tras la salida de un t¨²nel, ya cerca de Santiago, descarril¨®¡±.
?Conoc¨ªa al maquinista? ¡°S¨ª, de forma profesional. He coincido con ¨¦l en varias ocasiones. Yo iba en el vag¨®n n¨²mero 3. Desde el lugar donde me encontraba, se pod¨ªa ver el exterior, a trav¨¦s de una ventanilla. A la salida del t¨²nel apreci¨¦ que la velocidad era m¨¢s elevada que en otras ocasiones. Todo fue muy r¨¢pido. Tras el accidente habl¨¦ con el maquinista. Coincid¨ª con ¨¦l en las v¨ªas. Y me pregunt¨® por el estado del interventor y del otro maquinista que iba en el tren¡±.
¡°Ya lo tengo denunciado¡±. Julio Santiso Rielo, de 34 a?os, vecino de Angrois, relata que estaba en su casa y oy¨® el estruendo del descarrilamiento. Acompa?¨® al maquinista Garz¨®n hasta el primer puesto de socorro. Declara que mientras caminaban, Garz¨®n iba diciendo frases como: ¡°Esto ya lo tengo yo denunciado. No se puede circular por esta v¨ªa a esta velocidad sin un protocolo¡±, ¡°si pillo al de seguridad, lo mato¡±, ¡°no quiero ver esto¡±, ¡°cu¨¢nta gente muerta... ?por qu¨¦ no habr¨¦ muerto yo?¡±.
Ni sabotaje ni atentado. Dos polic¨ªas, con carn¨¦s profesionales 88075 y 80398, trasladaron a Garz¨®n al Hospital Cl¨ªnico inmediatamente despu¨¦s del accidente. Durante el trayecto, el maquinista les coment¨® que ¡°la v¨ªa donde se produjo el siniestro est¨¢ habilitada para circular a 200 kil¨®metros por hora, si bien es de elecci¨®n del conductor reducir la velocidad en ese punto, al circular por una v¨ªa libre, sin se?al que limite o indique que ha de reducir la velocidad, indicando que pudo haberse despistado, circulando a velocidad excesiva¡±. Durante el camino al hospital, Garz¨®n asegur¨® a los agentes que lo ocurrido ¡°no hab¨ªa sido causado por un atentado o un sabotaje¡±, a la vez que se lamentaba continuamente: ¡°Si me muriera yo... ?Qu¨¦ desgracia! ?Qu¨¦ acabo de hacer?¡±.
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