Mil viajes en una hect¨¢rea
Bioparc Fuengirola reproduce los h¨¢bitats de los bosques tropicales de ?frica, el Sudeste Asi¨¢tico y Madagascar
En pleno centro de la bulliciosa Fuengirola (M¨¢laga), a un paso de la estaci¨®n de tren de cercan¨ªas, uno puede emprender un viaje que en apenas un par de horas le traslada a los bosques tropicales del ?frica Ecuatorial, el Sudeste Asi¨¢tico o la isla de Madagascar. Eso es lo que ofrece la visita al Bioparc Fuengirola, uno de los zool¨®gicos m¨¢s modernos de Europa.
Sobre una hect¨¢rea y media de terreno, el visitante se sumerge en un bosque lluvioso tropical que recrea fielmente los h¨¢bitats originales de los animales que alberga. Curiosos l¨¦mures, flamencos rosados y enormes cocodrilos dan la bienvenida al parque en unas instalaciones perfectamente adecuadas a sus necesidades y que permiten al visitante observarlos en su rutina, casi pasando desapercibido para los animales. Eso gracias a los diferentes niveles de observaci¨®n de los que goza el espectador durante el recorrido y la integraci¨®n de varias especies en el mismo entorno. As¨ª se crea la sensaci¨®n de que el visitante forma parte del ecosistema, un concepto denominado zooinmersi¨®n.
¡°Bioparc Fuengirola nace en 2001 sobre lo que fue el antiguo zoo de la ciudad, un parque que se qued¨® obsoleto. Siguiendo las ense?anzas de los mejores y m¨¢s punteros zool¨®gicos de Estados Unidos y Europa ideamos este parque en el que prima el bienestar de los animales y la m¨¢xima supresi¨®n de barreras entre ellos y los visitantes. No se puede decir que vivan en semilibertad, porque est¨¢n en cautividad, pero gozan de una calidad de vida envidiable¡±, apunta Francisco de As¨ªs Garc¨ªa, director de Bioparc Fuengirola.
Una calidad de vida de la que dan fe el grupo de chimpanc¨¦s que observan altivos a los espectadores encaramados en la cima de un ¨¢rbol. Su l¨ªder, Gordo, y su pareja son de los pocos animales provenientes de las antiguas e insalubres instalaciones del zoo de Fuengirola. Traumatizado, durante un tiempo no permit¨ªa a las hembras de su grupo tener cr¨ªas, pues las mataba. Tras un proceso de recuperaci¨®n en las nuevas instalaciones, la familia se ha reestructurado y Gordo no solo sigue siendo el l¨ªder, sino que se ha convertido en un padre atento.
El caso de Gordo y la transformaci¨®n del vetusto zoo en el puntero parque Bioparc Fuengirola llam¨® la atenci¨®n de la prestigiosa revista especializada National Geographic, publicaci¨®n que le ha dedicado un amplio reportaje de 10 p¨¢ginas al centro alabando sus instalaciones y los programas educativos y de conservaci¨®n que en ¨¦l se desarrollan.
¡°Los sentimientos que genera el contacto con los animales pueden desencadenar en muchas personas motivaciones en pro de la conservaci¨®n de la naturaleza, est¨ªmulos que dif¨ªcilmente podr¨ªan ser suscitados sin la existencia de zoos como este¡±, apunta el director.
Reacciones que se reflejan en las caras de los peque?os y no tan peque?os cuando, por ejemplo, se encuentran de frente con una pareja de tigres de Sumatra de los que solo les separan una barrera de bamb¨² y dos metros de distancia; asisten a la pl¨¢cida siesta de unos leopardos que casi se pueden tocar o tratan de llamar la atenci¨®n de un gorila de lomo plateado que escruta con sus profundos ojos negros a quienes discurren frente a su parcela.
Zorros voladores, peces casi prehist¨®ricos en su premiado manglar, hipop¨®tamos pigmeos, suricatas, tapires malayos, nutrias, pitones, orangutanes o gecos son otras de las muchas especies que se reparten por los distintos h¨¢bitats de este parque por el que anualmente pasan m¨¢s de 300.000 visitantes y que, ahora en verano, tambi¨¦n ofrece visitas a la luz de la luna.
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