¡°Tendr¨¦ que vender la casa para que mi madre pueda estar en una residencia¡±

Con una ceguera derivada de la diabetes que arrastra desde hace a?os, las secuelas de un infarto a¨²n patentes y una par¨¢lisis del diafragma que le obliga a depender permanentemente de una m¨¢quina de respiraci¨®n artificial, Mar¨ªa Teresa Querol, de 81 a?os y dependiente moderada de grado II, es, junto a varios centenares de ancianos, uno de los rostros que se esconden detr¨¢s del ¨²ltimo tijeretazo de la Generalitat a la ley de dependencia. La decisi¨®n del gobierno catal¨¢n de suspender, durante agosto y septiembre, las prestaciones econ¨®micas para pagar residencias a nuevos dependientes y los ingresos asociados a estas ayudas ha trastocado, todav¨ªa m¨¢s, la delicada econom¨ªa de la familia Querol. Tras pedir un cr¨¦dito de 10.000 euros para afrontar el coste de una plaza privada, su hija, Iolanda Monfort, ya se plantea vender la casa.

La imperiosa necesidad de ingresar a la anciana en una residencia oblig¨® a la familia a localizar un geri¨¢trico privado mientras aguardaba la concesi¨®n de una plaza p¨²blica. Ante una lista de espera de 17.000 personas y 18 meses de demora media para acceder a una residencia de la Generalitat, la familia de Mar¨ªa Teresa solicit¨® la prestaci¨®n econ¨®mica vinculada (PEV), para sufragar temporalmente una parte del ingreso de la mujer en el geri¨¢trico privado. Paralelamente, Iolanda pidi¨® tambi¨¦n un cr¨¦dito de 10.000 euros para afrontar el coste de la plaza que, en total, ascend¨ªa mensualmente a cerca de 2.000 euros. ¡°Calculaba que con el cr¨¦dito y la ayuda econ¨®mica, que iba a ser de 400 euros, podr¨ªamos hacer frente a los 24 meses que tardar¨ªan, seg¨²n nuestros c¨¢lculos, en concederle una plaza p¨²blica¡±, explica Iolanda.

Sin embargo, las cuentas y los c¨¢lculos de la familia se quedaron en nada tras el escueto comunicado que colg¨® el Departamento de Bienestar Social y familia en su web hace unos d¨ªas para informar de la suspensi¨®n temporal de las PEV. El nuevo hachazo a los servicios sociales se cebaba esta vez con las prestaciones econ¨®micas que ayudan a sufragar plazas privadas a los dependientes que no encuentran una habitaci¨®n en las residencias p¨²blicas. La Generalitat achac¨® la medida a ¡°la deficiente financiaci¨®n por parte de la Administraci¨®n del Estado¡±, a la que acusa de abonar solo el 20% del gasto en dependencia. El Ministerio de Sanidad, por su parte, neg¨® la versi¨®n del Ejecutivo catal¨¢n y asegur¨® estar al d¨ªa con los pagos para financiar la ley de dependencia.

La lista de espera p¨²blica asciende a 17.000 personas y 18 meses

En medio del cruce de acusaciones, la consejera de Bienestar Social y Familia, Neus Munt¨¦, sali¨® al paso de las cr¨ªticas e insisti¨® en que se trataba de ¡°una medida transitoria¡±. La versi¨®n de la consejera choc¨® con la publicaci¨®n de la circular interna que enviaron desde la Generalitat a los trabajadores sociales, en la que se especificaba que ¡°no se puede garantizar que esta medida no se prolongue en el tiempo¡±. Munt¨¦, que evit¨® cuantificar el ahorro que supondr¨¢ la medida para las arcas catalanas, calcul¨® que la decisi¨®n podr¨ªa afectar a 500 dependientes. Por su parte, la patronal de residencias ACRA fue m¨¢s all¨¢ y elev¨® la cifra de implicados al millar de ancianos, el doble de lo previsto por el Gobierno catal¨¢n. Seg¨²n su presidenta, Cinta Pascual, la Generalitat se ahorrar¨ªa, como mucho, 1,5 millones de euros con la nueva medida.

Iolanda Monfort reconoce que la noticia del nuevo tijeretazo la pill¨® por sorpresa y desestabiliz¨® de nuevo la situaci¨®n econ¨®mica de la familia. ¡°Con el grado de dependencia de mi madre, estaba segura de que no tardar¨ªan en concederle la PEV. Si ahora se congelan estas ayudas, no s¨¦ qu¨¦ voy a hacer¡±, confiesa. La hija de Mar¨ªa Teresa desconf¨ªa del car¨¢cter temporal del ¨²ltimo recorte en dependencia. ¡°No me creo que s¨®lo sean dos meses. La verdad, como esto siga as¨ª, yo no podr¨¦ pagar la residencia. Voy a tener que vender la casa y espabilarme porque el banco ya no me deja m¨¢s dinero¡±, lamenta.

Mar¨ªa Teresa es consciente de que la familia tiene dificultades econ¨®micas pero tanto su hija como sus nietos prefieren mantenerla al margen. Iolanda recuerda, temerosa de que el esfuerzo hecho no haya servido para nada, el periplo por 35 residencias catalanas hasta encontrar la definitiva en Sant Carles de R¨¤pita (Tarragona). Aunque lejos de su casa, en Sant Feliu de Llobregat, a 180 kil¨®metros, su hija asegura que Mar¨ªa Teresa se siente bien: ¡°Estuvo 13 a?os viviendo en mi casa y el otro d¨ªa me dijo que hac¨ªa mucho tiempo que no viv¨ªa tan bien, y eso es porque all¨ª tienen m¨¢s tiempo para atenderla y darle todos los cuidados que necesita. Mi madre tiene derecho a pasar sus ¨²ltimos a?os feliz y tranquila¡±.