Salidas y llegadas
La fonda Rius, situada junto a la estaci¨®n de Francia, siempre ha sido un lugar de paso
Esta es una finca extra?a, a simple vista singular, con una fachada de estuco claro que contrasta con la balconada y el pedazo de edificio m¨¢s avanzado de color rojizo que muestra en el primer piso. Sus balcones se asoman a la avenida del Marqu¨¦s de la Argentera, justo enfrente de la estaci¨®n de Francia. Y en su cabecera puede verse la publicidad de una antigua casa de hospedaje: la fonda Rius. Bajo esta casa densa y mesocr¨¢tica, hoy se asientan los bares Adri¨¢tico y Nakupenda. Pasan enjambres de bicicletas, cruzan adolescentes con mochilas y se ven muchos turistas.
Esta calle siempre ha sido de paso. Ya en su inicio fue pensada como una v¨ªa para desfiles militares y carnavales, bautizada como el paseo de Frente Aduana. Aqu¨ª siempre ha habido hospedajes para viajeros, inicialmente los que llegaban en barco y quer¨ªan alojamiento cercano al que entonces era el centro del poder pol¨ªtico. Iba desde el palacio Real de la plaza Palau, a la puerta principal de la Ciudadela. A escasos metros de esta acera, en el vecino hostal de Santa Mar¨ªa se aloj¨® en 1767 un italiano llamado Giacomo Casanova. Mas¨®n, aventurero y afamado amante, en Barcelona inici¨® una t¨®rrida relaci¨®n con su compatriota Nina Bergonzoni, una cantante que era la amante del conde de Ricla, en aquel entonces Capit¨¢n General de Catalu?a. Este, furioso y herido en su orgullo, hizo arrestar a Casanova en 1768. Y le encerr¨® en un l¨®brego calabozo de la torre de San Juan, de donde no saldr¨ªa hasta un a?o despu¨¦s. Contaba el cronista Gaiet¨¤ Cornet que la fonda de Santa Mar¨ªa de la calle Ases fue la primera que se estableci¨® en Espa?a, y que dio origen a la palabra ¡°fonda¡±, pues para entrar en ella hab¨ªa que descender varios escalones. En realidad, la palabra fonda no viene de una mala traducci¨®n del catal¨¢n, sino del ¨¢rabe fonduk. Pero en aquellos a?os esto era lo de menos.
La primera central telegr¨¢fica de Barcelona se situ¨® junto al paseo del Marqu¨¦s de la Argentera
En los siglos XVIII y XIX, las calles de los alrededores estaban llenas de establecimientos destinados a albergue de viajeros. A pocos pasos hab¨ªa la fonda del Sable de la calle Vidrier¨ªa, la Posada de la Paz en la plaza Palau, la fonda del Universo en Canvis Vells, o la fonda de los Tres Reyes en Malcuinat. Si en un principio la raz¨®n fue el puerto, despu¨¦s lo fue la cercan¨ªa a las primeras estaciones de ferrocarril que tuvo la ciudad. La primera pertenec¨ªa a la l¨ªnea Barcelona-Matar¨® y estaba al inicio de la desaparecida avenida del Cementerio, entre la plaza Palau y la Barceloneta. La segunda era el origen de la l¨ªnea Barcelona-Granollers, y fue bautizada como Estaci¨®n de Francia. La misma advocaci¨®n al marqu¨¦s de la Argentera recuerda a Eduardo Maristany, un ingeniero de caminos que fue el principal promotor de esta importante instalaci¨®n ferroviaria. Ocupaba los terrenos de unos viejos lavaderos p¨²blicos y entr¨® en funcionamiento en 1854.
Pronto, al lado de la estaci¨®n de trenes se situ¨® la primera central telegr¨¢fica que tuvo la ciudad. Y el paseo de la Aduana ¡ªhoy Marqu¨¦s de la Argentera¡ª se llen¨® de tiendas y empresas relacionadas con los modernos medios de transporte. Estaba la casa Nev¨ªlle especializada en la comercializaci¨®n de ra¨ªles de acero y cambios de v¨ªa. Tambi¨¦n estaba la compa?¨ªa de Genaro Mann, dedicada a material para barcos y ferrocarriles. La empresa de l¨¢mparas de gas de Eugenio Chosseler, o la f¨¢brica de bombas y cilindros de Francisco Riviere. En 1884, en esta calle hubo una guerra abierta entre las dos empresas que daban servicio de pasajeros en Barcelona, cuando los empleados de la Compa?¨ªa General de Tranv¨ªas impidieron a los veh¨ªculos de la Sociedad Catalana de Tranv¨ªas que circularan por sus ra¨ªles. Con lo cual, toda la avenida se fue llenando de carruajes que acabaron colapsando el tr¨¢fico en toda la ciudad.
La zona se llen¨® de tiendas y empresas relacionadas con el ferrocarril y el transporte en barco
A?os m¨¢s tarde, en 1929 se inauguraba la actual estaci¨®n de Francia, el mismo a?o que la fonda Rius era totalmente reformada por el arquitecto Francisco Portillo Quintana, que dise?¨® para ella una nueva fachada en piedra roja. Entonces era una casa de hospedaje muy famosa por su cercan¨ªa a la estaci¨®n, y mucha gente que ven¨ªa por trabajo o por negocios se alojaba en ella. El hotel fue colectivizado durante la Guerra Civil, y en los a?os sesenta se convirti¨® en una de las primeras im¨¢genes que ve¨ªan los emigrantes meridionales cuando pisaban Barcelona por primera vez. Muchas familias andaluzas comenzaron su nueva aventura en Catalu?a hosped¨¢ndose en este modesto establecimiento. Ahora, tras la restauraci¨®n sufrida en 1991 es una finca de vecinos. Abajo en la acera siguen circulando sin tregua los mismos viajeros, que ahora vienen buscando un lugar soleado para sus vacaciones. Gente que llega y se marcha, como siempre ha sido.
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