Muchas sirenas y pocos profesores
La nataci¨®n sincronizada vive un ¡®boom¡¯, pero adolece de t¨¦cnicos
A C¨¦sar Villegas siempre le gust¨® el agua; de joven practicaba el waterpolo, por m¨¢s que no pasara de aficionado. Iba a buscar a su hermana despu¨¦s del entrenamiento al Club Nataci¨® Barcelona, donde se juntaba con otras amigas e intentaban emular a Esther Williams, la protagonista de la pel¨ªcula Escuela de Sirenas. Pero fue C¨¦sar, por encargo y cuando contaba con 15 a?os, el que les hizo la primera coreograf¨ªa. Era 1953.
En 1968 Villegas mont¨® la que ser¨ªa durante d¨¦cadas la meca indiscutible de la sincronizada: el Kall¨ªpolis, en Barcelona. Desde entonces, aunque s¨ª han aparecido clubes importantes en otras partes de Espa?a, la sincro no ha perdido el acento catal¨¢n. De las 12 componentes del equipo espa?ol actual, ocho son catalanas. De estas, cinco son del Kall¨ªpolis y tres del CN Granollers, otra cantera de talentos que pisa fuerte desde las categor¨ªas inferiores.
El aumento de la demanda, sin embargo, no se ha visto acompa?ado de un incremento en la oferta al mismo nivel. Si bien es cierto que despu¨¦s de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona 1992 aument¨® el n¨²mero de clubes que acogen esta disciplina, los t¨¦cnicos cualificados son bastante escasos. ¡°Entrenadores para la excelencia y para ganar medallas hay poqu¨ªsimos¡±, constata Villegas. Pero en la base tambi¨¦n escasean.
Entre la veintena de clubes que figuran en la Federaci¨®n Catalana de Nataci¨®n con equipo de sincronizada, el n¨²mero de entrenadores ronda el medio centenar. Las cifras en el conjunto de Espa?a son casi calcadas. De la veintena aproximada de clubes que tienen licencia para competir a nivel estatal en este deporte, la federaci¨®n espa?ola calcula que no debe haber m¨¢s de 50 t¨¦cnicos reglados. ¡°Es un deporte muy personalizado, lo ideal si tienes un equipo de 13 o 14 ni?as, es tener tres profesoras¡±, explica Muriel Escal¨¦, entrenadora del CN Granollers desde hace tres a?os. ¡°En nuestro club, que es de los m¨¢s grandes, somos nueve t¨¦cnicas pluriempleadas. Eso significa que hay clubes que tienen s¨®lo un entrenador o dos para todos los equipos¡±.
Las ni?as del equipo alev¨ªn que entrena Escal¨¦ son las vigentes campeonas de Espa?a. Ella fue nadadora de sincronizada en el mismo club de los cinco a los 19 a?os. A sus 22 a?os, forma parte de la generaci¨®n que ya vio la sincro por la televisi¨®n, aunque en su caso empez¨® a practicar este deporte porque su hermana mayor lo hac¨ªa. Escal¨¦ advierte de que el desajuste entre equipos y t¨¦cnicos preparados puede repercutir en el nivel de la competici¨®n.
¡°El a?o pasado me encontr¨¦ en los campeonatos unas 300 ni?as, de las cuales cerca de 120 no ten¨ªan el nivel, aunque la Federaci¨®n ha puesto unos niveles m¨ªnimos¡±, explica. En esta l¨ªnea, la seleccionadora nacional, Esther Jaum¨¤, se?ala que es ¡°casi m¨¢s importante la formaci¨®n de los t¨¦cnicos" porque "si hay muchas ni?as que quieren practicar la sincro pero no hay entrenadores, este deporte no va a crecer¡±.
La media de cuatro horas de entrenamiento diarias, cinco d¨ªas a la semana, desde la categor¨ªa alev¨ªn ¡ªni?as de entre 10 y 12 a?os ¡ª, hacen de la sincronizada un deporte que requiere dedicaci¨®n casi exclusiva. En la categor¨ªa infantil (de 13 a 15 a?os), pasan de 20 a 25 horas de entrenamiento semanal. Y en j¨²nior (de 16 a 18 a?os) alcanzan las 27 horas. Muriel Escal¨¦ explica que ¡°los padres saben cada vez m¨¢s lo importante que es la preparaci¨®n f¨ªsica.
Visto con perspectiva, Escal¨¦ afirma que lo que ha vivido ¡°no lo cambiar¨ªa por nada¡± y destaca la importancia de la fuerza psicol¨®gica que se requiere. ¡°Si una no es fuerte ya puede tener todas las condiciones f¨ªsicas que no llegar¨¢, seguro. Te tiene que gustar mucho. Si no, es mejor dejarlo¡±, se?ala. De la misma opini¨®n es la seleccionadora nacional Esther Jaum¨¤. ¡°Llega un momento en el que te planteas si vale la pena el sacrificio, pero aprendes unos valores¡±. ?Se echa de menos una vida con otra rutina? La capitana de la selecci¨®n Ona Carbonell contesta convencida: ¡°Esa vida la podr¨¦ tener de aqu¨ª a unos a?os y esto no¡±. Jordi Carbonell, el padre de Ona, explica con orgullo que cuando mira a su hija y ve a una chica normal, se siente feliz. Tem¨ªa que la presi¨®n pudiera pasarle factura. ¡°Cuando veo que ha sobrevivido f¨ªsica y psicol¨®gicamente al estr¨¦s, siento una gran satisfacci¨®n. Ahora ella ya puede disfrutar de todo esto. Antes no, porque estaba a las puertas, y quedarse a las puertas despu¨¦s de todo el sacrificio hubiera sido terrible".
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