?D¨®nde est¨¢ la mentira?
Birriosos novillos en el primer festejo de la feria de M¨¢laga
Para ser figura del toreo es imprescindible ser h¨¦roe o artista. Si alg¨²n aspirante re¨²ne en su persona ambas cualidades, se habla de que ha nacido un genio. Pero no acaba aqu¨ª la dificultad del asunto: en este oficio hay un tercero en discordia, el toro, que no es poca cosa. Se requiere que sea un animal bravo, fiero, noble y encastado. Es decir, la cuadratura del c¨ªrculo. Con raz¨®n se dice que es m¨¢s dif¨ªcil ser figura del toreo que Papa de Roma.
Viene esto a colaci¨®n de la novillada que abri¨® este domingo la feria de M¨¢laga, en la que hicieron el pase¨ªllo tres chavales con serias aspiraciones de acceder al estrellato, aunque, visto lo visto, lo tienen crudo; y no porque carezcan de condiciones heroicas o art¨ªsticas, sino porque son v¨ªctimas de un enga?o.
Domecq/Rivera, Rey, Garrido
Novillos de Santiago Domecq, -el tercero, devuelto y sustituido por otro de Javier Molina-, mal presentados, mansos, sosos, muy blandos y nobles.
Luis Rivera: estocada (silencio); dos pinchazos y casi entera (silencio).
Fernando Rey: estocada tendida (oreja); _aviso_ pinchazo y estocada (oreja)
Jos¨¦ Garrido: estocada que asoma _aviso_ estocada, un descabello -2? aviso_ y dos descabellos (silencio); bajonazo (vuelta al ruedo).
Plaza de la Malagueta. 18 de agosto. Primer festejo de feria. M¨¢s de media entrada.
No se sabe muy bien qui¨¦n es el que enga?a; el sistema, quiz¨¢; el toreo moderno, tal vez¡ Lo que est¨¢ claro es que las v¨ªctimas son los muchachos que dedican su juventud, su cuerpo y su alma a una vocaci¨®n que dif¨ªcilmente pueden desarrollar.
?Qu¨¦ d¨®nde est¨¢ la mentira? En el toro. Primero, M¨¢laga es plaza de primera, y lo que este domingo sali¨® por los chiqueros fue una birria impresentable e impropia de tal categor¨ªa. Y hubo m¨¢s: no se trata solo de que el novillo tenga hechuras de gato; lo m¨¢s grave residen en que muestra un temperamento de borrego. Y as¨ª es imposible; as¨ª, no hay vocaci¨®n, por fuerte que sea, que alcance ning¨²n objetivo.
All¨¢ se desga?itan y afanan los novilleros en pases de todas las marcas, ora con el capote, ora con el muleta, mientras el p¨²blico, festivalero, generoso y triunfalista mata el tiempo en charlas de caf¨¦ con el vecino, echa una cabezadita redentora y apura el tiempo como mejor se le da para aguantar como Dios le da a entender un espect¨¢culo aburrido e insufrible.
No tiene lugar el toreo si no hay toro. No es posible emocionar a los tendidos si no existe la sensaci¨®n de riesgo. Y este domingo no hubo novillos, sino sardinas para hacer un espeto.
Y queda algo m¨¢s: los muchachos, como no pod¨ªa ser de otra manera, son hijos de su ¨¦poca; y no corren buenos tiempos para heroicidades ni clasicismo aparentemente trasnochados. Quiere esto decir que los novilleros son el bendito espejo de las figuras actuales, y repiten como clones de laboratorio los males del toreo actual. Han aprendido que el toreo es en l¨ªnea recta, al hilo del pit¨®n, sin cargar nunca la suerte, y ponerse bonito tras el obligado pase de pecho. Y el p¨²blico no sabe qu¨¦ hacer para no caer en el abandono.
Y lo curioso es que los novilleros no estuvieron mal. Afirmarlo ser¨ªa faltar a la verdad; tan verdad como que fue su toreo superficial e inv¨¢lido, soso y sin hondura, del que se olvida antes de que se rubrique.
Pocas opciones tuvo Luis Rivera ante un lote inservible, sos¨ªsimos ambos, y solo pudo destacar el torero en unas ver¨®nicas trazadas con hondura a sus dos novillos.
Mejor, bastante mejor, Fernando Rey, al que se le nota placeado, f¨¢cil con los enga?os y valeroso. Interes¨® a sus paisanos, pero a ¨¦l le falto comerse al novillo, poner el coraz¨®n de la gente en un pu?o y ser el h¨¦roe que no fue. No pudo corroborar su pretendida gesta ante el muy inv¨¢lido quinto, que le propin¨® una tremenda voltereta.
Y Garrido pas¨® desapercibido a pesar de sus buenas maneras. Cuando no hay toro, no es posible el toreo¡
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