De paseo por las esquinas del Arte
Un peque?o museo junto al del Prado muestra los marcos que recuadran las principales obras de pintores universales
Madrid tiene, desde la primavera, un museo en miniatura. Atesora m¨¢s de 800 modelos de esos singulares cofres rectangulares de madera ornamentada, los marcos, que sirven para realzar y conservar las obras de arte. Su historia comienza as¨ª: alborea el siglo XX. El pintor valenciano Joaqu¨ªn Sorolla se halla a pleno rendimiento en el apogeo de su vida art¨ªstica. Un buen d¨ªa, entre destellos de sol levantino y aromas de esencia trementina, decide por su cuenta acentuar la expresi¨®n emanada de sus pinceles y ce?ir, resalt¨¢ndolas, las hebras de color que impregnan sus lienzos. Su ardiente deseo es el de idear ¨¦l mismo los marcos, los recuadros de sus obras.
Fascinado por las t¨¦cnicas empleadas por carpinteros, ebanistas y las de aquellos artesanos vinculados al trabajo con la madera y la marqueter¨ªa, entra en contacto con un constructor de carros de nombre Jos¨¦ Cano. Le plantea su proyecto. Cano se muestra receptivo: pronto participa de su mismo entusiasmo y pone a su servicio sus conocimientos adquiridos durante a?os de oficio carretero. De all¨ª surge una aventura art¨ªstica que se prolonga hasta la muerte de Cano, en 1922 y cuya estela alcanza hasta nuestros d¨ªas ya que, muy poco despu¨¦s de aquel primer encuentro, cristaliza en un despliegue de las hist¨®ricas t¨¦cnicas de enmarcado de cuadros, a cuyo conocimiento y destreza Cano se aplic¨® con ah¨ªnco.
Tras formarse en viajes al extranjero, Cano y sus descendientes, tres generaciones completas, asentados primero en el Paseo del Prado y desde esta primavera entre el museo del Prado y el Retiro, han llegado a convertirse en uno de los m¨¢s importantes proveedores de marcos para las obras del arte universal que atesoran tanto el Museo del Prado, como los Museos Vaticanos, la Galer¨ªa Thyssen-Bornemisza o el madrile?o palacio de Liria, como escribe la experta Mar¨ªa P¨ªa Tim¨®n Tiemblo. ¡°Otros renombrados centros de Arte, como la National Gallery de Londres y el Metropolitan de Nueva York, han recibido exposiciones procedentes del Prado enmarcadas por la firma espa?ola¡±, explica Paz Jusdado, que regenta el muse¨ªto madrile?o cercano al Retiro.
Quien pasee por Madrid estos d¨ªas puede contemplar el resultado de aquella colaboraci¨®n entre Sorolla y Cano, incluso el banco de trabajo done laboraron juntos: se encuentra en el peque?o museo que lleva el nombre de aquel afortunado carretero devenido en uno de los principales especialistas mundiales en el enmarcado de lienzos. Obras universales como La Sagrada Familia del Cordero, de Rafael Sanzio; Autorreatro, de Alberto Durero; La Virgen de los Dolores, de Tiziano; La maja vestida, de Francisco de Goya¡ telas de Francisco de Zurbar¨¢n, Jos¨¦ de Ribera, El Greco, Hans Memling, Joachim Patinir¡decenas de otros logros de grandes pintores de universal nombrad¨ªa, cuando sus marcos originales se han avejentado o consumido por el correr del tiempo, se han visto repuestos por los marcos elaborados en la estela del saber acu?ado durante m¨¢s de un siglo por los herederos de aquel carretero levantino.
El Museo Cano 1907 se encuentra a la espalda del Museo del Prado, en la esquina de las calles de Moreto y Alberto Bosch. El local, de dimensiones reducidas, fue anteriormente sede de una naviera y de una agencia de viajes. Si el paseante penetra en el muse¨ªto, en la planta que ocupa a pie de calle de un edificio de ladrillo con revocos blancos, su mirada le permitir¨¢ recorrer la estela seguida por la Pintura europea desde la Edad Media hasta el siglo XIX a trav¨¦s de decenas de modelos de marcos que complementaron sus principales joyas.
El primer testimonio de la existencia de marcos en Espa?a se encuentra en una miniatura del c¨®dice de las Cantigas de Santa Mar¨ªa. Data del siglo XIII y se halla en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En ella se representa a un monje que, desde la montura de un caballo, recoge un cuadrito con marco dorado que le ofrece una mujer desde el interior de una estancia de cuyas paredes penden otros cuadros enmarcados.
Pan de oro fino
A?os despu¨¦s, comenz¨® a desplegarse aquella misma t¨¦cnica que no solo realzaba las obras de arte, sino que tambi¨¦n las proteg¨ªa. Adem¨¢s, se convirtieron en receptoras de las modas y estilos de cada ¨¦poca. As¨ª, ya en la Baja Edad Media, la ornamentaci¨®n g¨®tica vino a resaltar y perpetuar el arte religioso de su tiempo, con marcos tachonados por cornisas, arcos conopiales lobulados, pin¨¢culos, florones, arquillos entrelazados, hojas pinjantes y vierteaguas, es decir, pies inclinados de la base del marco, a veces con inscripciones en letras de esmerada caligraf¨ªa. A partir de entonces, la impregnaci¨®n de los marcos con l¨¢minas de metales ¨¢ureos se convirti¨® en un aditamento asociado al enmarcado de pinturas y ello mediante un procedimiento denominado ¡°dorado al agua con pan de oro fino¡±.
A medida que avanzaban los tiempos, los cantos, entrecalles, filos y contrafilos de los marcos iban incorporando otros elementos decorativos y nuevas t¨¦cnicas ornamentales, desde la sarta de perlas a las pilastras o pilastrillas, con macollas o nudos, am¨¦n de entorchados y rosetas, entre los primeros; y de las t¨¦cnicas, las del estofado, el bru?ido o el trepanado, entre muchas otras aplicadas. La combinatoria de unos y otras permiti¨® una diversidad extraordinaria, de la cual se sirvieron muchos artistas y propietarios de obras de Arte para poner en valor sus ajuares.
El Realismo espa?ol del siglo XVII, con su asc¨¦tica formal, abord¨® el enmarcado en una clave austera que logr¨® su cumbre en 1656 con Las Meninas, de Vel¨¢zquez. Una vez perdido su bastidor primitivo, Cano y sus legatarios recibieron el encargo del Prado de insertar su preciosa tela en un marco rectangular de ¨¦bano negro, con un especial¨ªsimo tallado en rizo de su filo, su canto interior que, con la oscuridad de su silueta, realza m¨¢s, si cabe, la grandiosa pintura. El Barroco, con su horror al vac¨ªo, y el Neocl¨¢sico, con su rigidez inicial y su derroche rococ¨®, vinieron a agregar nuevos estilos de enmarcar, que culminaron en los profusos decapados tan caros a los marcos de las obras de los pintores impresionistas.
M¨¢s de 800 modelos de marcos posee la colecci¨®n Cano, una de las m¨¢s importantes del mundo. All¨ª, el curioso podr¨¢ ver cu¨¢l es la secci¨®n del marco de 3,18 metros por 2,76 metros del celeb¨¦rrimo lienzo de Vel¨¢zquez que representa a las infantas de Felipe IV, o las ed¨ªculas, esa suerte de teatrillos lujosamente decorados en sus dinteles y jambas, que magnifican sobremanera las telas renacentistas que contienen, como el que orla la prodigiosa Sagrada Familia del Cordero, del impar Rafael.
Son centenares las variantes que presenta el mundo del enmarcado. Orejetas, cantoneras, cantos, entrecalles, filos, contrafilos componen la secuencia elemental de los marcos, cada uno de ellos ornamentable a¨²n con cornisas, frontones y frisos aderezados por cornucopias. De la figuraci¨®n decorativa destacan roleos, palmetas, acantos, cardos y follajes diversos; todos ellos fueron tratados mediante elaboradas t¨¦cnicas artesanas que se sirven de utensilios como las peludas pelonesas, brochas sin mango destinadas a recoger el pan de oro desde el pomaz¨®n, una caja de piel fina protegida del viento para tratar el metal ¨¢ureo, am¨¦n de serruchos, pinceles, martillos, cinceles¡Todo un mundo artesanal donde junto al pan de oro de los ba?ados que suelen acompa?ar los enmarcados, surgen en ocasiones las incrustaciones de carey, los cabujones, las dise?os en forma de gemas, perlas, puntas de diamante¡La jerga es infinita, al igual que las combinaciones que tan variado elenco permite a los artesanos desde hace tres generaciones. Cuentan con el legado del saber de muchas otras precedentes y laboran una disciplina que, en ocasiones, alcanza el rango mismo del Arte, por su perenne belleza.
Cano 1907. Horario de verano: de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00. Entrada libre. Horario de invierno: de 11.00 a 19.30. Calle de Moreto, 13, esquina Alberto Bosch.
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