Borra y algod¨®n en rama
La calle de Carretes, en Ciutat Vella, concentr¨® f¨¢bricas textiles en el siglo XIX
Actualmente est¨¢ al lado de la fundaci¨®n Arrels, una entidad privada dedicada a la ayuda de personas sin hogar que dispone de un comedor, diversos pisos tutelados en el Raval y la Llar Pere Barn¨¦s en el Poble Sec. Es una fachada extra?a, con una entrada de garaje sobre la cual queda el letrero de la antigua F¨¢brica de Guates Mart¨ª Grau. Estamos en uno de los primeros escenarios de la revoluci¨®n industrial catalana, cuando en las d¨¦cadas de 1830 y 1840 se urbanizaron las calles de Lealtad, Reina Amalia, Sant Paci¨¤, Aurora, Hort de la Bomba, Santa Elena, Vistalegre, Riereta y Carretes. En aquella ¨¦poca, en esta calle hab¨ªa la mayor concentraci¨®n fabril de toda Barcelona. Seg¨²n la gu¨ªa El Consultor, a mediados del siglo XIX acog¨ªa la empresa textil de Nanot i Companyia, as¨ª como la empresa Gilbert i Canyelles.
Tambi¨¦n ocupaban estas aceras diversos talleres dedicados a la manufactura de telas como las de Francesc Jord¨¤, Pere Jub¨¦, Jaume Biscarri, Josep Castells, Joan Marqu¨¦s, Pere Plana, Teodor Castellet, Joan Ferr¨¦, Josep Salgot o Ramon Capella. Adem¨¢s hab¨ªa una f¨¢brica de cintas, una de gomas el¨¢sticas, dos de cardas para lana, una de tirantes, un aserradero de madera, cuatro carpinter¨ªas y un tornero, un calderero, dos barberos, y las tabernas de Manel Blanch y de Pau Fiol. Como puede verse, all¨ª no hab¨ªa ninguna panader¨ªa ni tienda de comestibles. Carretes era una calle de trabajadores con caprichos simples, que despu¨¦s de trabajar s¨®lo necesitaban cortarse el pelo y beber.
Aqu¨ª estaba inicialmente La Espa?a Industrial, cuya puerta principal daba a la calle de Sant Pau que todav¨ªa existe convertida en acceso al cuartelillo de la Guardia Civil (esta empresa se mudar¨ªa posteriormente a Sants, donde ser¨ªa una de las m¨¢s potentes del pa¨ªs). Tambi¨¦n ten¨ªa su f¨¢brica Jeroni Juncadella, uno de los fundadores del Cr¨¦dito Mercantil con negocios en Sant Quirze de Besora. Aunque la m¨¢s popular fue Can Seixanta, un mito de la ¨¦poca con fama de desorden y falta de disciplina. Al parecer ocupaba los n¨²meros 18, 20 i 22 (que sumados dan 60). Seg¨²n parece, esta empresa legendaria se incendi¨® en 1878, y a punto estuvo de desplomarse sobre el alcalde que se hab¨ªa personado al lugar del siniestro.
Justo en el n¨²mero de al lado estaba una f¨¢brica propiedad de don Od¨®n Mart¨ª Grau, un abogado que se hizo popular en 1883 defendiendo a uno de los atracadores del tren de Francia. Se dedicaba a manufacturar borra de oveja, y durante la Guerra de Cuba hizo un gran capital suministrando algod¨®n en rama para los servicios sanitarios del ej¨¦rcito espa?ol. El viejo Od¨®n fue uno de los fundadores y tesorero de la Asociaci¨®n Reforma de Barcelona, que reun¨ªa a los propietarios de las casas y los terrenos por donde se hab¨ªa de construir la Via Laietana. Un a?o m¨¢s tarde mor¨ªa y era despedido por sus trabajadores con un entierro multitudinario en la iglesia de Santa Anna.
Los incendios destruyeron muchos talleres textiles que acabaron prohibidos dentro del casco urbano
La Mart¨ª Grau se traslad¨® a la vecina calle Sant Pau, y su antigua sede alberg¨® en 1907 una escuela que impart¨ªa clases nocturnas para adultos, dependiente del Centro Obrero Calasancio que lleg¨® a abrir una capilla. Entonces la f¨¢brica segu¨ªa produciendo borra, pero su nuevo propietario era Ram¨®n Valent¨ª que en 1910 vio como su negocio se incendiaba y se consum¨ªan bajo las llamas grandes cantidades de material. En 1921 el espacio lo compart¨ªan con el taller de cintas de Sucesores de Francisco Pala y con la Hermanos Jaumandreu. Siete a?os despu¨¦s tambi¨¦n cobijaba la sede de una academia que ofrec¨ªa cursos preparatorios a cantantes que quisieran acceder a un coro de ¨®pera para trabajar en el teatro. Y durante la Segunda Rep¨²blica fue la sede en el Raval de las juventudes de Esquerra Republicana de Catalunya, cuya inauguraci¨®n cont¨® con la presencia del presidente Francesc Maci¨¤, y de los militantes Llu¨ªs Companys, Jaume Aiguad¨¦ i Ventura Gassol.
En esa ¨¦poca compart¨ªan edificio con la Sociedad de Coristas de Catalu?a, que representaba a las numerosas chicas que trabajaban en los teatros del Paral¡¤lel. Durante la Guerra Civil, este inmueble sufri¨® un duro bombardeo y se incendi¨® como consecuencia del impacto de una bomba de aviaci¨®n. En la posguerra estas viejas instalaciones se transformaron en la ortopedia Casa Creus y en una f¨¢brica de material de radio. Y en los a?os sesenta se convirtieron en un taller de reparaci¨®n de autom¨®viles y en un garaje, del cual a¨²n se conservan algunas letras (incluso fue una churrer¨ªa para trasnochadores). A su vez, la Mart¨ª Grau ¡ªentre Sant Pau del Camp y el desaparecido cine Monumental¡ª resultar¨ªa destruida por las llamas en 1946. Las fibras de lana y de algod¨®n eran de combusti¨®n f¨¢cil y terminaron siendo prohibidas dentro del casco urbano.
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