?Vaya figuras!
El Juli y Manzanares perpetraron un nuevo petardo que deber¨ªa de pasarles factura
Hay que tener poca verg¨¹enza para anunciarse en un mano a mano en Bilbao y desarrollar un esperpento de tal calibre. El Juli y Manzanares, Manzanares y el Juli, en su en¨¦simo cartel compartido de la temporada perpetraron un nuevo petardo que deber¨ªa de pasarles factura. En el toreo, se llama mano a mano a la faena en la que dos matadores rivalizan ante seis toros, tres para cada uno. El de Bilbao era uno de los carteles estrella, se anunciaba como un reto para ambos toreros, hab¨ªa expectaci¨®n... Pero Manzanares y El Juli deben de entender que un mano a mano no es un compadreo, donde dos colegas se juntan para pasar la tarde.
Si estos son las figuras del toreo actual, estamos apa?ados. Se unieron hace un par de a?os en un rid¨ªculo G-10 de matadores para salvar la fiesta y no se han dado cuenta de que con espect¨¢culos como los que est¨¢n repitiendo este verano van a acabar con ella. Bilbao es s¨®lo un puerto m¨¢s en las pantomimas de Valencia, Huelva¡ Lo de Bilbao fue para quitarles el carn¨¦ de toreros.
Las figuras siempre han tenido tardes de triunfos y de broncas, pero lo que es imperdonable es su falta de actitud, es decir un compadreo m¨¢s que un mano a mano. Y la culpa se la echar¨¢n a los toros, que fueron malos a rabiar, pero malos de aburrir. Los de El Pilar, premiados el a?o pasado en esta plaza, sacaron una presencia forzada para estar en Bilbao y su comportamiento fue de bochorno; a los que sacaron calidad les falt¨® fuerza y los que no se ca¨ªan se rajaron. Pero son los toros por los que se han estado pegando medio invierno, ya que si no era con estos no ven¨ªan a Bilbao.
El Juli y Manzanares sabr¨¢n lo que hacen, pero no recibieron en condiciones a ninguno con el capote, ni un solo quite en el toro del compa?ero, qu¨¦ forma de ponerlo en suerte para el caballo y a la hora de la muleta la mayor¨ªa de los astados llegaron moribundos. ?Qu¨¦ fiesta es esa? ?Qu¨¦ fiesta defienden?
En el sexto el p¨²blico se fue indignando, pero tambi¨¦n falt¨® el aficionado para montar una bronca de ¨®rdago. De las de almohadillas, de las de siempre, de las de toda la vida. Se bastaron con unos pitos a Manzanares durante su trasteo a un pobre Campanero de nombre que, inv¨¢lido, era incapaz de perseguir al banderillero que andando iba m¨¢s r¨¢pido. El Juli, que fue aplaudido en su primero, vio c¨®mo el tercero se le raj¨® a mitad de la faena y se fue a matar.
No debi¨® de acordarse de c¨®mo Ponce tore¨® en las tablas el d¨ªa anterior. La ganader¨ªa merecer¨¢ un descanso en Bilbao, pero los toreros tambi¨¦n. No se pueden re¨ªr as¨ª de la afici¨®n, porque nadie duda de que sean toreros con nombre, con triunfos en su carrera, pero no pueden llamarse figuras. Las figuras del toreo pelean, luchan, defienden y engrandecen la fiesta. Estos no.
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