¡°Gran gestor¡±
Lendoiro tiene el reto de mostrar su talento para conformar plantillas
Lendoiro nunca fue un secundario ni se marc¨® l¨ªmites comunes. Lo pareci¨® primeros de junio cuando nada m¨¢s renovar a Fernando V¨¢zquez asegur¨® que al Deportivo no se le podr¨ªa pedir para esta campa?a el ¡°objetivo ¨²nico¡± de ascender. Se hablaba entonces de crecimiento, de ilusi¨®n por la cantera, de complicadas y largas traves¨ªas. A estas alturas del verano desde la c¨²pula deportivista ya se?ala con claridad una diana: ¡°Tendremos un equipo que aspire claramente al ascenso¡±. El pasado s¨¢bado el Deportivo busc¨® la victoria con una delantera compuesta por el delantero del filial y dos juveniles. Esa, como dir¨ªa el propio Lendoiro, es la realidad. Semeja por tanto evidente que hay un trabajo pendiente en los despachos.
Durante sus primeros a?os en el Deportivo, Lendoiro cultiv¨® una imagen de eficacia en la gesti¨®n que le llev¨® incluso a flirtear con una oferta del Real Madrid para replicar all¨ª su modelo. ¡°Gran gestor¡±, clamaban sus hagi¨®grafos antes de que la luz sobre el agujero de las cuentas acabara por poner en revisi¨®n cualquier calificativo. Pocas cosas son iguales a anta?o, pero lo que no cambia es la capacidad del dirigente deportivista para seguir haciendo camino y escribir una sin par biograf¨ªa. Ahora tiene la ocasi¨®n de matizar a quienes sostienen que su ojo futbol¨ªstico tiene que ver m¨¢s con el fondo del bolsillo que con la capacidad de optimizar recursos. La exigencia no debe ser menor. La tuvieron, en la anterior experiencia en Segunda, t¨¦cnicos y futbolistas a los que se les plante¨® el ascenso como ¨²nica salida a una apuesta salarial de 18 millones de euros. Tambi¨¦n ahora lo es y la responsabilidad recae m¨¢s que nunca en el presidente que, enfrascado como estaba en otras luchas bien importantes e inaplazables fomentadas por sus errores en la gesti¨®n econ¨®mica, dos jornadas despu¨¦s de iniciar la Liga no tiene hechos los deberes en la gesti¨®n deportiva, que siempre ha hecho suya.
Desmentida, tras conducir al club a una deuda de 156 millones de euros, la solvencia para liderar un proyecto econ¨®mico, Lendoiro tiene el reto de mostrar su talento para conformar plantillas. Nunca fue, en ese sentido, uno de esos dirigentes arribistas y sin visi¨®n pelotera como aquel presidente de un club de Primera que en su inici¨¢tica cita en el palco quiso irse al descanso pensando que ya se hab¨ªa bajado el tel¨®n del partido. Lendoiro ha visto f¨²tbol, lo conoce, lo siente y sabe generarse una opini¨®n sobre las opciones que ofrece el mercado. En esa liza escucha y consensa decisiones con m¨¢s facilidad de lo que muchos intuyen. Pero cabe pedirle resultados. Por m¨¢s que reclame a la Liga y a los administradores que estiren el l¨ªmite salarial, los 5 millones de euros de los que dispone est¨¢n muy por encima de la inmensa mayor¨ªa de sus competidores. Le dobla el Mallorca, beneficiado por la percepci¨®n de un buen pellizco del seguro de descenso, y levemente el Zaragoza, que dispone de medio mill¨®n m¨¢s que el Deportivo, ambos en un nivel superior al de otros hist¨®ricos como Sporting (4,5 millones) o Las Palmas (3,5). Dispone adem¨¢s Lendoiro de un soporte social como nadie lo tiene en la categor¨ªa. Y en Segunda y en tiempo de crisis se regresa a viejos postulados: donde antes mandaban otros ingresos y la aportaci¨®n de los aficionados apenas era residual, ahora vuelve a cobrar gran importancia. El dinero de la gente va a una hucha en la que no sobra nada y que se actualiza a diario para conseguir que se estire el tope salarial. ¡°Nada que tenga 20.000 personas detr¨¢s puede morir¡±, razona Fernando V¨¢zquez. Toda esa gente paga para cimentar desde la primera jornada las opciones de ascenso con un equipo con los mejores profesionales a los que se pueda acceder. No con juveniles.
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