Turistas de andar por casa
Airbnb, el portal de internet l¨ªder en alquileres vacacionales por d¨ªas o semanas, triplic¨® su volumen de reservas en la capital en el ¨²ltimo a?o
Ra¨²l, de 27 a?os, trabaja en una ONG a caballo entre Valencia y otras capitales. Viaja con frecuencia a Madrid pero no pisa ni hoteles, ni hostales, ni albergues ni casas de amigos. No, al menos, desde que se enter¨® de una nueva forma de alojamiento que arrasa en las grandes capitales. Rastre¨® la web en busca de alguna oferta que cuadrara con sus planes. Lleg¨® hasta dondedormir.org y encontr¨® el anuncio de Pablo (nombre ficticio), un desempleado de 36 a?os que alquilaba su casa para alojar turistas por 45 euros la noche. Ahora cada vez que Ra¨²l viaja a Madrid repite alojamiento. ¡°Es como estar en mi casa, pero en otra ciudad¡±.
Lo que Pablo empez¨® haciendo puntualmente se ha convertido en algo habitual y muchas veces incluso pasa parte de su tiempo libre con los hu¨¦spedes. ¡°Es un servicio que nunca te podr¨ªa dar un hotel¡±, argumenta. Les ense?a la ciudad, sale con ellos, les presenta a amigos y, en definitiva, hace m¨¢s agradable su estancia. La mayor¨ªa son norteamericanos y viajan en pareja. Sin ir m¨¢s lejos, hoy ha quedado con cuatro canadienses para tomar algo.
El de Ra¨²l, un caso que habr¨ªa sido catalogado como extra?o a?os atr¨¢s es, en 2013, una aut¨¦ntica tendencia al alza. Hasta 2008, los pisos solo se alquilaban para estancias de meses o a?os pero la irrupci¨®n de los motores de reserva (como Booking.com o Airbnb.com) introdujo un nuevo modelo, m¨¢s flexible, al que ya se han sumado 4.000 propietarios madrile?os: alquilar un piso entero o por habitaciones para estancias de d¨ªas o semanas. El a?o pasado, 31 millones de turistas pernoctaron en alojamientos no reglados en Madrid ¡ªcasas de amigos o pisos alquilados¡ª, seg¨²n el anuario de La Caixa. En otras palabras: nada menos que el 58% de nuestros visitantes evitaron alojarse en hoteles y hostales.
Ra¨²l y el resto de hu¨¦spedes de Pablo ¡°nunca¡± han tenido problemas con los vecinos, pero esta no parece ser la t¨®nica general. Roque Rodrigo, residente en el barrio de Chamart¨ªn, relata las ¡°tensas¡± relaciones entre los vecinos y los turistas que se hospedan en un d¨²plex de su bloque atra¨ªdos por el anuncio en el que su propietaria relata las bondades de la casa ¡°de lujo¡± en varias p¨¢ginas: ¡°Habitaciones elegantes con aire acondicionado y conexi¨®n wifi gratuita, luminosas, con vistas a la ciudad¡±. Todo esto, por menos de 60 euros por noche.
Los datos que aporta la p¨¢gina l¨ªder mundial en el mercado, Airbnb.com, son aplastantes. Sus reservas en Madrid se han triplicado en el ¨²ltimo a?o y ya es una de las ciudades europeas con mayor crecimiento. Por cada reserva, Airbnb cobra un 3% al anfitri¨®n y entre un 6% y un 12% al hu¨¦sped. A cambio, el arrendador se garantiza la tranquilidad de tener la casa asegurada contra robos, actos de vandalismo o da?os.
Los que no recibir¨¢n compensaci¨®n alguna por las potenciales molestias son los vecinos del inmueble. Rodrigo lamenta que los hu¨¦spedes que se alojan en el d¨²plex hacen uso de la piscina alegando ser ¡°amigos¡± de la due?a. Aparentemente, esa es la consigna que la propietaria transmite a todos ellos. El uso de los espacios comunes es, sin embargo, el menor de los perjuicios a los que se enfrentan. Otros vecinos consultados denuncian ruidos, llamadas por el telefonillo de madrugada y hasta despedidas de soltero en uno de los pisos de su bloque. La comunidad de vecinos ya se ha quejado a los propietarios del inmueble, pero afirma no disponer de ¡°ninguna medida de presi¨®n efectiva¡± para revertir la situaci¨®n.
El crecimiento exponencial de este tipo de alojamiento y las protestas del gremio hostelero, principal perjudicado, hicieron saltar las alarmas de la Administraci¨®n el pasado junio y lograron que se cambiara la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) ¡ªde ¨ªndole estatal¡ª. ?sta dej¨® de amparar las viviendas de uso tur¨ªstico bajo el ep¨ªgrafe de ¡°alquiler por temporada¡± y transfiri¨® a las comunidades aut¨®nomas la capacidad legal para regular el sector. El mes pasado, la Comunidad de Madrid prometi¨® a los hosteleros un marco legal ¡°para antes de final de a?o¡±, en aras de evitar la competencia desleal que denuncia el sector. De momento, los agentes consultados desconocen el contenido de esa nueva ley y la Consejer¨ªa de Empleo, Turismo y Cultura afirma que ¡°est¨¢n trabajando en ello¡± sin aportar m¨¢s detalles sobre el futuro texto.
Las opiniones sobre esta pr¨¢ctica alegal se dividen entre los que piden un marco legal estricto, como el presidente de la Asociaci¨®n de Empresarios del Hospedaje de Madrid, Jes¨²s Mart¨ªn, y los que creen que es absurdo poner puertas al campo y se?alan que la clave reside en adecuar las normas a una realidad que ha venido para quedarse. En este segundo grupo se encuentran Paco Nadal y Joantxo Llantada. El primero, periodista y escritor de viajes y usuario confeso de este servicio de alquiler entre particulares, esgrime que Internet lo ha cambiado todo y ¡°ahora le toca el turno a la industria hotelera¡±. Nadal pone el foco sobre los empresarios del sector, ¡°que son los que deben adaptarse al nuevo paradigma¡± ofreciendo sus servicios en las mismas plataformas que los due?os de estos apartamentos en alquiler. ¡°No sirve aferrarse a las viejas normas: es un vendaval que llega y lo cambia todo¡±, concluye.
Llantada, analista de tendencias en mercados y experto en m¨¢rketing tur¨ªstico ve este fen¨®meno ¡ª¡°estrechamente ligado a la irrupci¨®n de las aerol¨ªneas low cost y las nuevas tecnolog¨ªas¡±¡ª como algo, por el momento, minoritario pero que ha dado lugar a un cambio de modelo en el sector hotelero. ¡°Los hosteleros deben elegir entre adaptarse a esta nueva realidad o cerrar¡±, asevera en referencia a este cambio que, seg¨²n ¨¦l, forma parte de la evoluci¨®n normal del mercado. Para Llantada, la ¨²nica novedad es que este tipo de alquileres haya llegado a las grandes capitales, como Madrid. ¡°En peque?os pueblos de Pirineos y en la costa toda la vida ha habido familias que consegu¨ªan ingresos extras alquilando habitaciones de su casa de pueblo y nunca nadie se quej¨®¡±, argumenta.
En Nueva York, el lobby de los hosteleros lleva a?os poniendo el grito en el cielo contra estos alquileres y ha logrado que el Ayuntamiento de la ciudad proh¨ªba este tipo de pr¨¢cticas si no cuentan con los pertinentes permisos o si su due?o no declara el ingreso. En caso de incumplimiento, las multas llegan hasta los 30.000 euros. En el lado contrario, el ministerio de la vivienda dan¨¦s y las alcald¨ªas de Hamburgo y ?msterdam han refrendado la ¡°completa legalidad¡± de este tipo de alquileres. Ahora, Madrid debe decidir entre seguir los pasos de Nueva York, inclinarse por el modelo centroeuropeo u optar por una f¨®rmula de regulaci¨®n que garantice los derechos de los vecinos, evite la competencia desleal y logre un correcto tratamiento fiscal de esta rama de consumo colaborativo.
Los hosteleros, en pie de guerra
El presidente de la patronal madrile?a de los hostales (Aehcam), Jes¨²s Mart¨ªn, no se anda con ambages y tilda esta pr¨¢ctica de ¡°ilegal¡±. ¡°Se debe legislar inmediatamente. Su existencia implica que hay cerca de 12.000 plazas (m¨¢s de un 15% del total de plazas hoteleras) situadas en apartamentos compitendo de manera desleal con hostales y hoteles, anunci¨¢ndose en las mismas web, lo que otorga una imagen de falsa legalidad¡±, sostiene. Seg¨²n sus datos, en el momento en que el lector recorre estas l¨ªneas, m¨¢s de 10.000 personas est¨¢n alojadas en Madrid uno de estos pisos ¡°sin ning¨²n tipo de control¡±.
"No queremos que cierren este tipo de apartamentos, solo pedimos competir en igualdad de condiciones con aquellos que alquilan sus pisos: mientras nosotros estamos sujetos a una normativa de seguridad, limpieza, desratizaci¨®n etc., ellos no est¨¢n obligados a cumplir nada", se?ala. Mart¨ªn tambi¨¦n incide en el agujero de seguridad que han creado estos alquileres y asegura que la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid ha elaborado un informe que desagrega los riesgos aparejados. "Eso, por no hablar del flanco fiscal".
Desde el punto de vista impositivo, este tipo de alquileres son completamente legales siempre y cuando el arrendador declare los ingresos. Sin embargo, la mayor parte de los propietarios no lo hace. Un informe elaborado en 2010 por el sindicado de t¨¦cnicos de Hacienda (Gestha), cifraba el fraude fiscal de los alquileres en casi 3.000 millones de euros en el conjunto de Espa?a. Sin embargo, Gestha se?ala que estos datos ¡°son generales y no permiten saber la porci¨®n del fraude que tiene que ver con los alojamientos tur¨ªsticos¡±. Tampoco hay posibilidad de conocer el detalle del fraude fiscal que tiene origen en inmuebles alquilados en Madrid.
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