Decir ¡®aloha¡¯ y olvidar el asfalto
Los locales de est¨¦tica hawaiana han dejado de ser una reliquia de los ochenta En Madrid resisten los cl¨¢sicos y nuevos nombres se unen a la fiebre por los c¨®cteles ex¨®ticos
12.721 kil¨®metros. Esa es la distancia que separa el Hawai tropical y ba?ado de playas paradisiacas del Madrid seco y sin mar. Los cocoteros y los c¨®cteles ex¨®ticos de la Polinesia parecen inalcanzables desde la ciudad. Sin embargo, con algo de voluntad, puede que solo est¨¦n a unas paradas de metro o, con suerte, a unos pocos pasos de casa.
No hay necesidad de cruzar el Pac¨ªfico para sentirse en el ed¨¦n. Basta encontrar el tiki bar m¨¢s cercano para poder disfrutar de las maravillas del tr¨®pico. Mai Tai, Monta?a de Fuego, Molokai Mule, Trader Vic¡¯s, Diablo Apasionado¡ No se trata de palabras sacadas de un ritual de magia negra, sino de nombres de alguno de los combinados m¨¢s famosos de la cocteler¨ªa Tiki, un estilo de mixolog¨ªa muy peculiar en torno a la cultura hawaiana que, tras m¨¢s de 30 a?os en la sombra, vuelve a resurgir con fuerza en Madrid.
Tiki, hawaianos, polinesios. Toda calificaci¨®n es v¨¢lida para los diferentes locales tropicales que perduran o que acaban de abrir sus puertas a los amantes de esta cultura. Cada club tiene su estilo: cl¨¢sico o noventero, puro o fusionado con la cultura pop. No obstante, todos tienen una cosa en com¨²n: la fascinaci¨®n por ese archipi¨¦lago situado en medio del cintur¨®n de fuego. Pero que no os enga?e la decoraci¨®n. Este concepto lo invent¨® el americano Ernest Beaumont Gantt, quien, tras muchos viajes por la Polinesia, quiso llevar la atm¨®sfera tropical a Los ?ngeles y lo hizo a trav¨¦s de los bares.
Algunas direcciones
- Kona Lei. La ¨²ltima incorporaci¨®n. Hern¨¢n Cortes, 8.
- Lunch Box and Tiki Room. Barco, 8.
- Fabuloso Coconut Bar. Toque polinesio en un bar cl¨¢sico. San Roque, 14.
- Mauna Loa. Uno de los m¨¢s veteranos de Madrid. Plaza de Santa Ana, 13.
- Bora Bora. Lleva abierto m¨¢s de 20 a?os. Ventura Rodr¨ªguez, 5.
Llegaron a Espa?a en los a?os setenta, durante la ¨¦poca del destape, pero fueron perdiendo inter¨¦s con el cambio de los tiempos y terminaron cayendo en el olvido. Hasta ahora. Los bares tropicales vuelven a estar de moda en la capital. Prueba de ello es el reci¨¦n inaugurado Kona-Lei, un local cuya propuesta es volver a los or¨ªgenes y al concepto cl¨¢sico. Eduardo Cobo, uno de los fundadores, asegura que han buscado la decoraci¨®n ex¨®tica apropiada, la ambientaci¨®n musical perfecta y, ante todo, unos c¨®cteles de calidad.
¡°Recuperamos cl¨¢sicos como Mai Tai, Zombie o Blue Hawaii y aportamos nuestras propias mezclas como el Kona Grog o el Coco Lei¡±, explica este apasionado de la cultura Tiki. Combinados afrutados que bien podr¨ªan llevar pi?a, mango o papaya, entremezclado con ron y alg¨²n que otro ingrediente secreto, una tradici¨®n que se cumpl¨ªa a rajatabla durante los inicios de esta tendencia y que ellos han querido recuperar.
Cobo relata que la moda tiki surgi¨® de la fascinaci¨®n americana por lo ex¨®tico, con la promesa del para¨ªso, de libertad sexual, el misterio y el escapismo que ofrec¨ªa la Polinesia. ¡°En 1934, Ernest Beaumont Gantt, m¨¢s conocido como Don Beach abri¨® su primer bar en California, que luego se convertir¨ªa en una gran cadena: Don the Beachcomber¡±, cuenta. ¡°Luego vinieron muchos m¨¢s que llevaron el Tiki a sus a?os dorados en los sesenta¡±, prosigue este experto en la materia.
David Picher, propietario de Lunch Box and Tiki Room, no podr¨ªa estar m¨¢s de acuerdo con lo que dice Cobo. A ¨¦l le tira m¨¢s el tiki fusi¨®n de los a?os noventa que el cl¨¢sico, pero cree que el Kona-Lei lo ha hecho tan bien que deber¨ªa ser un punto de referencia para los amantes de esta cultura. No se olvida de su local, a uno pasos de la plaza de la luna. A simple vista parece m¨¢s un dinner americano al estilo Grease que un para¨ªso hawaiano.
¡°Quer¨ªamos montarnos un chiringuito de playa mezclando el Rock&Roll con el rollo tropical¡±, se explica echando un ojo alrededor de su negocio. Su Tiki Room se encuentra nada m¨¢s entrar, pintado de verde y decorado con m¨²ltiples fotograf¨ªas de mujeres hawaianas, con las cl¨¢sicas tazas de esculturas tipo t¨®tem y con una figurita de Elvis y de Betty Boop sobre la estanter¨ªa. Todo recargado. Todo muy kitsch.
¡°Somos un Tiki bar de corte garage-surf-rock. Es una fusi¨®n de ese mundo y el otro, el m¨¢s ex¨®tico¡±, dice mientras abre la carta de los c¨®cteles. ¡°Molokai Mule, la m¨¢scara que lleves se reflejar¨¢ en el espejo en el que te mires¡±, reza el primer combinado de su carta, que est¨¢ compuesto de zumo de naranja, de lima, licor de almendra, brandy y ron. Y as¨ª, cada uno de sus c¨®cteles tiene su propia leyenda hawaiana, que podr¨ªa sugestionar al m¨¢s esc¨¦ptico.
En el Tiki bar de Silvia Superstar no se encuentran estos combinados de pel¨ªcula sino daikiris, cervezas, chupitos, como en un bar de siempre, pero con un toque polinesio. El nombre, el Fabuloso Coconut Bar, es lo que realmente evoca un ed¨¦n hecho de palmeras y aguas cristalinas. ¡°No es un bar hawaiano al uso, sino una mezcla de todo lo que me gusta: muebles de mimbre retrovintage al estilo Emmanuele, m¨²sica rockabilly¡ Es un rinconcito con est¨¦tica tropical ambientado en los cincuenta en medio del asfalto¡±, aclara.
Locales nuevos que se mueven entre el rock, el surf y el estilo m¨¢s cl¨¢sico. Son los que le han dado un nuevo empuje a este tipo de establecimientos. No obstante, todav¨ªa sobrevive alguno de la ¨¦poca dorada del tr¨®pico en Espa?a.
En una de las esquinas de la plaza de Santa Ana est¨¢ ubicado el Mauna Loa, un veterano local hawaiano que logr¨® sobrevivir a la decadencia de los a?os ochenta y que no ha cambiado un ¨¢pice en m¨¢s de 40 a?os. Desde fuera parece un local apolillado y cerrado al p¨²blico, pero quien se atreva a cruzar sus puertas encontrar¨¢ un bar de los que ya no quedan. Los p¨¢jaros vuelan a su antojo sobre las cabezas de los clientes, que con un collar y una flor, toman un combinado cuyos ingredientes son un misterio. Tambi¨¦n el Bora Bora resiste. Llevan m¨¢s de 20 a?os en la brecha y no tienen intenci¨®n de cerrar.
Con los nuevos y los viejos, el Tiki se ha vuelto a abrir paso en Madrid. La raz¨®n quiz¨¢s sea que ofrece una forma de evadirse divertida y muy necesaria en periodos complicados como el que se est¨¢ viviendo en la actualidad. As¨ª que lo mejor es desempolvar la camisa de flores, ponerse un collar y brindar al m¨¢s puro estilo hawaiano: Okole Manula!
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