Los Encants Vells se jubilan
Cierran las puertas del m¨ªtico mercado de ocasiones, que cambia de ubicaci¨®n en Gl¨°ries
Juan despliega el g¨¦nero y prepara su parada desde tempranas horas de la ma?ana. Vende libros, pel¨ªculas y cuadros (¡°las pinturas que me gustan, las dejo como est¨¢n. Las que no, las arreglo un poco¡±, confiesa). Todo lo que ofrece este gaditano de 66 a?os tuvo antes un due?o ¡ªquiz¨¢s m¨¢s¡ª como casi todos los productos que se ofrecen en este mercado de ocasiones.
Al visitante poco o nada asiduo tal vez le sorprenda la cantidad y variedad de productos que se pueden comprar a un euro: ajos, pimientos, libros, pel¨ªculas, tres pares de calcetines calcetines, l¨¢pices, camisetas. A los habituales gritos de ¡°?Oferta!¡± y ¡°?barato, barato!¡± ayer se a?ad¨ªa el de ¡°?liquidaci¨®n!¡±.
M¨¢s de ochenta a?os despu¨¦s de que fuera trasladada de forma provisional a la plaza de las Gl¨°ries, la Fira de Bellcaire ¡ªconocida popularmente como Encants Vells¡ª cerr¨® ayer sus puertas para mudarse a escasos 100 metros, al otro lado de la plaza, junto al Teatre Nacional de Catalunya. La proximidad del nuevo emplazamiento es un detalle que agradecen todos los comerciantes, incluso los m¨¢s cr¨ªticos con el proyecto.
Los Encants han sido el escenario de muchas historias familiares. Jos¨¦ (60) contin¨²a con la parada que abri¨® su padre en 1955, despu¨¦s de dividirla con su hermano. ¡°A m¨ª me gusta esto, pero es una etapa que se cierra. Ser¨¢ distinto. Este es un mercado de sol a sol. Ahora nos va a dar la sombra¡±, comenta. Por eso hay quien vende hasta los toldos. Mar¨ªa Jos¨¦ lleva la parada que su suegro compr¨® hace 40 a?os. ¡°Estoy contenta porque no nos queda otra. Aqu¨ª ya no se gana¡±, asegura, y espera que vengan m¨¢s turistas que compren los trajes de flamenca y la bisuter¨ªa que vende. Hsain (70) lleg¨® de T¨¢nger hace 36 a?os. Ahora son sus hijos los que llevan el negocio de herramientas. Conchita (65) llevaba 60 a?os trabajando en el negocio de sus padres. Aprovecha el traslado para jubilarse.
¡°La gran atracci¨®n es la subasta. Es lo que m¨¢s nos caracteriza, es ¨²nico¡±, explica Jos¨¦ Manuel (59), comprador de lotes.Los productos que se subastan son objetos de personas fallecidas cuyos herederos no quieren, las maletas perdidas de los aeropuertos (y los tesoros que alberguen) o el g¨¦nero de una nave industrial que cierra, por ejemplo. Hasta ahora la negociaci¨®n se hac¨ªa con duros. En el mercado nuevo ser¨¢ con euros.
Pol¨¦micas y goteras
El nuevo Mercado de los Encants no ha estado exento de pol¨¦mica y divisi¨®n de opiniones entre los vendedores.
Uno de los aspectos m¨¢s criticados han sido el cambio de horarios. Hasta ahora el recinto abr¨ªa de 9 a 17h, con horario libre para los vendedores. A partir del d¨ªa 25, de 9 a 20h con sanciones si no lo respetan. Los detractores aseguran que no vender¨¢n m¨¢s por abrir m¨¢s horas y que no pueden se pueden permitir contratar personal. Los partidarios, aseguran que se facilita la compra para las personas que trabajan, ¡°que son los que tienen poder adquisitivo¡±. Y se?alan que las horas que tardaban en montar y desmontar ¡°son horas perdidas en ventas¡±.
En cuanto a la estructura, el nuevo edificio tiene dos niveles. ¡°No es un mercado, es un centro comercial¡±, critican algunos. Otros temen que se repitan las goteras que inundaron las instalaciones en junio.
Los comerciantes afirman que el reglamento que tienen que seguir es mucho m¨¢s restrictivo (hasta ahora se entend¨ªan en ¡°un orden dentro del desorden¡±). Y los puestos de subasta, la esencia del mercado, se han reducido de 51 a 40.
Geanestier y Lain¨¦ son una pareja de turistas de Montpellier. No es la primera vez que visitan la capital catalana. Tampoco la primera que pasean por los Encants Vells. ¡°Nos gusta mucho el ambiente¡±, afirman ambos. No sab¨ªan que era el ¨²ltimo d¨ªa del mercado. ¡°?Por eso hay tanta gente hoy?¡±, preguntan. Tanta gente y tantas c¨¢maras. Muchos aprovechan para inmortalizar la esencia del m¨ªtico mercado. Entre ellos, Paula, italiana de 51 a?os, y Miguel ?ngel (51), madrile?o de visita. Ella reconoce que echar¨¢ mucho de menos los Encants Vells ¡ª ¡°el otro sitio es horroroso, opina¡± ¡ª.
Entre los 70.000 visitantes que recibe de media semanalmente el mercado (abre lunes, mi¨¦rcoles, viernes y s¨¢bado), algunos habituales vienen de lejos. Quint¨ª se jubil¨® hace tres a?os. Viene desde Sant Vicen? dels Horts (Baix Llobregat) una vez o dos a la semana para pasearse. ¡°Vengo porque me gusta. Aunque no deber¨ªa venir, porque compro¡±, r¨ªe.
Los precios asequibles permiten que compre todo tipo de p¨²blico. Carme (58), explica que lo que m¨¢s le gusta del lugar es ver lo que puede cundir el dinero. ¡°Los responsables de los centros de acogida pueden equipar a los ni?os con poco dinero¡±, explica.
A pesar de ser un mercado de ocasiones, todos los comerciantes coinciden en que han ca¨ªdo mucho las ventas (algunos hablan de un 60% menos). ¡°Es un mercado barato pero la gente lo quiere m¨¢s barato¡±, explica Ana Mar¨ªa (49), que tiene una tienda de decoraci¨®n. ¡°La gente viene igual pero gasta menos. Ahora se lo piensan m¨¢s¡±, explica Pilar (40), que vende muebles.
A las cuatro y media empiezan a sonar los silbatos. Es hora de recoger y cerrar la parada para siempre, al menos en esa ubicaci¨®n. Un joven y una mujer lloran a las puertas del mercado, viendo c¨®mo se llevan el g¨¦nero sus compa?eros en carretillas y furgonetas. Un par de chicos se acercan a darles ¨¢nimos y se despiden alegremente: ¡°?Nos vemos el mi¨¦rcoles!¡±. Ser¨¢ en otras instalaciones. El lunes no habr¨¢ mercado.
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