Un rock en honor a la solidaridad
Miguel R¨ªos ofrece una actuaci¨®n espcieal en un festival ben¨¦fico en M¨®stoles
Miguel R¨ªos no le recomienda a nadie jubilarse. ¡°En especial con las cosas que hace el Gobierno¡±, a?ade ir¨®nicamente. Entra al escenario con el aplomo y la seguridad de alguien que lo hace todos los d¨ªas. No parece que hace unos tres a?os anunciara que se retiraba del mundillo para dedicarse, entre otras cosas, a escribir sus memorias. En ese entonces dijo que quer¨ªa vivir sin el uniforme de rockanrolero, pero tambi¨¦n dej¨® claro que siempre cantar¨ªa en favor de aquellos que no tienen voz. Y esa firme convicci¨®n lo ha hecho pisar de nuevo un escenario.
Simple, sencillo, y con su caracter¨ªstico buen humor, R¨ªos lleg¨® al Teatro del Bosque en M¨®stoles, ataviado con camisa y pantal¨®n negro, para ofrecer una actuaci¨®n especial dentro de un festival ben¨¦fico a favor del Comedor San Simon de Rojas, cuyo fundador cumpli¨® ayer 25 a?os de haber sido canonizado.
Entre casi una decena de actuaciones, el objetivo era rendir homenaje a los voluntarios que ayudan cada d¨ªa a repartir unos 700 desayunos diarios.
Percusiones, bailes peruanos, coros, guitarristas, casta?uelas, estudiantes de escuelas de danza y un coro precedieron a R¨ªos, que lleg¨® al ¨²ltimo para cerrar ese variopinto festival.
El roquero Jorge Sal¨¢n se solt¨® la melena antes y, despu¨¦s de rockear algunos temas, fue el encargado de presentar a su querido amigo y maestro: ¡°?Ahora vamos a dar un grito para que este teatro se caiga abajo!¡±, exclam¨® Sal¨¢n. Y casi sucedi¨®. Los aplausos m¨¢s fuertes fueron para el veterano granadino del rock.
¡°?Bienvenidos, M¨®stoles!¡±. R¨ªos pis¨® en¨¦rgico el suelo del escenario, lanz¨® un grito y comenz¨® a cantar uno de sus temas m¨¢s conocidos, Bienvenidos. Poco a poco las 650 butacas del teatro cobraron vida. El p¨²blico, en su mayor¨ªa de unos 50 a?os, se levant¨® de un salto y no dud¨® en corear y bailar todas las letras.
Hubo de todo, j¨®venes, mujeres, hombres y algunos ni?os que no perdieron la oportunidad de divertirse un rato junto a sus padres y canturrear alguna que otra palabra conocida de las canciones.
El concierto, que dur¨® unas tres horas, tuvo una pausa para reconocer la labor de los voluntarios, a los que se les entregaron unos diplomas y quienes recibieron unas palabras de agradecimiento por parte del alcalde de M¨®stoles, Daniel Ortiz; de la presidenta del Comedor, Mar¨ªa Teresa Rodr¨ªguez; y del consejero de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, Jes¨²s Fermosel.
¡°?Ahora quiero que cant¨¦is todos, nada de quedarse callados!¡±, dijo R¨ªos para presentar su segunda canci¨®n. Una mujer tom¨® en brazos a su hijo peque?o, de unos cinco a?os. La madre trataba de ense?arle la letra de una de sus canciones preferidas: ¡°?Dame una cita vamos al parque, entra en mi vida, sin anunciarte!¡±. Unas butacas m¨¢s adelante, otro peque?o golpeaba los asientos jugando a que era el bater¨ªa.
Las alusiones a la solidaridad fueron constantes en la actuaci¨®n de R¨ªos. ¡°?Hemos venido a la llamada de la solidaridad. Y aunque no estoy en contra de la caridad, de lo que soy m¨¢s fan es de la justicia, y lo que estamos haciendo aqu¨ª es una labor que alguien tuvo que hace antes para no caer en la situaci¨®n en la que estamos ahora¡±, exclam¨® indignado.
Luego, un par de canciones m¨¢s para decir adi¨®s. A la gente, por su parte, no le gust¨® del todo la idea de despedirse tan temprano. As¨ª que el roquero regres¨® y cant¨® ¡°a guitarra y voz¡± una nueva canci¨®n que dijo haber compuesto hace poco y que lleva el mismo nombre que su libro de memorias: ¡°Cosas que siempre quise contarte¡±.
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