El lado ¡®oscuro¡¯ de la ciencia
Museos y centros dedicados al conocimiento cient¨ªfico estar¨¢n abiertos todo el viernes
Cuesta levantar, incluso a dos manos, este martillo neum¨¢tico oxidado. Los mineros a veces lo sostienen con una sola, nos dicen, tal vez de ah¨ª la bravura que se les supone. El ambiente bajo tierra es h¨²medo, denso, y hace algo de fr¨ªo; entre la luz tenue, las carretillas, los ra¨ªles y los troncos para entibar, caen goteras que forman en el suelo charcos y barro. Dura ocupaci¨®n la de la miner¨ªa, que va desapareciendo. S¨ª, estamos en una mina, pero en pleno barrio de Chamber¨ª. Una recreaci¨®n de una explotaci¨®n de carb¨®n excavada con todo lujo de detalles bajo la Escuela de Minas de la Universidad Polit¨¦cnica, que podr¨¢ ser visitada hoy durante La Noche de los Investigadores, que organiza la Fundaci¨®n madri+d.
Esta iniciativa trata de acercar la figura de los cient¨ªficos al p¨²blico general, alej¨¢ndose de los t¨®picos. En 2011 hab¨ªa en la Comunidad de Madrid 30.442 investigadores, lo que supone un 23,40% sobre el total nacional. La producci¨®n cient¨ªfica madrile?a representa un 34,38% de la espa?ola y un 1,09% de la mundial. Y aunque los investigadores son valorados por el ciudadano, sus actividades muchas veces permanecen ajenas al hombre de la calle, encerradas en sus rec¨®nditos laboratorios, aunque luego la sociedad se beneficie de sus resultados.
Seg¨²n un estudio publicado en 2012 por la fundaci¨®n BBVA, Espa?a ocupa el ¨²ltimo lugar en conocimiento cient¨ªfico en un grupo formado por diez destacados pa¨ªses europeos y Estados Unidos. Los continuos recortes a la actividad cient¨ªfica, en la que algunos ven un modelo de crecimiento imprescindible, tampoco ayudan. Esta misma semana cien directores de centros del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) alertaron del deterioro y posible colapso de la ciencia espa?ola, con consecuencias desastrosas para el futuro.
¡°La percepci¨®n est¨¢ cambiando, pero suele pensarse que somos gente que vamos con bata blanca y gafas de culo de vaso hablando de cosas incomprensibles. Y que solo vivimos para la ciencia¡±, explica Ana Rodrigo, paleont¨®loga del Museo Geominero, ¡°pero la gente se va dando cuenta de que la ciencia es necesaria, no puede esperar y forma parte de la vida de todos. Tambi¨¦n de que los investigadores somos gente normal¡±
Desde el cielo y la tierra
Parece sacado de una pel¨ªcula de Indiana Jones, aunque aqu¨ª en vez de arqueolog¨ªa hay paleontolog¨ªa y geolog¨ªa: piedras, gemas, f¨®siles o meteoritos. El Museo Geominero (dentro del Instituto Geol¨®gico y Minero de Espa?a) es un gran desconocido, de aire decadente y decimon¨®nico, en cuyo centro reposan los restos de un gran mastodonte y un enorme cuarzo rosa, que conmemora su inauguraci¨®n en 1926 por Alfonso XIII. Precisamente de los f¨®siles ¡ªque vienen desde la tierra y el pasado¡ª, y los meteoritos ¡ªque vienen desde el cielo¡ª nos hablar¨¢n en su actividad.
Propuestas
? Museo Geominero (R¨ªos Rosas, 23), donde una gran galer¨ªa reproduce el interior de una mina.
? La Sociedad Espa?ola de Bioqu¨ªmica (Vitrubio, 8) organiza un taller para experimentar con olores.
? La Univesidad Carlos III presenta un espect¨¢culo con robots.
Por ejemplo, mostrar¨¢n el ¨²ltimo meteorito hallado en Espa?a, en Retuerta del Bullaque (Ciudad Real). ¡°Unos se?ores lo encontraron y lo ten¨ªan en su garaje: lo usaban para secar jamones¡± explica Rodrigo. ¡°Se trata de un siderito, un meteorito met¨¢lico de 100 kilos con alto contenido en hierro y n¨ªquel¡±. Respecto a los f¨®siles: ¡°Muchas veces la gente no entiende que un f¨®sil es el resto de un organismo que est¨¢ petrificado, y vamos a explicar el proceso con detalle¡±. Mostrar¨¢n hermosos f¨®siles de enormes dientes de tiburones de otras eras geol¨®gicas, de ammonites (algo as¨ª como el abuelo del calamar actual), de hojas, o de los trilobites que campaban a sus anchas en el paleozoico, y de los que se conocen m¨¢s de 4.000 especies.
Luces del cosmos
Aunque no lo veamos, el campo magn¨¦tico terrestre nos protege deteniendo las endiabladas part¨ªculas cargadas que el sol escupe en violentas fulguraciones, y que ser¨ªan fatales para la vida. De la interacci¨®n entre la magnetosfera, los iones y la atm¨®sfera surgen las fantasmag¨®ricas y hermosas cortinas de luz que llamamos auroras polares. En la Universidad de Alcal¨¢ mostrar¨¢n el simulador de auroras Planeterrella, cedido por el Laboratorio de Planetolog¨ªa de Grenoble: ¡°Es como una de esas bolas de cristal que contienen un paisaje sobre el que cae la nieve, solo que nosotros, en vez de meter un paisaje, introducimos dos esferas que simulan al Sol y la Tierra u otro planeta¡±, explica Consuelo Cid, profesora titular de F¨ªsica en la Universidad de Alcal¨¢.
Aplicando una descarga de alta tensi¨®n constante, conseguir¨¢n simular en miniatura el fen¨®meno de las auroras. ¡°Uno de los problemas que encontramos para acercar la investigaci¨®n a la sociedad, que la paga con sus impuestos, es que a los cient¨ªficos se nos valora por nuestras publicaciones cient¨ªficas, y si dedicamos tiempo a divulgar lo perdemos en investigar¡±, contin¨²a Cid. ¡°Deber¨ªa valorarse la divulgaci¨®n en el curr¨ªculo, como, por ejemplo, hace Europa a la hora de asignar financiaci¨®n a proyectos¡±.
Protagonistas
Donatello Castellana es un tipo normal: tiene 33 a?os y le gusta el baloncesto, el v¨ªdeo y la fotograf¨ªa. Y luego resulta que es investigador en el prestigioso Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO), donde se ocupa en asuntos como las c¨¦lulas madre. ¡°No tengo el pelo canoso y alborotado¡±, bromea. ¡°Quien venga al CNIO puede comprobarlo¡±. En la actividad Ven a conocer a los cient¨ªficos, ?convi¨¦rtete en uno!, Castellana y otros 30 compa?eros explicar¨¢n c¨®mo es del d¨ªa a d¨ªa de la ciencia. ¡°Adem¨¢s de charlas y proyecciones, los participantes se pondr¨¢n bata y guantes para pescar el ADN de un tomate y entender de primera mano c¨®mo es esta mol¨¦cula¡±, cuenta. ¡°Adem¨¢s, explicaremos c¨®mo es nuestro trabajo cotidiano, discutiendo, experimentando, analizando o tomando caf¨¦ en el laboratorio¡±. En citas cortas de cinco minutos, cient¨ªficos j¨®venes de diferentes nacionalidades resolver¨¢n todo tipo de dudas.
Robots muy amables
No sabemos si alg¨²n d¨ªa los robots dominar¨¢n el mundo, pero durante El show de la rob¨®tica en la Universidad Carlos III, conoceremos c¨®mo pueden hacernos la vida m¨¢s f¨¢cil algunos prototipos del consorcio RoboCity2030 en temas como accesibilidad, aplicaciones industriales o servicios al ciudadano. ¡°El show es conducido por un actor y participan diferentes robots. Queremos mantener un tono riguroso, pero que al mismo tiempo sea divertido¡±, explica Eduardo Silles, uno de los organizadores. ¡°Habr¨¢ robots como Urbano, Maggie o Sacarino, que pueden servir para hacer de gu¨ªa en hoteles o museos, servir de compa?¨ªa o cuidar enfermos¡±.
C¨®mo huele
Resulta que uno pude ser gustador, no gustador o supergustador, dependiendo de la intensidad con la que uno perciba los sabores. Los participantes en el taller Bioqu¨ªmica con mucho sentido, podr¨¢n saber a qu¨¦ clase pertenecen. Lo organiza la Sociedad Espa?ola de Bioqu¨ªmica y Biolog¨ªa Molecular en el Instituto Cervantes, y en ¨¦l habr¨¢ que reconocer distintos olores o experimentar c¨®mo cambia nuestra percepci¨®n de los sabores cuando la vista y el olfato se bloquean temporalmente. ¡°Cuando te tapas la nariz solo percibes la textura de los alimentos y no tanto su sabor, puedes no distinguir una manzana de una patata¡±, explica Isabel Valero, bioqu¨ªmica y profesora de investigaci¨®n del CSIC. ¡°Cada a?o hacemos estas actividades para acercar la ciencia a la sociedad, y con mucho ¨¦xito. Hay poca cultura cient¨ªfica en Espa?a, y tal vez es culpa nuestra porque muchas veces no sabemos explicarla¡±, dice.
Adem¨¢s de todo esto habr¨¢ observaciones astron¨®micas, encuentros con emprendedores, ciencia deportiva o cotidiana, qu¨ªmica de las explosiones, peligros espaciales, bacterias que producen electricidad, nutrici¨®n y gastronom¨ªa, toxinas que nos ayudan, entre otras muchas cosas sorprendentes e ilustrativas. Para perderle el miedo a la ciencia y a esos friquis por los que tomamos a los investigadores.
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