Paz bajo tierra en San Rafael
Un mausoleo acoger¨¢ los restos de 2.840 republicanos que fueron fusilados en M¨¢laga Los huesos se han hallado tras las excavaciones realizadas en nueve fosas comunes
¡ªAqu¨ª estamos, 14 a?os despu¨¦s de empezar esta batalla¡
¡ªLa lucha ha sido larga, con muchas irritaciones y sinsabores, pero hemos cumplido con ellos al sacarlos de ah¨ª y darles un entierro digno.
Este di¨¢logo lo manten¨ªan el pasado jueves Jos¨¦ Dorado y Francisco Espinosa, dos hombres que han invertido los tres ¨²ltimos lustros de sus vidas en lograr que se hiciera justicia a las 4.471 personas que est¨¢n documentadas que fueron fusiladas y enterradas en fosas comunes del cementerio de San Rafael de M¨¢laga entre febrero de 1937 y 1955.
Y lo hac¨ªan emocionados frente a la pir¨¢mide de ocho metros de alto y 140 metros cuadrados de superficie donde descansar¨¢n los restos hallados en las nueve fosas comunes excavadas durante los ¨²ltimos a?os. En el exterior, de m¨¢rmol blanco, se grabar¨¢n los nombres de las v¨ªctimas de las que se tiene constancia documentada. Un mausoleo que rescata del silencio los nombres de los represaliados por el franquismo y en el que, por fin, tendr¨¢n la digna sepultura que en su d¨ªa se les neg¨®. El monumento ha supuesto una inversi¨®n de 220.000 euros, de los que el Ayuntamiento aport¨® 80.000, la asociaci¨®n otros 100.000, provenientes de una subvenci¨®n del Gobierno central, y la Junta de Andaluc¨ªa los 40.000 restantes.
Dorado, presidente de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica (ARMH), y Espinosa, presidente honorario, iniciaron esta entidad con apenas una decena de convencidos que no estaban dispuestos a dejar esta vida sin reparar el tremendo da?o que el r¨¦gimen franquista caus¨® entre los familiares de los republicanos represaliados, ejecut¨¢ndolos sin miramientos en la tapia del cementerio, enterr¨¢ndolos en fosas comunes y releg¨¢ndolos al olvido.
Una recuperaci¨®n lenta
De la relaci¨®n de 4.471 personas, obtenida tras a?os de investigaci¨®n en archivos civiles, militares y penitenciarios, se han exhumado los cad¨¢veres de 2.840 personas durante los tres a?os que duraron los trabajos, entre 2006 y 2009. De ellas, 1.138 eran hombres, 89 mujeres y 349 ni?os. De los restantes cuerpos recuperados no se conoce el sexo debido al mal estado de los restos, ya que en muchas fosas se cubrieron a las v¨ªctimas con cal viva. ¡°Otros fueron depositados en osarios comunes tras alguna reforma y algunos fueron trasladados al Valle de los Ca¨ªdos¡±, apunta Espinosa.
¡°Han sido a?os duros. Al principio ni se nos ten¨ªa en cuenta. Nadie nos recib¨ªa y nadie quer¨ªa o¨ªr hablar de la idea de recuperar a nuestros muertos de las fosas para darles un entierro digno¡±, explica Dorado. ¡°Nos enteramos de los planes del Ayuntamiento de M¨¢laga de hacer un parque en el cementerio y decidimos montar la asociaci¨®n para que nos escuchasen¡±, a?ade.
Era 2003 y Espinosa y Dorado lograron que el alcalde de M¨¢laga, Francisco de la Torre, del PP, se comprometiera a apoyar su causa. ¡°Empleamos la fuerza de la raz¨®n y el alcalde dijo que nos apoyar¨ªa¡±, apunta Espinosa.
Ese primer encuentro con el alcalde casi coincidi¨® en el tiempo con el anuncio del expresidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, de impulsar en su primera legislatura el desarrollo de una Ley de la Memoria Hist¨®rica, hecho que a la postre facilitar¨ªa los recursos econ¨®micos necesarios para desenterrar a las v¨ªctimas de las fosas de San Rafael, la mayor tumba de la Guerra Civil exhumada hasta el momento.
Lugar de Memoria Hist¨®rica
Cerrado en 1987, el cementerio de San Rafael se convertir¨¢, si la crisis lo permite, en un parque urbano. Un parque que contar¨¢ con una placa que lo distinguir¨¢ como Lugar de Memoria Hist¨®rica junto a la carretera M¨¢laga-Almer¨ªa, por la que huyeron de las tropas franquistas miles de personas en febrero de 1937. Junto al mausoleo ¡ªque esperan sea inaugurado antes de finales de a?o¡ª en el que descansaran los restos de las v¨ªctimas tambi¨¦n se conservar¨¢ parte de la muralla principal del cementerio. En la lista de 28 espacios andaluces relacionados con la Guerra Civil y la represi¨®n franquista que, por el momento, ser¨¢n se?alizados y protegidos como Lugares de Memoria Hist¨®rica tambi¨¦n figuran otros dos enclaves malague?os: la antigua prisi¨®n provincial y la c¨¢rcel de mujeres. ¡°Est¨¢ bien que se se?alen para que las nuevas generaciones recuerden lo ocurrido¡±, resalta Francisco Espinosa, presidente de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica, quien se muestra satisfecho de haber logrado el consenso de todas las fuerzas pol¨ªticas del Ayuntamiento de M¨¢laga para este fin, ahorr¨¢ndose los gestos de desprecio que han tenido que soportar miembros de asociaciones como las de Granada, que vieron como el Ayuntamiento les retiraba hasta cinco veces la placa que colocaban en la tapia del cementerio para recordar a los casi 4.000 fusilados por el franquismo. Desde hace un a?o, ya luce su placa oficial como Lugar de Memoria Hist¨®rica.
Durante los tres a?os de trabajos, realizados por un equipo de arque¨®logos de la Universidad de M¨¢laga, apoyado por voluntarios y miembros de la ARMH, los descubrimientos deparaban sorpresa tras sorpresa. Adem¨¢s del impacto por los m¨¢s de 300 cuerpos de ni?os menores de 10 a?os recuperados, el informe de las exhumaciones revela detalles de gran dureza, como que la mayor¨ªa de los ajusticiamientos fueron con disparos en el pecho. Tambi¨¦n abundan los tiros de gracia con arma corta o individuos golpeados con objetos contundentes. Muchos eran arrojados de tal forma que quedaban en posiciones extremas y sol¨ªan estar atados por las mu?ecas con alambres. Los enterrados en las seis primeras fosas fueron fusilados en la primera mitad de 1937. Los dem¨¢s, a partir de entonces.
¡°Aunque la guerra en M¨¢laga termin¨® en 1937, siguieron fusilando hasta entrada la d¨¦cada de los cincuenta. Esto fue un exterminio seleccionado. Muchos de los que lograron huir de la ciudad fueron despu¨¦s localizados, detenidos y fusilados. Aqu¨ª no hab¨ªan olvidado, les estaban esperando. Aun as¨ª, creemos que la cifra de represaliados podr¨ªa ser m¨¢s elevada, hasta las 16.000 v¨ªctimas, seg¨²n aparece recogido en unas cartas y documentos cruzados en 1944 entre el c¨®nsul norteamericano y el brit¨¢nico¡±, afirma Espinosa, quien no lleg¨® a conocer a su padre, fusilado en San Rafael.
¡°A mi padre lo mataron en San Rafael. Era carpintero y alegaron que era un elemento marxista. Cuando lo fusilaron, mi madre estaba embarazada de m¨ª¡±, recuerda Espinosa. ¡°Mi madre iba a verlo a la c¨¢rcel. Una ma?ana le dijeron que ya no estaba. La gente sab¨ªa que si daban esa contestaci¨®n ten¨ªan que ir al cementerio de San Rafael. Fue con mi abuela. Estuvieron limpiando las caras de algunos hasta que reconoci¨® a mi padre¡±, a?ade Espinosa, que fue uno de los muchos familiares que opt¨® por hacerse la prueba de ADN para ver si, en un futuro, logra identificar a su padre entre los restos exhumados de las fosas del cementerio de San Rafael.
Mejor suerte corri¨® Francisca C¨®rdoba, hija de la ¨²nica v¨ªctima que ha podido ser identificada. Se trata de Vicente C¨®rdoba, un hombre de 1,57 metros de estatura, zapatero de profesi¨®n y que fue fusilado a los 37 a?os. Su identificaci¨®n fue posible gracias al cotejo de su ADN con el de su hija Francisca que, a?o tras a?o junto a su familia, se encarg¨® de renovar la marca que fijaba exactamente el lugar de enterramiento de su padre en el cementerio de San Rafael.
Cuando los arque¨®logos exhumaron la fosa cuatro del cementerio en la que fueron enterrados en 1937 los restos de Vicente C¨®rdoba su hija Francisca estaba all¨ª, a pie de zanja. ¡°Estaba puesto de la¨ªto. Me cog¨ª un huesecito y casi me caigo¡±, recordaba con emoci¨®n a sus 77 a?os.
Un piropo a una ¡°se?ora bien¡± que entr¨® en la zapater¨ªa donde trabajaba le vali¨® a Vicente C¨®rdoba el arresto casi de inmediato, tres juicios y tres condenas a muerte, todas firmadas por el mismo juez. No le llegaron a fusilar. El coraz¨®n le fall¨® antes de que le bajaran del cami¨®n para el pase¨ªllo. El sepulturero, un vecino de la familia, lo reconoci¨® y lo puso aparte por si quer¨ªan recuperar el cuerpo. Hac¨ªa calor y cuando llegaron ya lo hab¨ªan enterrado. ¡°Te lo he puesto aqu¨ª, le dijo aquel hombre a mi t¨ªa¡±, relataba Francisca, quien durante d¨¦cadas deposit¨® flores sobre aquel trozo de tierra.
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