Dos vacas suizas piden asilo en Madrid
Una ternera iba a ser sacrificada Los bovinos fueron tra¨ªdos a un santuario de animales
Clara observa con curiosidad a sus dos nuevas compa?eras. A trav¨¦s de la rejilla de la valla olfatea un poco, asombrada quiz¨¢ de conocer a otro ser como ella. Durante casi a?o y medio ha sido la ¨²nica vaca en este santuario de animales en San Agust¨ªn de Guadalix, donde conviven un centenar de especies de lo m¨¢s variadas: patos, cerdos, cabras, ovejas, gatos¡ Lucille y su ternera Ruby han llegado hace pocas horas. Dos mujeres veganas las han rescatado en Suiza, donde la peque?a iba a ser sacrificada, y finalmente les han conseguido asilo en Madrid.
El periplo de la vaca lechera y su ternera, de apenas dos meses, comienza en la ciudad de Boll, al oeste de Suiza. Dos mujeres se encontraron con el nacimiento de la peque?a, mientras corr¨ªan. El due?o de la granja les cont¨® que iba a separarlas para poder producir leche de la madre. La ternera ser¨ªa sacrificada. Indignadas, compraron a los bovinos por 6.000 francos suizos (unos 4.899 euros) y llamaron a Edith Zellweger, una activista en favor de los animales, para que les encontrara un lugar seguro donde vivir juntas.
¡°Era importante localizar unos cuidadores veganos que no las emplearan como mercanc¨ªa¡±, explica Zellweger. Tras el intento fallido de hallar un hogar en Suiza, se puso en contacto con Hogarprovegan, una fundaci¨®n vegana que tiene un santuario de animales en Madrid, donde todos los ejemplares son rescatados de situaciones de maltrato o abandono. ¡°Mucha gente pide asilo en Suiza, y ahora soy yo la que pide asilo para estas vacas¡±, bromea la activista.
Fueron m¨¢s de 16 horas de viaje en carretera dentro de un transportador climatizado, con paradas cada dos horas y una noche de descanso en Barcelona. Zellweger, una veterinaria y un consultor de la fundaci¨®n acompa?aron a los bovinos todo el camino. ¡°Con la c¨¢mara del veh¨ªculo pod¨ªamos ver que estaban muy cansadas, pero al llegar, Ruby¡ª bautizada en honor de la primera ni?a afroamericana en ir a una escuela¡ª solo daba saltos¡±, narra Zellweger.
Dos hect¨¢reas de terreno, unos cuantos ¨¢rboles y cientos de animales rumiando forman la nueva morada de Lucille y Ruby, que ser¨¢ provisional hasta que los cambien a todos a un espacio ¡°m¨¢s amplio y verde¡±. A unos pocos metros se escucha gru?ir a Freedom, uno de los cerdos m¨¢s grandes del lugar. ¡°Est¨¢ un poco nervioso, tal vez por las nuevas inquilinas¡±, dice sonriendo la mujer.
Al igual que Freedom, la cabra F¨¦lix, la vaca Clara y otros tantos animales, Lucille y Ruby se dedicar¨¢n, a partir de ahora, a pastar y llevar una vida tranquila, ¡°sin procrear y lejos del matadero¡±.
Despu¨¦s de un periodo de cuarentena, comenzar¨¢n a convivir con el resto de sus nuevos compa?eros. ¡°Aqu¨ª les daremos una dieta equilibrada, con cuidados m¨¦dicos e incluso apoyo psicol¨®gico¡±, dice Jon Amad, consultor de la fundaci¨®n.
Lucille y Ruby se adaptan poco a poco a su nueva vida. Entran y salen de una casita de madera que les han puesto para dormir. Ahora esperan su extradici¨®n a un santuario m¨¢s grande.
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