Oreja de Fandi?o en Madrid

El p¨²blico de Las Ventas ha mostrado este viernes un claro favoritismo por El Cid y por Iv¨¢n Fandi?o -que cort¨® la ¨²nica oreja de la tarde- en la segunda corrida de la Feria de Oto?o, durante la que se lidi¨® uno de los toros del a?o en Madrid.

En un uso muy com¨²n en estos tiempos de mercadotecnia, los p¨²blicos de toros suelen acudir a las plazas muy condicionados por la "imagen de marca" de los toreros. Y los hay que, al paso de los a?os y por m¨¦ritos adquiridos en el ruedo, gozan de una buena fama previa que les allana el camino del triunfo.

Algo as¨ª sucedi¨® hoy con El Cid e Iv¨¢n Fandi?o en la segunda corrida de la feria de Oto?o, en la que el p¨²blico madrile?o contempl¨® con m¨¢s atenci¨®n y les jale¨® y premi¨® con generosidad unas faenas que, en otro momento o de la mano de otros espadas, no habr¨ªan tenido tanta repercusi¨®n.

El momento m¨¢s elocuente fue la lidia completa de El Cid al cuarto de la tarde, un toro que ya fue aplaudido de salida por su aparatosa cornamenta. Pero, arrancada tras arrancada, el de Victoriano del R¨ªo mostr¨® que solo sab¨ªa usar su armamento para embestir con una clase excepcional.

Fue este Verbenero un toro alegre y pronto a los cites y que se emple¨® con profundidad y ritmo en cada embestida ya desde el saludo de capa de El Cid, quien ya le hizo un templado quite por delantales despu¨¦s del tercio de varas, donde el animal apenas se emple¨®.

Replic¨® seguidamente Fandi?o con unas gaoneras tropezadas y a¨²n le contest¨® el sevillano con unas ver¨®nicas desajustadas, en lo que fue un mediano amago de competencia en quites que se jale¨®, en cambio, como si fuera una cumbre del toreo.

Ya con todo a favor, tanto el gran toro de Del R¨ªo como el p¨²blico que tantas veces le vio triunfar aqu¨ª, El Cid se dispuso a torear de muleta prescindiendo de unas probaturas innecesarias a tenor de la calidad del enemigo.

La faena se apoy¨® en la mano izquierda, con un inicio ligero, de muleta volandera y poco mando, y una parte central de series muy cortas en cantidad y de escaso temple, pero con el torero relajado y confiado ante ese Verbenero que puso casi toda la profundidad y la emoci¨®n.

Por una u otra causa, el p¨²blico se puso en pie en varias ocasiones, queriendo ver tal vez a El Cid de otros tiempos, pero que hoy se fue a por la espada de matar cuando el toro a¨²n ten¨ªa dentro otra media faena de gran nivel.

El caso es que dos pinchazos y una estocada ca¨ªda le restaron al de Salteras los trofeos que muchos estaban ansiando concederle. Y se tuvo que conformar, una vez m¨¢s, con una vuelta al ruedo que el presidente le neg¨® al gran toro que hab¨ªa provocado la catarsis.

El Cid no hab¨ªa pasado antes de aseado con un segundo de poco fondo y muy similar al quinto, que se qued¨® corto en la muleta de Iv¨¢n Fandi?o, al que se agradeci¨® con una ovaci¨®n su "gesto" de anunciarse dos tardes esta feria.

Al torero de Ordu?a ya le hab¨ªa correspondido otro de los toros destacados, un tercero que tambi¨¦n tuvo nobleza y duraci¨®n. Acert¨® Fandi?o a darle tiempo y distancia desde que abri¨® faena por estatuarios en los medios y aprovech¨® sus primeras inercias, para despu¨¦s tirar de ¨¦l con aguante y cierta rigidez en un trasteo de altibajos.

Y, tras una estocada cobrada por derecho, se le concedi¨® una oreja de poco peso pero solicitada con la misma euforia con que se vio su faena.

En cambio, el colombiano Sebasti¨¢n Ritter tom¨® la alternativa entre la indiferencia de un p¨²blico que, sin fama previa, l¨®gicamente a¨²n no le ha puesto sello.

El joven espada de Medell¨ªn se enfrent¨® al lote m¨¢s complicado y cornal¨®n de la corrida. Y si apenas se pudo lucir con el aplomado sexto, se pas¨® por los muslos una y otra vez, muy despacio y con un apurado ajuste, los serios pitones del toro del doctorado, que embest¨ªa descoordinado y sin apenas recorrido.

Tras brindar al cielo en recuerdo del que fuera su apoderado Antonio Corbacho, Ritter se plant¨® en la arena con un firme valor, sin importarle siquiera las molestias del viento. Pero a este torero sin "promoci¨®n" el p¨²blico de Madrid apenas le premi¨® con unas r¨¢canas palmas.