Nuestras ¨¦lites extractivas
Madrid no est¨¢ sola. En Catalu?a tambi¨¦n contamos con entusiastas de la pol¨ªtica del despilfarro
A menudo desde el soberanismo se critica muy razonable y razonadamente el comportamiento de las denominadas ¨¦lites extractivas espa?olas, las que se han beneficiado de la pol¨ªtica de grandes infraestructuras. El despilfarro lleva al presunto cobro de comisiones por parte de partidos, a la simbiosis entre el capitalismo que vive del Bolet¨ªn Oficial del Estado y los pol¨ªticos que controlan sus p¨¢ginas, lo que ha impulsado a Espa?a a enladrillar por encima de sus posibilidades en pos de la aparente modernidad. Mientras viajamos hacia el futuro a m¨¢s de 300 kil¨®metros por hora en alta velocidad, el pa¨ªs real retrocede en 2013 al blanco y negro y a la camiseta imperio: las remesas enviadas por los emigrantes espa?oles superan a las que los inmigrantes remiten a sus pa¨ªses de origen, tal como ha publicado este diario esta semana.
Tambi¨¦n en Catalu?a contamos con entusiastas practicantes de la pol¨ªtica del despilfarro y engorde r¨¢pido. As¨ª, en los juzgados se halla el caso ITV. Al parecer, miembros destacados de CDC, Oriol Pujol entre ellos, y un grupo de empresarios intentaron acabar con el primer concurso p¨²blico de estaciones de la Inspecci¨®n T¨¦cnica de Veh¨ªculos y lograr que se convocara otro hecho a medida. Y por decisi¨®n del Tribunal Supremo, incluso un juez ¡ªJoaqu¨ªn Jos¨¦ Ortiz Blasco¡ª se va a sentar en el banquillo, acusado de negociaciones prohibidas a funcionarios. Ortiz Blasco presidi¨® la Secci¨®n Quinta de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a hasta en cinco recursos sobre el sector de las ITV. Las ¨¦lites catalanas ¡ªcomo tantas otras¡ª han erigido su particular palco con trazos culturalmente distintos a los de Madrid. ?Para qu¨¦ hacer negocios en un fr¨ªo estadio deportivo, contando con un incomparable marco modernista?
Poco antes de dejar el poder en 2003, CiU puso dos grandes infraestructuras en marcha: la Ciudad de la Justicia de Barcelona y la L¨ªnea 9 del metro. La primera se finaliz¨®, la segunda ¡ªun mustio bucle subterr¨¢neo¡ª va para largo con la crisis. Seg¨²n reconocimiento que honra al consejero Santi Vila, fue un proyecto ¡°mal orientado y mal planeado¡±. 43 kil¨®metros y 46 estaciones deb¨ªan componer este viacrucis metropolitano que ya tiene un sobrecoste de m¨¢s de 10.000 millones de euros. Once a?os despu¨¦s de la primera foto inaugural, los escasos nueve kil¨®metros que separan el aeropuerto de El Prat de la Zona Franca contin¨²an incomunicados por metro y las venas de la L-9 abiertas y desangr¨¢ndose por una ciudad que lucha contra la crisis. Probablemente, Barcelona no precisaba una l¨ªnea de tal extensi¨®n. Hubiera bastado con prolongar alguna de las ya existentes.
Al estallar el caso Palau, se comenz¨® a hablar de presuntos pagos de comisiones a CDC procedentes de Ferrovial a trav¨¦s del coliseo modernista, con los patricios Millet y Montull en el papel de crupieres-comisionistas. La Agencia Tributaria plasm¨® en su informe judicial estas sospechas, luego confirmadas por el fiscal y el propio juez, quien sostiene en su ¨²ltimo auto que Converg¨¨ncia podr¨ªa haberse lucrado con 5,1 millones de euros a trav¨¦s de comisiones que estar¨ªan estrechamente vinculadas a pagos de comisiones por la Ciudad de la Justicia y la L¨ªnea 9 de metro.
Todas esas conclusiones de la Agencia Tributaria, el fiscal y el juez han sido desestimadas por el Palau de la M¨²sica. Los abogados de la instituci¨®n han considerado en decisi¨®n tomada el pasado 25 de septiembre que no est¨¢ ¡°suficientemente probado¡± el pago de comisiones y han decidido no acusar a Converg¨¨ncia por el expolio del Palau de la M¨²sica. Como el pago de comisiones constituye un delito contra la Administraci¨®n p¨²blica, la direcci¨®n del Palau considera que no afecta a la instituci¨®n, aunque parte de este dinero fuera destinado a su patrocinio.
Esa es la cuarta vez en que la c¨²pula del coliseo modernista se resiste a apuntar judicialmente contra Converg¨¨ncia. En una de las ocasiones lo justific¨® arguyendo la proximidad de la campa?a electoral. Bien hecho. No est¨¢ de m¨¢s que en estas ¨¦pocas de burdo materialismo alguien eche una mano al pr¨®jimo para que triunfe el fair play pol¨ªtico. Los miembros de las ¨¦lites, ya sea en el Bernab¨¦u o en el Palau, no tienen por qu¨¦ morderse entre ellos.
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