¡°Si nos ponen multas por pedir nos est¨¢n condenando a robar¡±
La nueva ordenanza municipal pretende sancionar a mendigos con hasta 750 euros
La reacci¨®n de los futuros multables va de la incredulidad a la indignaci¨®n. La nueva ordenanza que prepara el Ayuntamiento de Madrid pretende imponer multas de hasta 750 euros a personas que, como Constantino, mendigan en los sem¨¢foros. Tiene 44 a?os, tres hijos (una de 15 meses) y lleva lustros en la esquina de Francisco Silvela con Mar¨ªa de Molina con una tabla de madera colgada del cuello en la que los automovilistas depositan alguna moneda.
Porque Constantino perdi¨® ambos brazos desde el hombro en un accidente en una torre de alta tensi¨®n cuando se buscaba la vida con la chatarra. ¡°De eso hace muchos a?os¡±, dice. Averg¨¹enza o¨ªr que percibe una pensi¨®n no contributiva de solo 450 euros. ¡°Vivo en un piso del Ivima¡±, a?ade como queriendo tranquilizar. ¡°Me da igual que me multen, qu¨¦ voy a hacer¡±, exclama con tristeza. ¡°Necesito este dinero para vivir¡±.
A pocos metros, Jos¨¦ entretiene con sus n¨²meros de payaso a los conductores durante el tiempo que dura el sem¨¢foro en rojo de la N-II. ¡°?Pero c¨®mo van a multar a esos pobres rumanos o ese hombre sin brazos?¡±, se pregunta este actor en paro de 53 a?os. ¡°A nadie le gusta esto. ¡°Es muy cansado y se traga mucho humo¡±, explica. Los ingresos var¨ªan mucho. ¡°El otro d¨ªa me tir¨¦ 12 horas y me saqu¨¦ 200 euros. Pero luego tuve que estar dos d¨ªas descansando porque qued¨¦ reventado¡±.
Hace unos d¨ªas alguien le denunci¨® por interrumpir el tr¨¢fico. ¡°?Ya hay que ser facha!¡±, se r¨ªe. La polic¨ªa municipal le dijo que era una falta y le tom¨® los datos pero no le pusieron multa.
¡°?Pero c¨®mo van a multar a esos pobres rumanos o a ese hombre sin brazos?¡±
Los pobres rumanos que se?ala Jos¨¦ son una mujer y dos hombres que se reparten los cruces de Pr¨ªncipe de Vergara. Mariana apenas entiende espa?ol y medio en italiano se limita a decir que 750 euros ¡°es mucho¡± dinero.
Su compatriota Ahmed, de 30 a?os y dos hijos, descansa sentado en el bordillo de la mediana desafiando el frenazo de los coches al llegar al sem¨¢foro. Su mediano dominio del espa?ol no le da para entender que se pueda multar a lquienes, como ¨¦l, limpian parabrisas por unas monedas. ¡°?Por qu¨¦? Yo no hago fuerza a nadie¡±, pregunta una y otra vez.
A Felipe tambi¨¦n le cuesta creer los planes de la alcaldesa Ana Botella. ¡°?As¨ª que al final es cierto?¡±, dice mientras abre los ojos como platos. Tiene 34 a?os y la ¡°gran suerte¡± de no tener hijos, aunque su pareja s¨ª tiene uno. Se qued¨® sin trabajo hace tres a?os y desde entonces se busca la vida con malabarismos. ¡°Me parece rid¨ªculo. Lo que van a conseguir es crear m¨¢s delincuencia. Nos ganamos la vida honradamente, el que quiere nos da y el que no, no. Si nos ponen multas, nos condenan a robar o a vender droga¡±, razona. A Constantino, el hombre al que le faltan los brazos, ni siquiera le queda ese recurso.
John (nombre figurado) opina lo mismo que Felipe. No quiere decir su edad y tras mucha insistencia confiesa en ingl¨¦s que vino de Ghana hace cuatro a?os. ¡°Yo no pido, vendo el peri¨®dico, y no fuerzo a nadie¡±, asegura apostado en la puerta de un supermercado en la calle del General Pardi?as. Lleva un ejemplar amarillento de La Farola en un sobre de pl¨¢stico. ¡°En este pa¨ªs, con tanta gente sin trabajo, ?qu¨¦ quieren que hagamos, que vendamos coca y vayamos a la c¨¢rcel?¡±. El hombre ha estudiado (es ingeniero) y le da un enorme pudor la entrevista. ¡°Sentimos mucha verg¨¹enza por hacer esto¡±.
¡°No hay trabajo. Estoy harto de buscar y lo ¨²nico que te ofrecen son curros de 10 horas y 800 euros¡±, afirma Felipe. Asegura que trabaja unas seis horas diarias y que si se da bien saca unos 10 o 12 euros a la hora. Si se da mal, tres o cuatro. Unas veces en la zona de Las Ventas, en Gregorio Mara?¨®n, en Atocha o en Pir¨¢mides. ¡°M¨¢s que en casa ya gano¡±, ironiza.
Si la cosa se pone fea ¡°me vuelvo a Asturias¡±, dice. All¨ª vivi¨® una temporada y guarda buen recuerdo. ¡°La polic¨ªa a veces nos daba algo. Un d¨ªa uno me dijo ¡®hay que dar ejemplo¡±. Aqu¨ª en Madrid tambi¨¦n tiene buenas palabras para los agentes. ¡°Multar¨¢n porque den ¨®rdenes de arriba. Con nosotros se portan bien¡±, reconoce, si bien a?ade que trata de no lanzar sus mazas al aire cuando hay una patrulla a la vista. ¡°M¨¢s bien deber¨ªan dedicarse a vigilar a los que se saltan los sem¨¢foros. En una ma?ana ves a 20 o 30¡±.
Pero los mayores piropos de Feipe se los llevan sus ¡°clientes¡±, precisamente por las bonitas palabras que le dedican. ¡°Un conductor que iba con su hija me dijo ¡®gracias por alegrarnos las ma?anas¡¯. No me dio nada pero mira... los pelos como escarpias¡±.
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